Daniel Gómez (ALN).- El fundador y exdirector de El País Juan Luis Cebrián dijo que el liderazgo moral de España con la democracia en Latinoamérica “está siendo hecho pedazos”. Y uno de los motivos, apuntó, son las actuaciones de José Luis Rodríguez Zapatero en Venezuela.
La visita del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero al Palacio de Miraflores se produjo en uno de los momentos más inoportunos que se recuerdan. La posición de España con el régimen de Nicolás Maduro está siendo observada con lupa por la oposición, pero también por la comunidad internacional. Sobre todo, después de lo ocurrido con la vicepresidenta, Delcy Rodríguez, en el aeropuerto de Barajas hace ya un mes. A Delcy Rodríguez se le prohibió entrar a Madrid porque está sancionada por la Unión Europea. A Delcy Rodríguez casi que Zapatero la trató como una heroína en una entrevista que concedió a La Razón. Y a Delcy Rodríguez, así como al régimen, es a quien Zapatero respaldó con su gesto el pasado viernes en el Palacio de Miraflores. Gestos, que como dice ahora el fundador y exdirector de El País, Juan Luis Cebrián, le hacen poco bien al liderazgo moral de España hacia América Latina.
“Se acusa a Podemos de ser el principal culpable de la indolencia de Sánchez frente a los crímenes de lesa humanidad cometidos por el actual régimen bolivariano. Pero el liderazgo moral que la democracia española ejerció durante las últimas décadas en aquellos países está siendo hecho pedazos entre otras cosas por el alineamiento del expresidente socialista Rodríguez Zapatero con los intereses objetivos del Gobierno de Maduro”, escribió Juan Luis Cebrián este domingo en una tribuna para El País.
El periodista considera que el futuro de Latinoamérica a corto plazo se juega en Venezuela. “En una Venezuela arruinada por la corrupción y la incompetencia de su tiránico gobierno cuya gestión es responsable entre otras cosas de la existencia de casi tres millones de ciudadanos desplazados fuera de sus fronteras”.
Un gobierno, el de Maduro, al que ahora Zapatero apoya públicamente. No sólo con palabras, sino con gestos concretos, yendo a verlo al Palacio de Miraflores, yendo a reunirse con la señalada Delcy Rodríguez, y apoyando una iniciativa como la de la mesa de diálogo con la oposición minoritaria que para nadie tiene validez.
“España puede y debe favorecer una salida pactada que mejore las esperanzas de la ciudadanía, pero es inmoral y estúpido pretender hacerlo desde una pretendida equidistancia entre el gobierno de la dictadura y la oposición democrática”, apuntó Cebrián.
No todo es culpa de Zapatero
Juan Luis Cebrián también tiene críticas para el gobierno de Pedro Sánchez. Esta equidistancia que critica es un señalamiento directo a la política exterior de Madrid. Piensa que en La Moncloa los asesores no están siendo capaces de valorar “en sus justos términos el daño reputacional generado para España en las democracias más avanzadas por el inaudito tratamiento dado a Guaidó en su visita a Madrid”.
Aunque todavía peor le parece “la justificación del hecho por parte del presidente Sánchez, al recordarnos que el opositor Leopoldo López sigue en la Embajada española en Caracas, como si de un privilegio se tratara y no de la prestación del derecho de asilo”.
No sólo lo recuerda el presidente Sánchez, sino también la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, en la reciente entrevista para El País.
“La situación de España respecto a Venezuela es diferente a la de otros países. Tenemos una gran población venezolana en España y española en Venezuela. Somos los únicos con un líder opositor, Leopoldo López, en nuestra misión diplomática”, declaró la canciller.
Madrid huye del eje París-Berlín
En esa entrevista González Laya también abordó la estrategia de España en Europa. Estrategia diferente a la de Josep Borrell, quien en sus tiempos como ministro de Exteriores puso el foco en potenciar las relaciones con el eje francoalemán. El eje París-Berlín-Madrid del que el gobierno de Sánchez parece desmarcarse.
“España quiere contribuir decisivamente a construir consensos en Europa. Habrá temas en los que eso suponga trabajar con Francia y Alemania, pero en otras cuestiones esa geometría será un poquito diferente. En Bruselas he escuchado el mensaje claro de que España tiene que jugar un papel decisivo en tejer soluciones: en migraciones, en la transición verde, en presupuestos, en cooperación… Ese es el rol que quiero para España: pesar más buscando alianzas con Francia y Alemania, por supuesto, pero también con otros países”, justificó González-Laya su decisión de alejarse del eje París-Berlín.
Decisión que para Juan Luis Cebrián es equivocada. Y que también tiene su impacto en Latinoamérica:
“Todavía es momento para que unos y otros rectifiquen, aunque no es probable que lo hagan. Como también podrían los estrategas de la diplomacia estimar las ventajas de recuperar el eje Berlín, París, Madrid que en su día estableció Felipe González con Kohl y Mitterrand. Ayudaría a mejorar la consideración geoestratégica de Europa que Borrell reclama. Lo mismo que sucedería en Latinoamérica si se apoyaran los esfuerzos del actual secretario general de la Organización de Estados Americanos por mantener viva la llama de los derechos civiles y la limpieza de los procesos electorales en sus amenazadas democracias. El Gobierno tiene la obligación de ayudar a que no se dilapide ni desaparezca el poder blando de España en la zona, sin renunciar en ningún caso al poder duro que garantiza la seguridad internacional. De la combinación de ambos podría derivarse incluso un poder inteligente, aunque quizá eso sea ya pedir demasiado tal y como andan las cosas”.