(EFE).- Investigadores españoles del IDIBAPS-Clínic Barcelona coordinaron un estudio que indica que las células que transforman una leucemia, que inicialmente puede ser indolente, en un cáncer más agresivo ya se pueden detectar en una cantidad muy pequeña al comienzo de la enfermedad.
El descubrimiento, publicado en la revista Nature Medicine, cambia la visión que se tenía de la progresión de la leucemia, abre la puerta a un diagnóstico precoz y ofrece nuevas estrategias para su tratamiento.
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El estudio, coordinado por el director del IDIBAPS, Elías Campo, demuestra que las células que provocan la recaída después del tratamiento y que darán lugar a la transformación de la leucemia en un tumor muy agresivo ya se pueden detectar en una cantidad muy pequeña al inicio de la enfermedad, muchos años antes de que se manifiesten clínicamente estas complicaciones.
Hasta ahora se creía que la leucemia progresaba porque sus células evolucionaban a lo largo del tiempo y se transformaban en tumores más agresivos, gracias a alteraciones en su genoma que las hacían más resistentes a los tratamientos.
El nuevo trabajo demuestra, sin embargo, que algunas de las células de la leucemia linfática crónica (LLC) ya han adquirido estas alteraciones al inicio de la enfermedad, pero en esa fase se encuentran en cantidades muy pequeñas.
Durante la evolución de la enfermedad, estas células más malignas se van incrementando y de forma progresiva van provocando complicaciones clínicas.
“Es como si la célula madre de la leucemia hubiera engendrado muchísimas semillas hijas desde el inicio de la enfermedad, cada una de ellas con alteraciones diferentes que les permitirá crecer en el futuro cuando las condiciones le sean más adecuadas”, destacó Elías Campo.
Estas observaciones confirman la denominada teoría del “Big Bang” de la evolución del cáncer, que propone que la célula original maligna rápidamente se multiplica en un gran número de células muy diversas y con múltiples alteraciones que dan lugar a complicaciones futuras por un proceso de selección de las más adaptadas.
“Esta nueva visión de la enfermedad abre la puerta a desarrollar pruebas diagnósticas altamente sensibles que nos permitan detectar y tratar estas semillas tan malignas muchos años antes de que puedan crecer de forma descontrolada”, añadió Campo.
La LLC es la leucemia más frecuente en el mundo occidental, con una incidencia de unos cinco casos por cada 100.000 habitantes al año.
Acostumbra a ser indolente pero puede evolucionar hacia un linfoma de células B grandes muy agresivo que tiene una supervivencia media inferior a un año, una transformación tumoral que ocurre a entre el 5 y el 10 % de los pacientes.
Para el estudio, los investigadores se plantearon analizar a fondo las alteraciones que determinan la progresión de la leucemia utilizando muestras de sangre obtenidas en diferentes momentos de la enfermedad con nuevas técnicas altamente sensibles que incluyen la secuenciación individual del genoma de miles de células tumorales en cada momento de la evolución.
Recogieron muestras de los tumores de 19 pacientes con LLC en su diagnóstico, en las recaídas después de diferentes tratamientos y hasta el momento final de la transformación a linfoma agresivo, cubriendo hasta 19 años después del inicio de la enfermedad.
En el estudio, se identificaron las alteraciones genómicas que determinan la progresión y, de forma sorprendente, vieron que algunas pocas células en el momento más inicial de la enfermedad ya tenían estas alteraciones.