Daniel Gómez (ALN).- El presidente de honor del diario El País, Juan Luis Cebrián, vuelve a cargar contra José Luis Rodríguez Zapatero. En esta ocasión, a propósito del apoyo del exmandatario español a las elecciones parlamentarias del próximo 6 de diciembre en Venezuela. “Le asisten para ello buenas razones”, sugirió Cebrián sin especificar cuáles son esas razones. Eso sí, tampoco es difícil de adivinar.
El próximo domingo habrá elecciones en Venezuela. Ganará el chavismo, básicamente porque no tiene rival. La oposición que representa el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, apuesta por la abstención, mientras que el resto de alternativas, o no tienen una amplia masa de votantes, o han sido colocadas por el gobierno de Nicolás Maduro para dar la sensación de que la oposición participará.
Por estos detalles -así como por la falta de libertad de prensa, por los cientos de presos políticos en las cárceles, y por la designación del Consejo Nacional Electoral por parte del Tribunal Supremo, controlado por el chavismo, y no del Parlamento- la Unión Europea, Estados Unidos y la Organización de Estados Americanos no reconocerán los comicios.
Quien sí reconoce las parlamentarias es el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero. “Estoy esperanzado con el 6 de diciembre, con una votación importante, que acudan los ciudadanos, estoy esperanzado para que Venezuela inicie una nueva etapa”, dijo en una entrevista con Globovisión la semana pasada.
Ante las críticas de la comunidad internacional, Zapatero defendió la pluralidad de las elecciones afirmando que “por supuesto hay opositores en las elecciones”, aunque también lamentó que hay menos de los que le hubiera gustado.
Las críticas de Cebrián
El caso es que estas palabras sentaron mal al presidente de honor El País, Juan Luis Cebrián. En una columna para este mismo diario publicada este domingo y titulada Farsa electoral en Venezuela, se lanzó a desmontar las tesis del exmandatario.
El periodista afirmó que Zapatero está ante un “inútil intento de blanquear a la dictadura”. Para ello cita el informe de Naciones Unidas que dice que el gobierno de Maduro emplea una estrategia para “neutralizar” a la oposición. Alude a la crisis económica, social y humanitaria generada por el chavismo que ha convertido a Venezuela en “un Estado fallido”. Y recuerda que “Maduro mantiene encerrados a más de 300 presos políticos, mientras celebra unas elecciones que, a pesar de todo lo dicho, Zapatero considera democráticas”.
¿Buenas razones?
Pero Cebrián va un paso más allá y sugiere que el interés de Zapatero por Venezuela tiene que ver con sus vínculos con Maduro.
“El expresidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero acaba de declarar a la prensa que las elecciones que tendrán lugar en Venezuela el domingo ‘son muy importantes para mí’. Le asisten para ello buenas razones, toda vez que desde hace años viene comportándose como distinguido correveidile del tirano que gobierna el país”, escribió.
Aunque Cebrián no aportó detalles sobre las “buenas razones” que asisten a Zapatero, no es difícil saber a lo que se refiere. Esto señaló en junio en el diario El País:
“Hay quien piensa que el gobierno es rehén de Venezuela debido a la presencia de Podemos, pero la mayor amenaza que puede esgrimir Caracas es desvelar la naturaleza oculta de las gestiones de Zapatero con Maduro o el origen de los millones de dólares depositados en Suiza por su antiguo embajador”, dijo Cebrián en referencia a Raúl Morodo, exembajador de España en Caracas durante el gobierno de Zapatero, y recientemente acusado por Anticorrupción de blanquear al menos cinco millones de euros de dinero chavista.
La solución de Cebrián
En el artículo Cebrián no sólo critica a Zapatero. También hace un análisis de la situación de Venezuela y concluye que la resolución de los escollos políticos del país “inevitablemente pasa por La Habana”.
Pasa por La Habana, y, por tanto, también por Washington. Para lograr un cambio de posición de Cuba en el tema venezolano, esta necesita alternativas al petróleo chavista, y la única opción viable es que Estados Unidos se abra a la isla. De ahí que Cebrián apunte: “Existen esperanzas de que la Administración de Biden retorne a la senda de acercamiento y reconocimiento de Cuba que Obama impulsó. Este lo hizo bajo la inspiración del papa Francisco, que le explicó las dificultades para restaurar el prestigio norteamericano en el subcontinente si no se resolvía el contencioso cubano”.
Cebrián también aludió a la incógnita Maduro. “Qué hacer con él es uno de los problemas que se plantean los partidarios del diálogo, incluidos los chavistas”. ¿Habrá que llevarle a la Corte Penal Internacional para que rinda cuentas de los crímenes de lesa humanidad por los que es señalado? ¿Habrá que garantizarle un retiro dorado? ¿Habrá que dejarle formar parte de la transición de su país?
Este último interrogante es el único punto al que se cierra Cebrián. “Transiciones pacíficas de una dictadura a una democracia ha habido varias: Chile, Polonia y España son algunos ejemplos. Pero en ninguna de ellas se negoció con el dictador, aunque sí con sus cómplices y herederos”.