Leticia Núñez (ALN).- Panamá se convirtió el pasado 29 de marzo en el primer país de América Latina en imponer sanciones al régimen de Maduro, cuya respuesta ha sido suspender las relaciones económicas y financieras con el país centroamericano. Según Fernando Gerbasi, exembajador venezolano en Colombia, Brasil y ante Naciones Unidas, “Maduro está sintiendo la soledad” y “le preocupa” que otros países de la región puedan seguir los pasos de Panamá e incluso “adoptar castigos de carácter comercial”. Si algo le conviene al mandatario panameño, Juan Carlos Varela, es preservar la imagen de nación segura para el capital extranjero.
A Nicolás Maduro se le ha abierto otro frente. Se llama Panamá y fue el primer país de América Latina que impuso sanciones al régimen venezolano. Lo hizo el pasado 29 de marzo al incluir a 55 funcionarios y 16 empresas en la lista de los considerados de “alto riesgo” en materia de lavado de dinero y financiamiento del terrorismo. La reacción de Caracas ha tardado seis días, pero ya está aquí: suspender las relaciones económicas y financieras con Panamá durante 90 días. Las ya de por sí deterioradas relaciones bilaterales entre ambos países entraron este jueves en una nueva crisis.
Los expertos consultados por el diario ALnavío descartan que el presidente panameño, Juan Carlos Varela, haya tomado estas medidas por la posible dependencia de Estados Unidos. “A Varela le conviene preservar la imagen de Panamá como receptor de capitales de muchos lugares del mundo. Es una medida que en cierta forma se asemeja a la de Suiza, también interesada en cuidar la bien ganada fama de país seguro para capitales extranjeros”, explica José Vicente Carrasquero, profesor de Ciencia Política en la Universidad Simón Bolívar.
Por su parte, Fernando Gerbasi, exembajador venezolano en Colombia, Italia, Brasil, Alemania y ante Naciones Unidas y las Comunidades Europeas, señala que “frente al caso de Venezuela no hay influencia de Estados Unidos sino que hay coordinación de los distintos Estados”. Y agrega: “No sólo Washington está interesado en que se resuelva la crisis venezolana, son particularmente los latinoamericanos los que están más interesados. Venezuela se ha convertido en un serio problema de carácter regional para la estabilidad, la paz y la seguridad”.
“Los países de América Latina deberían pasar de la etapa declaratoria a una etapa sancionatoria”
Otra lectura es en clave de geopolítica. “Maduro está sintiendo la soledad”, asegura Gerbasi. En su opinión, esta crisis “agrava el aislamiento de Venezuela” en el continente.
“Ahora ha dicho que ya no le interesa ir a la Cumbre de las Américas después del escándalo que había formado. Es una demostración de que sabe que va a ser aislado, que no va a ser recibido”, sostiene.
En esta misma línea se manifiesta Rogelio Núñez, profesor del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Alcalá. Habla de “soledad geopolítica” y recuerda que a Venezuela sólo le quedan Bolivia, Nicaragua y algunos países caribeños, dependientes del petróleo venezolano.
“Es un gesto más de un país más con respecto a Venezuela, de un gobierno muy crítico. Ya lo vimos con Perú, incluso en un momento Pedro Pablo Kuczynski llegó a liderar la ofensiva y ahora Martín Vizcarra va en la misma línea de PPK; en Argentina, Mauricio Macri está en las antípodas de Venezuela; también Chile, Colombia por supuesto y Ecuador, que era un aliado cercano, ahora con Lenín Moreno se ha alejado sutilmente, ha dado gestos de frialdad”, explica el profesor.
Otro elemento dentro del aislamiento tiene que ver con la suspensión dictada por Maduro de todos los vuelos de la línea panameña Copa Airlines “desde y hacia” Venezuela a partir de este viernes y por un plazo de 90 días “prorrogables”. Según Carrasquero, “los vuelos de Copa salían de varios puntos del país y permitían a muchos venezolanos conectarse con el resto del mundo. Quienes salen perdiendo con la respuesta de Maduro son los propios venezolanos”, dice a ALnavío.
Además de Copa Airlines, Maduro también suspendió las relaciones comerciales con el presidente Varela, la vicepresidenta y canciller, Isabel de Saint Malo, más de 20 ministros del gabinete y altos funcionarios de su gobierno, y 46 empresas panameñas.
