Daniel Gómez (ALN).- A escasos metros de la Puerta del Sol, se abre otra puerta hacia la base de datos de la firma que vende gafas de sol. Y es que, en la primera tienda física de Hawkers, lo físico es transitorio. El pago con efectivo está prohibido, tienen en marcha un proyecto para permitir el pago con bitcoins y hay videojuegos arcade con los que el cliente puede conseguir descuentos y regalos.
La realidad virtual existe y no es tan disparatada como la cuentan en la película Tron. Quien lo desee puede emprender el viaje en la Puerta del Sol de Madrid. A la izquierda del kilómetro cero, en la calle de Carretas número 17, encontrará un local negro y sin ventanas, con un cartel a rayas verde y blanco que reza: “Joint the revolution” (Únete a la revolución). Es la primera tienda física de Hawkers, inaugurada hace tres semanas.
La firma, que vende gafas de sol por internet en más de 50 países, estrenó un portal espacio-tiempo para enlazar con su base de datos. Allí lo físico es transitorio. Se pueden comprar lentes, pero no con efectivo. De momento, sólo admiten pago con tarjeta. Y es de momento porque está en marcha algo nuevo: el pago con criptomonedas, los famosos bitcoins.
Por lo costoso de los trámites, desde la empresa todavía no ponen fecha al proyecto. Sí aseguran que pronto será una realidad, que virtual o no, en Madrid ya está funcionando. En la capital hay más de 100 comercios que admiten pagos con criptomonedas. Una red de empresas de la que no podía quedar fuera Hawkers, nativa de internet y que lleva como bandera la palabra innovación.
Si algo ha generado polémica alrededor de la tienda es la decisión de suprimir el pago con efectivo. La asociación Facua-Consumidores en Acción denunció a Hawkers por ello ante la Dirección General de Comercio y Consumo de la Comunidad de Madrid. Y lejos de ser un problema, “es lo mejor que nos ha pasado”, indica al diario ALnavío la directora de la tienda, Ainara Azcona.
Otro proyecto que está en marcha y sí tiene fecha -“antes de Navidad”, asegura- es la comercialización de gafas de vista graduadas. El equipo de optometría ya está listo y sólo falta cerrar los trámites legales para garantizar que los equipos sean seguros.
“La moda cambia con frecuencia. Las marcas diseñan prendas casi día a día. En cambio, en el mundo de las gafas es impensable renovarse tan rápido. Por eso desde Hawkers queremos que esto sea posible y poner gafas graduadas a precios asequibles”, señala Larisa Cornea, mano derecha de Azcona en la tienda.
Esta es una de las fortalezas de Hawkers. Por sólo 30 euros (35 dólares) se pueden comprar gafas que otras firmas venden por más de 100 euros (118 dólares). No hay ningún secreto. Fabrican modelos que han perdido la patente. Y, además, lo hacen a un costo menor, igual que Inditex con sus prendas. No quieren identificar el lugar donde producen, pero aseguran que es el mismo donde lo hacen otras marcas de lujo.
Neones y grafitis al estilo neoyorquino
De vuelta a la tienda, el viaje virtual de Hawkers comienza en una especie de local de comida rápida. Hay una barra de mármol y acero inoxidable. El mismo metal del que está hecho el suelo y las estanterías. A esto le acompaña la música: suenan temas como ‘Panda’ de Desiigner y ‘Humble’ de Kendrick Lamar. Un ambiente que convierte a la tienda en una hamburguesería de Nueva York donde no se venden dobles de queso sino gafas.
Los dependientes recuerdan a personajes de videojuego. Cuando estuvo ALnavío eran cuatro. Dos chicas y dos chicos uniformados con promocionales de la marca, sonrientes, casi robóticos y con la consigna de transmitir la filosofía Hawkers: “Dinamismo, cercanía y creatividad”.
Hawkers cuenta con el paraguas financiero de O’Hara Administration, un fondo liderado por el venezolano Alejandro Betancourt
Tras el paso por la ‘hamburguesería’, el viaje transcurre por una escalera decorada con grafitis al estilo Bronx. Es una subida en forma de L que conecta con el último escenario de la aventura: el neón bar de Hawkers. Allí se encuentra un camarero que ofrece un tentempié cortesía de la casa. En la barra de botellas no hay whisky ni ginebra. Sólo gafas y más gafas que esperan ser graduadas antes de Navidad.
El bar también cuenta con una máquina arcade. De esas con joystick y un par de botones. Tienen descargados más de 300 videojuegos, algunos tan míticos como el PacMan y el Street Fighters. Además, los dependientes están dispuestos a retar a los visitantes. Si aceptan el reto y lo ganan, les prometen descuentos y regalos.
El neón bar también guarda una estantería que muestra las colecciones más exclusivas de Hawkers. Allí descansan los modelos exclusivos que portan el futbolista Lionel Messi, la actriz Paula Echevarría y la firma de ropa Ganso, entre otras. Una red de personalidades que es quizá la gran fortaleza de la firma.
El “caso Hawkers”
Iñaki Soriano, Pablo Sánchez y los hermanos Alejandro y David Moreno fundaron Hawkers en diciembre de 2013. En apenas cuatro años han llegado a facturar más de 100 millones de euros (118 millones de dólares). También cuentan con el paraguas financiero del fondo O’Hara Administration liderado por el venezolano Alejandro Betancourt, quien les concedió un crédito de 50 millones de euros (59 millones de dólares), cifra récord para una empresa nativa de internet.
Para que algo tan básico como vender gafas triunfara, los fundadores idearon una estrategia de marketing tan potente que se estudia en universidades de todo el mundo como el “caso Hawkers”. Comenzaron promocionándose en Facebook y acabaron vistiendo a actrices y deportistas. Incluso llegaron a ser la primera marca española presente en la NBA al acordar el patrocinio con Los Ángeles Lakers.
La exclusiva estantería de la tienda pone punto y aparte al viaje virtual de Hawkers. A la derecha hay una puerta que la firma no permite abrir. Una puerta que dirige a un lugar encriptado que por momentos recuerda al inagotable internet. Y es que esa puerta esconde un misterio que sólo algunos como ALnavío han logrado decodificar. No obstante, la respuesta está bajo contraseña y Hawkers aún no permite revelarla.