Antonio José Chinchetru (ALN).- Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal tienen en común mucho más que su condición femenina y haber sido, una y otra, la ‘número 2’ de Mariano Rajoy (en el Gobierno y en el PP, respectivamente). De todos los aspirantes a lograr la presidencia del Partido Popular eran las menos partidarias de celebrar un debate entre todos los candidatos, que al final no va a tener lugar. Además, son quienes han hecho un mayor esfuerzo por acaparar el apoyo de altos cargos del aparato de la formación.
Si alguna enemistad política, y hasta personal, es conocida en el seno del Partido Popular es la que se profesan quienes eran las dos personas de máxima confianza de Mariano Rajoy, una en el Ejecutivo y la otra en la estructura de la formación: la expresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. De los seis candidatos que tienen confirmada su participación en la campaña para elegir al sucesor de Rajoy como presidente de la organización, ellas son las que presentan más parecidos (Ver más: En el PP se enfrentan tecnócratas, ‘apparátchik’ e ideólogos).
Antes de que se dieran a conocer las normas de la campaña, fuentes de algunas candidaturas daban por hecho que se celebrarían debates entre todos los aspirantes. Sin embargo, finalmente la comisión organizadora del Congreso Extraordinario decidió que no habría este tipo de encuentros en los que se enfrentarían todos los postulantes entre sí. Al comunicarlo, informó que sí se podrán desarrollar debates cara a cara entre dos candidatos.
Las únicas que no respaldaron un debate entre todos los candidatos fueron De Cospedal y Sáenz de Santamaría
Fuentes populares explicaron a ALnavío que la comisión organizadora consultó a todos los aspirantes al cargo sobre esta cuestión. Si no va a haber un debate a seis es porque alguno de ellos se ha opuesto. Desde varios equipos de campaña dijeron a este diario que los partidarios del debate entre todos son el vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado; el secretario ejecutivo de Relaciones Internacionales de la formación, José Ramón García Hernández; el exministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo; y Elio Cabanes, concejal del pueblo valenciano de Fuente La Higuera. De esta manera, las únicas que no lo respaldaron fueron De Cospedal y Sáenz de Santamaría, las dos candidatas con mayor influencia en el aparato de la formación.
Un debate a seis daría mayor proyección a los tres candidatos que menos interés mediático acaparan: Cabanes, García-Margallo y García Hernández. Este último y Pablo Casado, además, se sentirían cómodos con un formato en el que consideran que podrían hacer valer su estrategia de debatir sobre ideas y proyectos concretos de la formación.
Cuando, en diferentes ocasiones, se ha preguntado a ambas candidatas sobre si son partidarias de un debate entre todos los aspirantes, ambas se han limitado a contestar que respetan las normas marcadas por la comisión organizadora.
Lucha por el aparato del PP
Frente a la estrategia de Casado y García Hernández de hablar constantemente de valores, ideas y propuestas, De Cospedal y Sáenz de Santamaría están optando por una campaña más centrada en presentarse como personas con una más amplia experiencia de gestión tanto en el Ejecutivo (la exvicepresidenta del Gobierno) como dentro del partido y en un Gobierno autonómico (la secretaria general del PP). De Cospedal, además, presume de que es la única que ha concurrido a unas elecciones como cabeza de lista (las autonómicas de Castilla-La Mancha) y que ha vencido en ellas.
Otro punto en común entre ambas candidatas contrasta profundamente con el modo de actuar del otro aspirante con mayores posibilidades de pasar a la segunda vuelta, Pablo Casado. Desde el momento en que comenzaron a recoger avales para poder presentarse, una y otra trataron de mostrar músculo en el seno del aparato del PP. Las dos dedicaron gran parte del esfuerzo a lograr que otros dirigentes de la formación, tanto a nivel nacional como autonómico, expresaran en público el apoyo a sus respectivas candidaturas. Casado, por el contrario, concentró su afán en recoger una gran cantidad de avales y mantener un contacto con la mayor cantidad posible de militantes de base.
El aparato puede ser decisivo en la segunda vuelta del proceso de elección del futuro presidente del PP
La lucha por lograr apoyos dentro de las estructuras de poder del partido no es gratuita. El aparato puede ser decisivo en la segunda vuelta del proceso de elección del futuro presidente del PP. Tras la votación, el 5 de julio, en la que podrán participar los afiliados que se hayan registrado para hacerlo, en el Congreso Extraordinario serán los compromisarios los que tendrán la palabra final entre los dos aspirantes que hayan superado el corte. Aunque una parte de los participantes en el congreso son elegidos en urnas por los militantes, otra está formada por los llamados “compromisarios natos”. Se trata de determinados cargos electos y ciertos miembros de la estructura del partido.
Los compromisarios natos son más sensibles a las indicaciones de los dirigentes autonómicos de la formación (por ejemplo, para garantizarse que se les incluye en listas electorales municipales). Esto hace que tanto Sáenz de Santamaría como De Cospedal den mucha importancia a contar con fuertes apoyos públicos en elaparato si llegan a la fase final de la elección. Casado, por el contrario, hace una mayor apuesta por la fuerza moral que supondría llegar a ese punto con un voto mayoritario entre los afiliados.