Pedro Benítez (ALN).- La opinión internacional que más pesa sobre la resolución de la crisis venezolana es la del presidente colombiano Juan Manuel Santos. Para Colombia es más que un asunto de derechos humanos y de ejercicio trasparente de la democracia. Santos está fijando el objetivo de la comunidad internacional con Venezuela: elecciones generales, libres, justas y transparentes.
No es la de Donald Trump, Emmanuel Macron o Vladimir Putin, la opinión que más pesa en la comunidad internacional sobre la crisis de Venezuela. Es la del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos.
Cuando el presidente de Estados Unidos dio aquella declaración donde afirmaba que sobre el caso venezolano su Administración no descartaba ninguna opción, incluyendo la militar, el primer jefe de Estado en contestarle directamente fue el presidente Santos en su cuenta de Twitter:
Seguiremos buscando una transición pacífica en Venezuela. Reiteramos a @realDonaldTrump que A. Latina no apoyará una intervención militar.
— Juan Manuel Santos (@JuanManSantos) 19 de septiembre de 2017
A partir de ese momento el tema fue literalmente sepultado. Ningún mandatario latinoamericano, por más crítico que sea del gobierno del presidente Nicolás Maduro, es partidario de que se repita otra invasión norteamericana en cualquier país de la región para imponer el orden. Es un asunto que (como los golpes militares) se considera como parte definitiva del pasado. O al menos ese es el deseo.
Pero más allá de esto, la actitud de la Administración Trump ante esa posición del presidente Santos revela que para la comunidad democrática internacional todos los caminos a Caracas pasan primero por Bogotá.
En la visita que en agosto pasado realizara el vicepresidente estadounidense Mike Pence a Latinoamérica, el primer país en visitar fue Colombia y el primer tema de la agenda fue Venezuela. Santos le reiteró su oposición a una intervención militar pero respaldó las sanciones económicas contra los jerarcas chavistas. Esta es una actitud significativa tomando en cuenta el acuerdo militar entre los dos países desde 2009.
Por otra parte, existe un acuerdo tácito entre los gobiernos de América Latina según el cual nadie tomará una iniciativa sobre el asunto venezolano sin consultar al Gobierno de Colombia.
Esto es por una razón evidente: el país más afectado por lo que ocurre en Venezuela es Colombia. O como lo indicó Santos en otro tuit:
Colombia es el país más interesado en que a Venezuela le vaya bien. Trabajaremos con EE.UU. y países de la región para que así sea.
— Juan Manuel Santos (@JuanManSantos) 19 de septiembre de 2017
En Colombia hay una creciente alarma por la situación venezolana. Un trabajo de la revista Semana titulado El espejo de Venezuela señala: “La crisis humanitaria del país vecino se ha convertido en el tema de conversación que preocupa a todo el mundo en Colombia, desde la treintena de precandidatos presidenciales hasta los ciudadanos del común”.
Y con toda razón. A los dos países los unen 2.219 kilómetros de frontera terrestre con varias ciudades mediamente pobladas. Durante algunos años Venezuela fue el segundo mercado de las exportaciones colombianas, así que el hundimiento dramático de su economía inevitablemente le afecta. Eso por no mencionar la creciente migración de venezolanos hacia el otro lado de la línea fronteriza, un proceso inédito en Colombia.
En el resto de los gobiernos latinoamericanos hay plena conciencia de esto. Ayudar a Venezuela es ayudar a Colombia.
Por lo tanto, lo que se diga desde la Presidencia de ese país es clave. En ese sentido, Juan Manuel Santos marcó lo que será el objetivo de los gobiernos democráticos interesados en influir en la resolución de la crisis venezolana con otro tuit:
Ante no reconocimiento de resultados electorales en Venezuela la solución es: elecciones generales, veedores extranjeros y CNE independiente
— Juan Manuel Santos (@JuanManSantos) 17 de octubre de 2017
A partir de ese momento ha venido una seguidilla de declaraciones de otros gobiernos que no reconocen los resultados de las recientes elecciones regionales en Venezuela. Y lo que vendrá a continuación será respaldar el objetivo planteado por Santos: elecciones generales, libres, justas y transparentes.
No que las partes dentro de Venezuela (Gobierno y oposición) se sienten otra vez a tratar de resolver sus diferencias dialogando, aunque no se descarte que sea precisamente el Gobierno de Colombia el que impulse de nuevo esta vía como mecanismo, pero ya no como un fin en sí mismo, sino como el medio para conseguir un resultado concreto.
Ese resultado concreto lo ha fijado el presidente Santos. No es casualidad que el influyente diplomático estadounidense Thomas Shannon haya declarado que “La paciencia de la región con Venezuela tiene un límite”. Shannon ha sido partidario de agotar todos los esfuerzos de diálogo con el Gobierno venezolano. La gran pregunta es cómo conseguirán ese objetivo.