Pedro Benítez (ALN).- El presidente Javier Milei arrancó muy bien el año. La peor parte del duro ajuste económico que su administración impuso a la sociedad argentina ya había pasado, sin que el mismo afectará sus índices de aprobación, que se han mantenido más o menos al mismo nivel del resultado electoral de octubre de 2023.
Sus afirmaciones controversiales, exabruptos e insultos contra políticos opositores, periodistas críticos y hasta algunos aliados (como la vicepresidente Victoria Villarroel) no han hecho mella en la confianza que le dan la mayoría de los argentinos. Los estudios de opinión pública auguran un cómodo triunfo para las candidaturas de su agrupación política, la Libertad Avanza (LLA), en las elecciones parlamentarias de medio término a efectuarse en octubre, al compás de unas perspectivas económicas que lucen razonablemente optimistas.
El temido (y alentado) estallido social no ocurrió, mientras se evitó que el país cayera en la hiperinflación, con la tasa de crecimiento de los precios desplomándose del 25% mensual, cuando el economista liberal/libertario ingresó en la Casa Rosada de Buenos Aires, al 2% este pasado mes de enero. Para sorpresa de muchos, algo similar ha ocurrido con los indicadores de la pobreza, que luego de un fuerte salto en los primeros meses de gobierno, también han caído de manera importante.
Hasta ahora, Milei ha resultado ser ese tipo de político teflón al que no se le pega nada. Esto se ha debido, en parte, a que, en términos generales, viene haciendo lo que prometió hacer en campaña; pero también a que al frente tiene una oposición desorientada y desprestigiada, muy a la sombra de la cuestionada ex presidente Cristina Kirchner.
El autogol de Milei
Sin embargo, el pasado fin de semana Milei dio un paso en falso y se metió un inexplicable autogol. Desde su cuenta en la red social X promocionó una criptomoneda denominada $Libra, pero a las 5 horas borró el post alegando que “no estaba interiorizado de los pormenores del proyecto y luego de haberme interiorizado decidí no seguir dándole difusión”.
En ese lapso de tiempo se disparó el valor de esa cripto para, a continuación, derrumbarse. Todo indica que en el medio algunos ganaron mucho dinero con la especulación generada y otros perdieron. También muchos otros se preguntaron si el mandatario había sido víctima del hackeo de su cuenta, o había sido estafado, o él mismo era parte de la estafa.
El intento de control de daños por parte de su equipo de comunicación ha complicado todavía más las cosas, incluyendo la desafortunada entrevista que concedió a un periodista amigo, donde más que aclarar, oscureció. Si es difícil de justificar que un mandatario promocione de manera abierta un interés comercial privado, lo es todavía más en el poco comprensible mundo de las operaciones financieras virtuales. Por primera vez, desde que ocupa el sillón de Rivadavia, Milei se encuentra a la defensiva.
Sismo político
El incidente provocó un sismo político de escala moderada que movió el piso del despacho presidencial y cuyas réplicas todavía se sienten, pues dio pie a una investigación judicial y regaló munición a sus adversarios políticos dentro y fuera de la Argentina. El bloque de diputados de la Unión Cívica Radical propuso crear una comisión investigadora sobre la conducta presidencial y La Coalición Cívica de Elisa Carrió presentó una denuncia penal.
En todo esto no hay que perder de vista que Milei cuenta con un precario apoyo parlamentario; Unión por la Patria (la coalición kirchnerista) anda a la caza de la oportunidad de hacerle un juicio político que lo remueva del cargo, para lo que basta con sumar los votos del peronismo federal, los radicales, el Frente de Izquierda y algunos descontentos adicionales.
Petro también cayó en la «adicción»
Por supuesto, es poco probable que votos decisivos se presten a la maniobra, puesto que destituir a un presidente todavía popular constituirá un suicido político. Pero sirva de este comentario para ilustrar lo frágil de la posición institucional de Milei, situación que llevó a algún analista a advertir que era candidato a ser el próximo Pedro Castillo de la región.
A estas alturas del relato, cabe formular la pregunta de rigor: ¿Por qué razón un hombre que se encuentra en la cuerda floja arriesgaría todo su proyecto político por un post? La respuesta puede ser muy sencilla: no lo pudo evitar.
El que revise su cuenta personal en la citada red social (@JMilei) se podrá percatar de que es un usuario compulsivo. Es más, al excusarse por su error se comprometió a ser más prudente en su uso.
Sin embargo, el argentino no es el primer mandatario, al menos en esta parte del mundo, que es víctima de esta adicción. Al otro extremo, tanto de Suramérica como de ideología, el presidente Gustavo Petro se ha creado (y le ha creado a Colombia) problemas no menores por su afición a postear mensajes a toda hora.
Esta semana, casualmente, el medio digital La Silla Vacía se tomó el trabajo de analizar y contabilizar la cantidad y calidad (incluidos errores gramaticales) de los trinos del ex militante del M19 hoy presidente constitucional de los colombianos. Entre otras cosas descubrió su tendencia a difundir mensajes más largos y peor redactados los sábados y domingos de madrugada, entre la 1 a. m. y las 3 a. m.
Trolleo a Milei
Esto a raíz del breve pero intenso ciclón que puso a la economía de ese país al borde del abismo el pasado 26 de enero. Tal vez se recuerde que esa madrugada Petro decidió desafiar la cuestionable política de deportaciones estadounidense contra los migrantes en situación irregular, pero sin consultar con su canciller, ni asesorarse con su equipo de comunicaciones. Entonces muchos colombianos se preguntaron, como algunos argentinos lo hacen hoy, ¿en manos de quién estamos?
Ese incidente es el más conocido fuera de Colombia, pero ya es muy común que Petro cometa dislates de ese tipo por su incontrolable afición a la red social de Elon Musk. Él mismo admitió haber cometido un error publicando información reservada del Ejército sobre la ubicación del ELN en el Catatumbo, anticipando así una operación militar contra esa organización armada: “…cometí un error con un trino, casi no me pasa, pero me pasó, se me fue”.
Los combates y el desplazamiento forzado continúan en esa parte de Colombia.
Y también es dado a postear mensajes críticos contra otros colegas, trolleando a Milei, como este, a su vez, no pierde ocasión de hacer lo mismo con sus críticos dentro de su país. Aunque en esta especialidad los dos son superados por el hábil e incisivo Nayib Bukele.
Da la impresión que al momento de postear en X tanto a Milei como Petro se les olvida que son presidentes. Sus errores son distintos, naturalmente, pero la debilidad compulsiva es idéntica.
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