¿Efecto contagio?
Puede que Panamá no sea “un mercado decisivo” para Venezuela, pero con las sanciones impuestas por el Gobierno panameño “se inicia un proceso muy importante”, según expresa Gerbasi. El exembajador cree que “los países latinoamericanos, particularmente los del Grupo de Lima, deberían pasar de esa etapa declaratoria que han mantenido en el último año contra el régimen de Maduro y que ha tenido un efecto positivo desde el punto de vista político y moral, a una etapa sancionatoria”. Dicho de otra manera: “Que sancionen al régimen, a los altos jerarcas”.
En este sentido, Gerbasi señala que “eso es lo que inició Panamá con las sanciones que impuso a un grupo importante de venezolanos y lo que le preocupa a Maduro es el efecto que pueda tener Panamá sobre otros países latinoamericanos”.
Tras destacar que Panamá se ha convertido en un “importante” centro financiero y que “es muy posible que el propio Estado venezolano tenga dinero colocado en el país centroamericano”, Gerbasi considera que otros países “pudieran adoptar sanciones más delicadas contra Venezuela, por ejemplo, de carácter comercial”.
Panamá no descarta más acciones
Cabe destacar que además de las sanciones impuestas, Panamá también anunció este jueves la retirada de su embajador en Venezuela, Miguel Mejía, y solicitó a Caracas que hiciera lo mismo con su representante diplomático en Ciudad de Panamá, Jorge Durán. Asimismo, el Ejecutivo de Varela señaló en un comunicado que evaluará “el impacto económico y comercial” de las medidas de Venezuela para “identificar otras futuras posibles acciones”.
Además de Panamá, Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y Suiza también han establecido sanciones contra funcionarios del gobierno de Maduro por casos de corrupción, violaciones a los derechos humanos y ruptura del orden institucional.
Una relación bilateral complicada
Este último capítulo pone de manifiesto el deterioro que sufre la relación bilateral desde hace un tiempo. Panamá es integrante del Grupo de Lima, conformado por 12 países de América que no reconocen la Asamblea Nacional Constituyente de Maduro y que rechazan las elecciones convocadas por el chavismo para el 20 de mayo por carecer de “legitimidad y credibilidad”. Asimismo, el 19 de marzo, la vicepresidenta panameña, Isabel de Saint Malo, anticipó que su gobierno no aceptará los resultados de los comicios venezolanos porque la convocatoria se hizo de forma “ilegítima”.
Panamá no admitirá los resultados de los comicios venezolanos porque la convocatoria se hizo de forma “ilegítima
Antes, en octubre de 2017, el Gobierno panameño incluyó a Venezuela en la lista de países cuyos ciudadanos requieren de una visa para entrar en el país centroamericano, en respuesta al éxodo venezolano. Tal como reconoció el ministro de Turismo panameño, Gustavo Him, al diario ALnavío, Panamá estaba abierta a los venezolanos como turistas, pero no como trabajadores. La Administración de Maduro repudió la medida y aplicó la misma sanción.
El primer antecedente se remonta a 2014. En marzo de ese año, Maduro rompió las relaciones diplomáticas y congeló los vínculos comerciales con Panamá, en rechazo a la propuesta del gobierno del por entonces presidente Ricardo Martinelli de permitir a la Organización de Estados Americanos (OEA) analizar la situación interna del país suramericano. “Lacayo, rastrero”, le espetó Maduro a Martinelli, a quien consideró un “peón” de las políticas de EEUU, tal como recogió el periódico El País.
Caracas suspendió la asignación de divisas administradas por el Estado a viajeros con destino a Panamá y detuvo los trámites para facilitar el pago de la deuda con empresarios panameños. “Yo no quisiera pensar que esto de la ruptura de relaciones es una excusa para no pagar y no quisiera pensar que el Estado venezolano es mala paga”, afirmó al respecto Martinelli, según informó la agencia EFE. Y agregó: “Allí hay un verdadero desgreño [desorden] administrativo y le deben a Panamá cifras superiores a los 1.000 millones de dólares”.
Las relaciones fueron restablecidas por el entonces vicepresidente venezolano Jorge Arreaza el 1 de julio de 2014, día en el que Juan Carlos Varela asumió la Presidencia de Panamá por cinco años.