Redacción (ALN) .- 501.297 migrantes han cruzado en lo que va de año la selva del Darién, siendo la nacionalidad venezolana la que mayor ingreso tiene con 320.465, revelaron las autoridades panameñas.
Sin embargo, el paso por esta selva que une Colombia con Panamá está llena de peligros. Migrantes han denunciado que en el trayecto son víctimas de robo, amenazas de violación, lesiones e incluso la muerte.
Precisamente, la venezolana Lorenny Zambrano comentó que en el trayecto han visto cadáveres y le ha tenido que tapar siete veces los ojos a sus hijas para que no los vean. Además, comentó que sus pequeñas han bajado de peso y tienen salpullidos y hongos.
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«Nosotros entramos engañados (…) tuvimos que caminar cuatro días y medio dentro de la selva. Vimos muertos, animales, personas hinchadas», dijo.
Destacó que a esta situación se suma las amenazas de violación que recibió durante el paso por la selva del Darién.
«A nosotros nos quitaron 100 dólares porque sino nos iban a quitar a los niños. No nos querían dejar avanzar hasta que no termináramos de pagar y cuando decíamos que no teníamos decían que nos iban a dejar retenidos allí o que nos iban a violar a uno de los niños», expresó Zambrano.
Robos, huesos rotos y cadáveres en el camino: testimonios del horror del Darién
Unas 500.000 personas han cruzado ya este año el paso fronterizo entre Colombia y Panamá, considerada la travesía migrante más peligrosa de mundo. /jpc pic.twitter.com/khGWoQ2nnJ
— DW Español (@dw_espanol) December 19, 2023
La situación en el Darién
Asimismo, otra venezolana llamada Carolina Marcano contó que la crecida del río provocó un deslave y una joven murió mientras dormían, por lo que tuvieron que abandonar su cuerpo en la selva.
«Nos cayó una mata encima y nosotros ocho no sabemos cómo estamos vivos porque las carpas estaban completamente aplastadas. Teníamos toda la raíz de la mata encima», indicó la migrante a DW.
Con aproximadamente una media de más de mil llegadas diarias, esta nueva cifra récord deja atrás los 248.000 de 2022 y los 133.000 de 2021.
Panamá registra a los migrantes a su llegada a las poblaciones indígenas a la salida de la selva o en los centros de recepción migratoria donde les dan cobijo, alimento y atención sanitaria, para luego coordinar la salida en autobuses hasta Costa Rica, un desplazamiento que se deben costear ellos mismos.