Leticia Núñez (ALN).- En su discurso de investidura, el presidente de Colombia reforzó el compromiso de reformar el pacto con las FARC. Se mostró firme. Defendió que la Constitución debe dejar claro que el narcotráfico y el secuestro no son delitos conexos al delito político. “Hoy mismo llevaré esta iniciativa ante el Congreso”, dijo. Expertos consultados por ALnavío aseguran que esta modificación es un punto clave del engranaje político. Eso sí, tiene que pactar. Tiene 19 escaños, sólo uno más que el siguiente partido.
“Hoy llega a la Presidencia de Colombia una nueva generación”. Fueron las primeras palabras de Iván Duque como mandatario. Llega al poder con 42 años, escasa experiencia política y con un reto mayúsculo: poner en marcha los acuerdos de paz que Juan Manuel Santos firmó con las FARC. Lo había dicho en campaña y en el discurso de investidura de este martes Duque reforzó su compromiso de reformar el pacto con la guerrilla. Desde el primer día. Casi desde el primer minuto.
“Debemos dejar claro en nuestra Constitución que el narcotráfico y el secuestro no son delitos conexos al delito político. Hoy mismo le cumplo a Colombia y llevaré esta iniciativa ante el Congreso”, expresó rotundo en la plaza Bolívar de Bogotá ante 10 presidentes latinoamericanos y delegaciones de otros 17 países (Ver más: Estos son los presidentes latinoamericanos que fueron (y los que no) a la investidura de Duque).
“Duque hace lo que todo mandatario recién llegado tiene que hacer: las decisiones complejas hay que tomarlas nada más llegar, que es cuando tienes mayor legitimidad, mayor fuerza”, asegura Rogelio Núñez, investigador del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), en declaraciones al diario ALnavío.
“En otros aspectos podrá ser más pragmático, pero en lo del delito conexo no hay dudas. Ahí está la raíz de todo”
Así pues, la promesa de modificar los acuerdos está más cerca de hacerse realidad. Eso sí, Duque mostró este martes un tono más conciliador que el de su partido, Centro Democrático, que llegó a afirmar que haría “trizas” el pacto.
El propósito del presidente es cambiar la Justicia Especial para la Paz, el organismo encargado de juzgar el conflicto que duró más de medio siglo, para que los excombatientes cumplan condenas de cárcel y no penas alternativas.
Preguntado por la firmeza que mostró Duque en este asunto desde el primer momento, Núñez le califica como un hombre pragmático, como “la cara amable del uribismo”. No obstante, dice que “hay determinados puntos irrenunciables dentro del uribismo y por mucho pragmatismo que caracterice a Duque, la reforma del acuerdo de paz es fundamental y no va a dar marcha atrás en algunos puntos”.
El experto subraya que lo contrario “sería traicionar la esencia del uribismo”. Por ello, insiste: “En otros aspectos podrá ser más pragmático, pero en lo del delito conexo no hay dudas. Ahí está la raíz de todo. Duque está convencido ideológicamente de ello. Será el punto clave del engranaje político”, asegura Núñez.
Quien también se mostró seguro de que el presidente colombiano modificará algunas partes de los acuerdos de paz es Diego Cediel, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad La Sabana. “La gente sigue teniendo una imagen muy negativa tanto de la justicia especial para la paz como de los acuerdos y de la participación en política de las FARC. Duque concentra esa desazón. Cumplirá su promesa de campaña y modificará los acuerdos”, dijo a este diario antes de la investidura.
Pese a que el expresidente Juan Manuel Santos advirtió en varias ocasiones que los acuerdos están blindados, Cediel señala que “de la misma forma que están blindados por la Constitución, se puede aprobar una ley que retire el blindaje. Duque tendría más o menos las mayorías para hacerlo y también el apoyo popular”.
Duque tendrá que pactar
Precisamente, el tema de las mayorías es clave. Centro Democrático cuenta con 19 escaños en el Congreso; Cambio Radicaltiene 16; el Partido Conservador, 15; y el Partido Liberal y el Partido de la U, 14 cada uno. Así que Duque tendrá que pactar.
“Más allá de que tiene una fuerza política importante, Duque necesita apoyos en el Congreso”, dice Núñez
“Más allá de que tiene una fuerza política importante, necesita apoyos en el Congreso”, dice Rogelio Núñez. De ahí el discurso conciliador, tendente a encontrar consensos. “Era el discurso que se esperaba, un discurso de tender puentes a otras fuerzas: hacia los conservadores que le apoyan sin fisuras, pero también hacia otros partidos que necesita como Cambio Radical de Germán Vargas Lleras, el Partido Liberal y el Partido de la U, que está muy dividido”. En definitiva, Duque “tendrá que hacer un esfuerzo de ingeniería política que no es sencillo pero tampoco inviable”.
Hubo esperanza en las palabras de Duque. Dijo que la suya es “una generación llamada a gobernar libre de odios, de revanchas, de mezquindades y con el mandato de millones de compatriotas de hacer de nuestro país una tierra grande”. Pero Núñez recuerda que recibe un país muy polarizado.
“Primero porque el uribismo despierta odios y pasiones. Segundo porque el gran contrincante del uribismo es Gustavo Petro y Petro no dejará en ningún momento su discurso duro contra el uribismo. Y luego hay que tener en cuenta los posibles problemas con la justicia de Álvaro Uribe, que le vuelven a situar en el centro de atención”, advierte, para rematar: “Cuando se ponga a gobernar y a tomar ciertas decisiones [como la modificación de los acuerdos con las FARC] se exacerbará la polarización política”. Comienza la era Duque en Colombia.