Daniel Gómez (ALN).- “Si no nos unimos vuelve Morales, vuelve la dictadura”. Con esta advertencia la presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, renunció a la carrera electoral. Las encuestas la situaban lejos de la victoria, que sería para Luis Arce, el candidato del MAS, el partido de Evo Morales. Y mientras Áñez pide unión, los rivales de Morales siguen divididos.
O cambian las cosas, o el partido del expresidente Evo Morales, exiliado en Argentina, vuelve al poder en Bolivia.
Las encuestas sitúan al Movimiento Al Socialismo (MAS) como claro favorito de cara a los comicios del próximo 16 de octubre. Su candidato, el exministro Luis Arce, vencería en las elecciones sin necesidad de una segunda vuelta, según la encuestadora Tu Voto Cuenta.
El sondeo detalló que Luis Arce sería el vencedor con 29,2% de los votos. En segundo lugar, y a más de 10 puntos de distancia, con el 19%, figura Carlos Mesa, el hombre que enfrentó electoralmente a Morales en octubre de 2019. En tercer lugar, con el 10%, se sitúa el líder cívico Fernando Camacho. Y ya en un cuarto puesto, y con apenas 7,7% del apoyo, figura la presidenta interina, Jeanine Áñez.
Como se ve en los números, la oposición en Bolivia anda dispersa y eso estaría ayudando al MAS. Por este motivo, y porque las encuestas la dejaban en mal lugar, Áñez dio un paso a un lado este jueves.
“Dejo de lado mi candidatura a la presidencia de Bolivia para cuidar la democracia. No es un sacrificio, es un honor y lo hago ante el riesgo de que se divida el voto democrático y a consecuencia el MAS acabe ganando la elección”, dijo la presidenta en un vídeo grabado.
“Si no nos unimos vuelve Morales, vuelve la dictadura”, agregó.
Cuando Áñez, una desconocida senadora, llegó al poder, prometió abandonar la presidencia una vez culminara la transición y se celebraran nuevas elecciones. Aunque pronto cambió de opinión. Como recibió elogios de unos y otros en los primeros meses del mandato, estableciendo acuerdos con los sectores más moderados del MAS, despertando consensos entre los opositores a Morales y logrando el apoyo de las Fuerzas Armadas, en enero Áñez decidió que era la figura ideal para iniciar una nueva etapa en Bolivia. Por un momento fue así, ya que las primeras encuestas la colocaban como segunda. Pero la gestión de la pandemia, en la que hubo escándalos de corrupción y luchas internas, y actitudes calificadas como autoritarias, hicieron a Áñez retroceder.
Fuera la presidenta de la carrera electoral, los mejor colocados para enfrentar al candidato de Evo Morales son Carlos Mesa y Fernando Camacho.
Los opositores a Morales siguen divididos
Mesa fue el hombre que apostó por la vía electoral en 2019 y acertó. Acertó porque obligó a Morales a manipular de forma aparatosa el resultado para no tener que ir a una segunda vuelta, y de ahí todo lo que vino después: una rebelión popular, la misión de la Organización de Estados Americanos (OEA) denunciando el fraude de Morales, la renuncia de este y, finalmente, el gobierno de transición liderado por Áñez.
Una vez supo de la renuncia de Jeanine Áñez y su llamado a la unidad, Carlos Mesa dijo: “Valoro la decisión asumida por la presidenta Jeanine Ánez como una contribución a la democracia. Estamos siempre dispuestos al diálogo. La decisión de cerrarle el paso al MAS y abrir una nueva etapa donde primero esté la gente siempre será del pueblo boliviano”.
Por otro lado, está Fernando Camacho. Este personaje tuvo un papel clave en movilizar las protestas contra Evo Morales desde el Comité Cívico de Santa Cruz. A partir de ahí su figura tomó fuerza, siendo una especie de líder de la rebelión, una cara nueva ajena a Morales, y ajena también a Carlos Mesa, un veterano de la política boliviana que llegó a ser presidente por un corto tiempo hace más de una década.
Motivado por este apoyo, Camacho decidió dar un paso al frente y postularse como candidato. Su problema es que se ha convertido en un hombre polarizador, al estilo de presidentes como Donald Trump y Jair Bolsonaro, lo cual no parece la mejor opción en Bolivia, un país que todavía confía en el MAS, a pesar del fraude de Morales. No es casualidad que Luis Arce cuente con casi 30 puntos de apoyo.
Pese a todo, Camacho sigue insistiendo en que su fórmula es la “única” que podrá derrotar a Luis Arce. “Bolivia necesita renovarse, salir de la corrupción y del pactismo y la convivencia de la vieja política con el masismo”, tuiteó al enterarse de la renuncia de Áñez.