Zenaida Amador (ALN).- En el marco de un nuevo capítulo de negociación entre chavismo y oposición el cerco internacional intenta forzar una pronta solución a la crisis venezolana. En el camino han quedado expuestos los desmanes del régimen de Nicolás Maduro y todo apunta a que los delitos cometidos serán inocultables en la medida en que la presión aumente en este tercer trimestre del año.
En la comunidad internacional crece el interés por acelerar el logro de una resolución de la inestable situación de Venezuela, por lo que hay confluencia alrededor del proceso de negociación entre los representantes de Nicolás Maduro y los de Juan Guaidó, con mediación de Noruega, como vía para destrancar el juego político.
El bloqueo de Trump
“El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo este jueves, 1 de agosto, que está considerando imponer un bloqueo a Venezuela.
Trump se pronunció sobre el tema al ser consultado por un periodista en la Casa Blanca sobre el apoyo que recibe Maduro de Moscú, Pekín y Teherán.
‘¿Está considerando un bloqueo o cuarentena de Venezuela dado el grado de involucramiento de Rusia, China e Irán?’, le preguntó el periodista.
‘Sí, lo estoy’, respondió Trump. ‘Sí, lo estoy, sí’, añadió, sin dar más detalles”.
AFP
También los gobiernos de China y Rusia han manifestado su interés en que se dé una salida a la situación venezolana a través del diálogo y las consultas. “Apoyamos totalmente los esfuerzos multilaterales para buscar los caminos satisfactorios para ambas partes con el fin de resolver la situación en ese país”, dijo este jueves la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova. El presidente de China, Xi Jinping, se manifestó este miércoles en la misma dirección.
Aunque ambos países han sido críticos frente a las presiones que desde la escena mundial se han ejercido sobre Nicolás Maduro, en el fondo existe claridad acerca de que la prolongación de la situación no sólo es costosa en términos de vidas humanas a lo interno del país, sino que tiene severas repercusiones fuera de las fronteras venezolanas.
Por eso en la comunidad internacional hay urgencia por resolver el problema y reducir sus impactos en todos los ámbitos. La misma Cancillería noruega señaló hace un par de semanas que las partes negocian en una “mesa que trabaja de manera continua y expedita”.
Es obvio que hay apremio con relación al proceso, sólo que algunos han sido más frontales que otros en sus manifestaciones. La Unión Europea, por ejemplo, dejó claro que impondrá nuevas sanciones si no se registran “resultados concretos” en las conversaciones de Barbados.
Estados Unidos, por su parte, ha venido tratando de ponerle límites a esta etapa. Destacan los señalamientos del encargado de Latinoamérica en la Casa Blanca, Mauricio Claver-Carone, quien aseguró que el plazo que ha dado EEUU es “mucho más corto que el del fin del año”, un tema compartido con el Grupo de Lima para que, en conjunto, “le ofrezcan una salida a Maduro en un tiempo definido”. A propósito del proceso de diálogo en Barbados, dijo que para Maduro “es el momento de aceptar ciertas garantías para salir del poder, o enfrentarse a la justicia internacional y de los Estados Unidos”.
Destaca aquí la aprobación por parte de la Asamblea Nacional de la reincorporación de Venezuela al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), que puede servir de estructura para que se articule y acentúe la presión de países de la región sobre Maduro, muchos de ellos miembros del Grupo de Lima.
En línea con la idea de acotar los tiempos del proceso se encuentra la decisión del Departamento del Tesoro de EEUU, en el marco de las sanciones, de extender hasta el 25 de octubre la licencia de operación en Venezuela de Chevron, Halliburton Co, Schlumberger, Baker Hughes y Weatherford International. Con esta medida marcó un espacio de tres meses y algunos expertos ven cuesta arriba que se produzca una nueva extensión de la licencia si llegada esa fecha no hay señales de un cambio en el status quo de Venezuela.
Corre así un trimestre decisivo para el país, lo que explicaría la acumulación de elementos de presión que exponen el peor rostro del régimen de Maduro y vaticinan que arreciarán las acciones de este tipo.
Suma de factores
En este sentido ha jugado un rol clave el informe sobre la situación de Venezuela que presentó Michelle Bachelet hace casi un mes. La documentación de la crisis hecha por la oficina de la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos expuso a nivel mundial las sistemáticas violaciones que ocurren en Venezuela a los derechos fundamentales, a la salud y la alimentación, pero también mostró la persecución, las desapariciones forzadas, la tortura y los ajusticiamientos como parte de las herramientas de control social y político del régimen de Maduro.
Este informe permitió sumar voluntades a nivel global sobre la necesidad no sólo de que ocurran las conversaciones entre chavismo y oposición, sino de que lleven a acuerdos viables, de pronta ejecución, que garanticen la gobernabilidad y una evolución favorable de la situación general del país.
Negociadores de Guaidó y Maduro pasan a otro nivel de consultas
También han jugado en esta dirección las revelaciones hechas por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, como parte de sus más recientes sanciones contra la red de corrupción tejida alrededor del programa oficial de alimentos (CLAP), que involucra a altos funcionarios del chavismo, empresarios -boliburgueses- como Alex Saab y Álvaro Pulido, pero también a los hijastros de Nicolás Maduro, que se aprovecharon de una crisis humanitaria sin precedentes en la historia reciente de Venezuela para su beneficio.
Desde su creación, los CLAP fueron presentados por Maduro como herramienta para atender a los segmentos más pobres de la población, pero las investigaciones mostraron que han servido para una vasta red de corrupción que le permitió al régimen “obtener lucros significativos mediante importaciones de alimentos y su distribución en Venezuela”, lo que implicaba el pago de sobornos a funcionarios y miembros del alto gobierno, la emisión de facturas fraudulentas, sobreprecios, despacho de productos con contenidos nutricionales inferiores a los aceptables y el blanqueo de recursos utilizando cuentas bancarias en Estados Unidos.
Vuelta de tuerca
Una estocada adicional para subir el tono llegó esta semana de parte del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés), que incluyó a Tareck El Aissami en la lista de los 10 prófugos más buscados por narcotráfico. Se trata del actual ministro de Industria de Nicolás Maduro, quien llegó a ser el vicepresidente Ejecutivo en su primer mandato.
“En sus cargos anteriores, él supervisó o parcialmente fue dueño de cargamentos de drogas de más de 1.000 kilogramos que salieron de Venezuela en múltiples ocasiones, incluyendo aquellos que tenían como destino final México y Estados Unidos”, señala el ICE.
Maduro, socios, hijastros, parientes y boliburgueses usaron el hambre en Venezuela para enriquecerse
Si bien El Aissami desde 2017 tiene sanciones del Departamento del Tesoro de EEUU por su presunta vinculación con el narcotráfico, en esta ocasión las autoridades estadounidenses señalaron que es “buscado por narcotráfico internacional” y sus datos, junto con su fotografía, fueron compartidos públicamente con la pregunta “¿Ha visto a este fugitivo?”.
Al respecto John Bolton, asesor de seguridad de la Casa Blanca, dijo que Maduro y “sus compinches restantes” deberían aceptar la oferta de una salida “antes de que se cierre la puerta”.
Mauricio Claver-Carone ya había advertido que Estados Unidos no ha sido “lo suficientemente duro todavía” en sus medidas contra el régimen de Maduro. “Si piensan que las sanciones han sido duras, no han visto nada. Seguirán incrementándose y serán mucho más duras”.
Y el propio Donald Trump no escatima a la hora de imprimir más presión. Este jueves, ante un periodista que le preguntó si estaba considerando un bloqueo o una cuarentena a Venezuela, respondió: “Sí, lo estoy”.