(EFE).- Con su sombrero de vaquero calado hasta las orejas, Josué Alirio Barrera, un campesino llanero, considera que es hora de que un «hombre del pueblo» gobierne Colombia y cree que él puede ser la sorpresa si su partido, el derechista y conservador Centro Democrático, lo nomina para las elecciones presidenciales de 2022.
Barrera, nacido hace 45 años en Monterralo, una aldea del municipio de Aguazul, en el departamento de Casanare, del cual llegó a ser gobernador, es uno del más de medio centenar de colombianos -lista que se acotará en los próximos meses-, que aspiran a suceder al presidente Iván Duque.
«Esas son la apuestas que me gustan», afirma Barrera en una entrevista con Efe, convencido de que su origen humilde, su gestión como gobernador de Casanare, en los Llanos Orientales, y el previsible apoyo del expresidente Álvaro Uribe (2002-2010), de cuya mano llegó a la política, pueden catapultarlo a la Casa de Nariño, sede del Ejecutivo.
Pero antes tiene que ganar las internas del Centro Democrático donde compite con cuatro pesos pesados del partido: las senadoras Paloma Valencia y María Fernanda Cabal; el excandidato presidencial Óscar Iván Zuluaga y el exviceministro Rafael Nieto.
«Es la primera vez que el pueblo tiene un candidato, siempre nos han gobernado las élites del país y tristemente la mayoría se ha dedicado a conocer tanto el mundo que no han conocido la problemática de Colombia», dice con su sencillez de domador de caballos.
POBREZA SIN OPORTUNIDADES
Barrera cuenta que estudió hasta tercero de Secundaria porque la pobreza y el conflicto armado en su región no le permitieron más, pero asegura que ha aprendido de la vida y que su buena gestión como gobernador de Casanare (2016-2019) son su carta de presentación.
«Creo que tengo la capacidad, conozco la necesidad que viven millones de familias colombianas, atravesé por ahí, soy desplazado de la violencia, estuve a punto de ser reclutado (por la guerrilla), viví en el campo, vivo en el campo, trabajé en las calles», argumenta.
Sobre su gestión como gobernador, defiende que encontró al Casanare como el departamento «más atrasado del país, (con) el más alto índice de corrupción» y lo entregó con las finanzas saneadas, con desempleo de un dígito y políticas de transparencia en materia de inversión y manejo de recursos públicos.
«Logramos entregar unos balances positivos, como bajar el índice de pobreza del 56 % al 18 %, como dejar cobertura en educación superior pública para todos los casanareños después de que no había ni una universidad pública», afirma convencido de que lo que hizo en su departamento puede llevarlo «a una escala mayor».
Barrera lleva un mes en campaña y aunque está lejos de ser un rostro reconocido por los colombianos insiste en que tiene «las cualidades y la capacidades para llegar a gobernar a Colombia» por lo hecho en Casanare, un departamento de vastas llanuras y solo 440.000 habitantes, cuya economía se basa en la ganadería, el cultivo de arroz y de palma de aceite y la extracción petrolera.
«Estoy llevando una campaña del pueblo, con un lenguaje del pueblo, un lenguaje que no es rebuscado», señala, y añade que lo que sabe es producto de su experiencia: «Lo que hice y lo que he vivido lo aprendí en la vida, en la administración, y con base en los resultados que generamos estamos llevando nuestra propuesta».
URIBE Y PETRO
Sobre su relación con Uribe dice que es «excelente, de mucho respeto, lo admiro mucho», pero aclara que a pesar de su amistad, el expresidente no interfiere en sus asuntos políticos.
«En mi administración jamás tomó partido, ni siquiera me pidió un favor; hoy, a pesar de que somos muy amigos, él y la familia han sido muy respetuosos, están como neutros, esperando quién será el ganador», dice sobre la consulta interna.
Con respecto al senador de izquierdas Gustavo Petro, a quien las encuestas dan como favorito para ganar en 2022, Barrera asegura que eso se debe a que él «lleva cuatro o cinco años trabajando su campaña; va favorito porque yo hasta ahora entré».
Y fiel a su lenguaje llanero añade: «Espere tantico que suelte mi potro y verá cómo más adelantico se emparejan las cargas», dice sobre su incipiente campaña, en la que sobresalen propuestas en materia de seguridad y educación.
La imagen de Barrera, con sus botas y sombrero blanco trae a la memoria el chotano del presidente peruano, Pedro Castillo, pero el colombiano aclara que la similitud se reduce a esa prenda porque son de orígenes, trayectoria e ideología diferentes.
«Este es un sombrero vaquero que se usa por lo menos en diez o quince países (…) El sombrero es parte de mi atuendo, parte de mi vida, parte de mí como persona», concluye.