Alonso Moleiro (ALN).- Aunque tiene pocos tuits, la cuenta de Inés Arrimadas, líder de Ciudadanos en Cataluña, luce claramente inserta en el encrespado fragor del debate independentista catalán, que conocerá un nuevo capítulo en el marco de las elecciones al Parlament del próximo 21 de diciembre. Al frente del bloque político que defiende la unidad de España, encara una cita electoral muy reñida e incierta, que permite avizorar un foro legislativo muy fragmentado y, al mismo tiempo, con enorme paridad de fuerzas.
“Número 2” del movimiento político Ciudadanos, Inés Arrimadas es, sin duda, uno de los “cuadros” jóvenes más visibles de la política española del momento. Para mayores señas, es la jefa de la oposición catalana. Luego de la crisis política desatada por las formaciones independentistas, que ha obligado al Gobierno español a usar la fuerza para restaurar la normalidad constitucional, hoy es la candidata de los partidos españolistas para optar a la Generalitat de Cataluña.
La cita electoral del 21 de diciembre enfrentará de nuevo a los dos bloques políticos -el independentista y el constitucionalista- que han aceptado el desafío en vista de que se encuentran en paridad de fuerzas. Los resultados finales, como lo han advertido muchos, podrán ser interpretados en una u otra dirección dentro del tormentoso marco actual.
Arrimadas tiene una cuenta de Twitter engalanada con todos los certificados posibles de autenticidad. Sus poco más de 800 tuits sugieren, sin embargo, que acaso es ahora, en su meteórico ascenso en el debate, cuando podemos acreditarla como una usuaria frecuente.
Como una declaración general de intenciones, Arrimadas tiene este tuit fijado en la cabecera de la cuenta. El contenido resume perfectamente el tono general de sus pronunciamientos por estos días.
El 21D saldremos a ganar en las urnas de las elecciones. Vamos a restablecer la democracia, la convivencia, la legalidad y el seny català. Una nueva etapa para todos los catalanes nos espera
— Inés Arrimadas (@InesArrimadas) 27 de octubre de 2017
Pero si se trata de “entrar en materia”, en el buzón de Arrimadas encontraremos muchos contenidos imbuidos en el marco de la dureza del debate catalán del momento.
Antes de que el independentismo catalán rompiera políticamente con la lealtad constitucional hacia Madrid, las citas electorales catalanas mantenían una cierta tibieza rutinaria, imbuida de un pundonor regionalista que lucía completamente controlado, y que tradicionalmente enfrentaba, en aguas tranquilas, a Convergencia Democrática (hoy PdCAT) con el Partido Socialista Catalán (PSC).
Arrimadas, como Albert Rivera, encarna, probablemente como una consecuencia, el vigor de la polarización y el fin de la serenidad en las posiciones en defensa de la unidad de España.
De la mano de Ciudadanos, el españolismo en Cataluña, exigido como nunca antes por el vigor que las fuerzas independentistas han ido tomando luego de cada “Diada”, ha abandonado la posición cabizbaja relativamente vergonzante, y se ha apropiado de un sentimiento -aquel que consiste en sentirse “tan catalán como español”- que también parecía adormecido.
Son los mismos y si vuelven a gobernar seguirán con el procés, arruinando Cataluña, rompiendo familias y ahuyentando a empresas, inversiones y turistas. Necesitamos seny y reconciliación #ProuProces #NovaEtapa https://t.co/Bz94NiicB9
— Inés Arrimadas (@InesArrimadas) 27 de noviembre de 2017
Perdimos la EMA, + de 2500 empresas han marchado y si los planes de Puigdemont siguen adelante podríamos perder la histórica planta de SEAT en Martorell. El 21D frenaremos esto llenando las urnas de senyhttps://t.co/65I7oHCtrY
— Inés Arrimadas (@InesArrimadas) 28 de noviembre de 2017
Puigdemont no descarta la vía unilateral y dice que lo de acatar el 155 es solo una “comprensible estrategia de defensa”. En resumen: son los mismos y si vuelven a gobernar volverán a hacer lo mismo.
— Inés Arrimadas (@InesArrimadas) 27 de noviembre de 2017
#NovaEtapa y #ProuProces son las dos etiquetas en las cuales se apoyan Ciudadanos y Arrimadas para identificar su plataforma. Hay una intención muy evidente de presentarse como una opción de normalidad y legalidad. Podemos identificar un esfuerzo especial para presentar al independentismo -que sigue siendo una seria amenaza en los dominios de la política local- como una opción inviable, antojada y excluyente, que abonará el caos económico y ahondará la incertidumbre en la vida cotidiana de los catalanes.
En Cataluña necesitamos iniciar una nueva etapa en la que olvidemos lo que nos enfrenta y recuperemos lo que nos une #AraSíVotarem #ProuProces #NovaEtapa pic.twitter.com/s1rQNDbBg7
— Inés Arrimadas (@InesArrimadas) 26 de noviembre de 2017
Como todas las instituciones europeas han dicho claramente que una Cataluña independiente quedaría fuera de la UE y no apoyan a Puigdemont, ahora toca criminalizarlas. Le falta decir que la UE es “facha” como hacen con cualquiera no independentista https://t.co/B0lcJHEhAM
— Inés Arrimadas (@InesArrimadas) 26 de noviembre de 2017
Sabotajes, insultos y amenazas en sus casas y en las puertas de sus lugares de trabajo. Aquí el testimonio de algunos jueces y fiscales en Cataluña vía @elespanolcom https://t.co/UWZPmY6Rwv
— Inés Arrimadas (@InesArrimadas) 24 de noviembre de 2017
Por lo demás, aunque la paridad de fuerzas de ambos bloques políticos es manifiesta, las cosas no lucen nada claras dentro del Hemiciclo del futuro Parlament.
Los analistas y encuestadoras vaticinan un foro legislativo muy fragmentado, disuelto en toda suerte de tendencias y matices, sobre cuyo contexto parte con una ventaja precaria Oriol Junqueras, de Esquerra Republicana Catalana (ERC), una de las formaciones independentistas más intransigentes, que tiene a su candidato preso luego de que reventaran las costuras con la crisis política de las semanas anteriores.
La intrincada fidelidad que puedan ofrecer las firmas encuestadoras coloca a Arrimadas en segundo lugar, no muy lejos de Junqueras, si bien el bloque constitucionalista sigue teniendo una opción para sumar con sus aliados -el PSC y el Partido Popular (PP)– y formar gobierno con una precarísima mayoría.