Leticia Núñez (ALN).- El mandatario de Colombia, quien cederá el mando el próximo 7 de agosto, asegura que no tratará de conservar el poder “porque cada uno tiene su turno”. Y el suyo, tras ocho años de mandato, se acaba. “El próximo presidente puede estar tranquilo de que por lo menos de mi parte no habrá interferencias”, dijo en Madrid.
Ostentar un cargo mucho tiempo o con una gran responsabilidad puede llevar a una dependencia excesiva. No en el caso del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos. O, al menos, es lo que manifiesta el propio Santos. Dice que siempre estará disponible para “servir a la patria”, aunque con matices. Asegura que el ansia de poder no va con él y, por eso, cuando el próximo 7 de agosto entregue la vara de mando, no tratará “de mantener un pedacito de poder porque cada uno tiene su turno”.
Y el suyo se acaba. Lleva en la Presidencia de Colombia desde agosto de 2010. Dentro de dos semanas, el país celebrará elecciones. De cara al nuevo escenario, Santos ha prometido que no se dedicará a “defender el legado ni a molestar al sucesor”. Así se expresó en un acto celebrado este lunes en Madrid, en el marco de la gira europea que la semana pasada le llevó a Alemania y Hungría.
Es un viaje de despedida. Asegura que saldrá definitivamente de la esfera pública. “Los presidentes que dejan el poder lo que no deben hacer es tratar de mantener el poder. El próximo presidente puede estar tranquilo de que por lo menos de mi parte no va a haber interferencias”, insistió.
El pasado febrero, en un evento en la Universidad del Rosario, Santos cuestionó a los expresidentes que “se encaraman en tarimas” para conservar el poder. El mandatario afirmó que los presidentes son “depositarios temporales de un poder que no nos pertenece. Un poder que es del pueblo colombiano”.
“Los presidentes que dejan el poder lo que no deben hacer es tratar de mantener el poder”
Se desliga así de aplicar la receta que él ha recibido de su antecesor, Álvaro Uribe. La guerra política entre ambos superó cualquier vaticinio. Incluso incluyó una disputa territorial que trajo como consecuencia usurpación de funciones públicas, tensión futbolística, alteración del mapa del territorio nacional y hasta la amenaza de una huelga de diputados (Ver más: El conflicto entre Santos y Uribe en Colombia ya es macondiano).
Santos tiene claro que tras el verano se dedicará a “consentir” a la nieta que viene en camino. Su primera nieta. También que dedicará tiempo a todo lo que no ha podido a lo largo de estos ocho años.
Por ahora, los sondeos sitúan como favorito al candidato del Centro Democrático, Iván Duque, quien llega con el apoyo del expresidente Álvaro Uribe. El último sondeo, publicado la semana pasada y elaborado por el Centro Nacional de Consultoría, otorgó 38% en intención de voto a Duque frente a 29% del populista Gustavo Petro (Ver más: Qué dirán los votos en dos democracias y en la dictadura de Nicolás Maduro).
Construir sobre lo construido
Eso sí, Santos se va pero espera que llegue quien llegue a la Casa de Nariño no arrase con todo lo que viene de atrás. “Construimos sobre lo que recibimos del presidente Uribe, que consiguió avances importantes”, señaló. De ahí la defensa del construir sobre lo construido que hizo el mandatario.
Entonces, ¿sobre qué debería construir el sucesor de Santos? Él tiene claro que deja una Colombia mejor de la que recibió, “un país en paz, más equitativo y mejor educado” (Leer más: Santos considera que deja una Colombia mejor de la que recibió).
Lo primero será continuar con los acuerdos de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Así lo establece la Corte Constitucional y así lo recordó Santos este lunes. “En un fallo histórico dictaminó que ningún gobierno en los próximos tres periodos podrá emitir ningún decreto que vaya en contra de los acuerdos firmados. Los acuerdos son irreversibles. No importa quién llegue al poder. Tendrá que continuarlos”.
Asimismo, el presidente defendió que en su mandato (agosto 2010-agosto 2018) se ha reducido a la mitad la pobreza extrema y aseguró que si esta tendencia continúa al ritmo actual “la pobreza extrema en Colombia desaparecerá en el año 2025”. Según los datos oficiales, la pobreza disminuyó de 15,6% en la década del 2000 a 9,2% en los últimos cinco años, lo que permitió que 2,3 millones de colombianos pudieran superar esta condición.
Finalmente, destacó su labor en materia de sanidad. Afirmó que la han convertido “en un derecho fundamental”. Según explicó, “ahora hay cobertura universal con un sistema de tratamiento generoso, que es uno de los más avanzados en la región. Antes a un enfermo le mandaban de un hospital a otro. El carrusel de la muerte lo llamaban”.