Pedro Benítez (ALN).- Este miércoles 20 de diciembre empezó en Argentina el gobierno de Javier Milei. A diez días de la jura como presidente enfrentó su primera prueba de fuego en la calle. Al grito de “Milei basura, vos sos la dictadura”, las organizaciones de izquierda convocaron una manifestación en una fecha emblemática; se cumplían 22 años de la revuelta popular que provocó la caída del ex presidente Fernando de la Rúa.
Que al controversial mandatario libertario no se le daría tregua ni luna de miel, era algo que se sabía desde la campaña electoral. Con el argumento según el cual “no aceptará pérdida de derechos” los adversarios de sus reformas pro mercado lo estaban esperando exhibiendo el hacha de la guerra.
El flamante presidente y su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se prepararon concienzudamente organizando un masivo despliegue policial. En la víspera Bullrich anunció un protocolo anti piquetes que resumió con su propia consigna: “el que corta, no cobra”.
El plan de Milei con los planes sociales
Se refería a la práctica de los movimientos de trabajadores desocupados de cortar vías públicas como forma de protesta. Los piqueteros, organizaciones nacidas al calor de la crisis del 2001, pasaron a formar parte de la estructura del poder kirchnerista mediante el manejo de cuantiosos fondos para la ayuda social.
Así como Juan Domingo Perón alineó los sindicatos para su proyecto político, Néstor Kirchner hizo lo mismo con los desempleados organizados. El “ejército industrial de reserva” políticamente organizado. Una invención 100% argentina.
Los piquetes demostraban poder político interrumpiendo calles, avenidas y rutas interprovinciales y a cambio los gobiernos los incluían en el presupuesto político. Una practica que tuvo en jaque a Mauricio Macri durante los cuatro años de su administración. Milei y Bullrich esperan no repetir la historia; sin eliminar los subsidios directos a los beneficiarios de los planes sociales, pretenden quitarle el manejo de esos recursos a los lideres piqueteros.
“Los únicos que no van a cobrar son los que vayan a la marcha y corten la calle”
En otra acción disuasiva la titular del Ministerio de Capital Humano, Sandra Pettovello, afirmó en horas previas a la movilización: “los únicos que no van a cobrar son los que vayan a la marcha y corten la calle”. El vocero presidencial, Manuel Adorni, complementó añadiendo que el derecho a la libre circulación de todos los argentinos está primero que el derecho a manifestarse.
La estrategia es obvia, desactivar el mecanismo de presión montado por el kirchnerismo y no dejarse tomar la calle. En los días previos a la movilización se tejieron todo tipo de rumores y teorías sobre la posibilidad violencia. Joaquín Morales Sola, columnista del diario La Nación, afirmó en su espacio semanal que el gobierno de Milei estaba al tanto de la presencia de “agitadores cubanos y venezolanos”. Lo mismo se dijo del estallido social de Chile en 2019, pero nunca se ha probado.
Sin embargo, el miércoles en la tarde la movilización hacia Plaza de Mayo, convocada por el trotskista Polo Obrero, transcurrió con incidentes menores y escasa participación. La Confederación General del Trabajo (CGT) y el Movimiento Evita no participaron. Midiendo los tiempos el peronismo prefiere esperar a que el 1% de inflación diaria (esta semana los precios de muchos productos se duplicaron en Buenos Aires) desgaste a Milei.
El osado paso de Milei
Pero en estos momentos todavía tiene el viento a favor luego de haber sido elegido con el mayor margen desde la tercera reelección de Perón. Además, una reciente encuesta le otorga 60% de popularidad.
De modo que, una vez superada esa primera prueba y aprovechado su impulso, el presidente libertario dio el siguiente paso. En la noche se difundió un mensaje al país grabado en el Salón Blanco de la Casa Rosada, donde Milei, acompañado de su gabinete de ministros, anunció un monumental Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU). Un ambicioso paquete de 30 reformas contenidas en 82 páginas y 366 artículos que pretenden desregular de golpe toda la economía, derogando leyes y normativas y facilitando la privatización de empresas públicas.
Ahora Milei dispone de 10 días a fin de notificar a la comisión bicameral de Trámite Legislativo del Congreso, que a su vez tendrá otros 10 para emitir dictamen. Senadores y diputados deben tratar de manera inmediata las distintas reformas. Sin embargo, estos plazos nunca se cumplen.
El truco del DNU
No obstante, el truco del DNU consiste en que tiene efectos de ley una vez publicado en el Boletín Oficial y hasta que el Congreso no lo anule. Es una disposición legislativa creada por Cristina Kirchner cuando fue senadora en la época en que Néstor Kirchner era presidente.
Lo más probable es que en el fragmentado Parlamento argentino ese proceso lleve años; mientras tanto, las reformas irán haciendo sentir sus efectos en la economía y la sociedad. En las primeras de cambio el primer obstáculo a saltar sería en la Justicia a la que probablemente apelen a evaluar su constitucionalidad los adversarios del gobierno.
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Al culminar el mensaje presidencial comenzaron los cacerolazos y bocinazos en diversos puntos del área metropolitana de Buenos Aires y en la Plata con las consignas “La Patria no se vende” y “Paro general”, por parte de ciudadanos autoconvocados. Avanzada la noche una marcha de cientos de espontáneos se dirigió hacia el Congreso Nacional de forma pacífica y sin presencia policial a protestar las nuevas medidas. Algunos se treparon en las rejas del frente del edificio, sin mayores incidentes.
Pero es la primera señal de lo que se viene; la resistencia de una parte de la sociedad a la auténtica revolución que Milei pretende impulsar en Argentina.