Caleb Zuleta (ALN).- El reto es que se mantengan “los principios del orden mundial liberal”. Lo dice Henry Kissinger. Otra voz -y qué voz- que se suma al alerta sobre las consecuencias que dejará en el mundo la pandemia del coronavirus. No es sólo el problema sanitario ni tampoco la economía. Es eso y también los valores.
Que lo diga Henry Kissinger tiene ese elemento de juicio de peso. Sobre todo por los síntomas de autoritarismo, Estado fuerte, y líderes con ansias de más poder. La pandemia del coronavirus ha provocado tales manifestaciones, y la opinión de que los Estados autoritarios son más eficientes que la democracia a la hora de enfrentar crisis como la del coronavirus.
El exsecretario de Estado de los Estados Unidos señala en un artículo reciente que “la pandemia ha provocado un anacronismo, un renacimiento de la ciudad amurallada en una época en que la prosperidad depende del comercio mundial y el movimiento de personas”.
Recuerda Kissinger que “la leyenda fundadora del gobierno moderno es una ciudad amurallada protegida por poderosos gobernantes, a veces despóticos, otras veces benévolos, pero siempre lo suficientemente fuertes para proteger al pueblo de un enemigo externo”.
Lo que pasa es que la Ilustración vino a cambiar ese concepto. “Los pensadores de la Ilustración reformularon este concepto, argumentando que el propósito del Estado legítimo es proveer las necesidades fundamentales del pueblo: seguridad, orden, bienestar económico y justicia”.
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Por ello es que Henry Kissinger propone que “las democracias del mundo necesitan defender y mantener sus valores de la Ilustración”. ¿Y si pasa lo contrario? ¿Cuáles serían las consecuencias? Señala Kissinger que “un retroceso global del equilibrio entre el poder y la legitimidad hará que el contrato social se desintegre tanto a nivel nacional como internacional”.
El problema, observa es que “esta problemática milenaria entre la legitimidad y el poder no puede resolverse a la vez que ponemos todo el esfuerzo en superar la plaga del Covid-19. Hace falta moderación en todas las partes, tanto en la política nacional como en la internacional. Hay que establecer prioridades”.
Sobre la crisis económica que dejará la pandemia, Kissinger señala que “es más compleja” que la de 2008: “La contracción desencadenada por el coronavirus es, en su velocidad y escala global, diferente a todo lo que se ha conocido en la historia. Y las medidas de salud pública necesarias, como el distanciamiento social y el cierre de escuelas y empresas, están contribuyendo al sufrimiento económico. Las medidas que se adopten también deben tratar de mejorar los efectos del caos que se les avecina a las poblaciones más vulnerables del mundo”.
El artículo de Henry Kissinger fue publicado en The Wall Street Journal y para esta nota fue usada la versión de El Confidencial.