Juan Carlos Zapata (ALN).- Hacía falta que la fracción chavista regresara a la Asamblea Nacional que preside Juan Guaidó. Hacía falta verles la cara a los diputados rojos. Escucharlos respirar. Sentirlos de cerca. Seguirlos en los discursos. Tropezarse con ellos en los pasillos del Parlamento. Cruzar palabras en el hemiciclo. Mirarse a los ojos. Y lo que comenzó con un saludo parco, formal, Cómo está colega, ha dado pie a frases de mayor elaboración y contenido y también sentimiento. Todo esto indica que se están construyendo puentes. Aún no firmes. Pero al fin y al cabo, el proceso está en desarrollo. El escenario del Parlamento funciona. Ese es el escenario. Lo ha dicho Juan Guaidó. Lo ha dicho el segundo vicepresidente de la Cámara, Stalin González, que insiste en la obligatoria reinstitucionalización del país. Y lo dijo el primer vicepresidente, Edgar Zambrano, al salir de la prisión en la que lo tuvo secuestrado el régimen de Maduro por más de 100 días: Hay que hacer política de la grande.
El contacto se está produciendo. Y también el debate. Y aunque los diputados del PSUV, el partido chavista, aún no reconocen que la autoría de la crisis de Venezuela son los 20 años de desgobierno de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, sí comparten que hay que buscarle solución y hay que encontrar una ruta. Los diputados que reconocen a Juan Guaidó como Presidente Encargado no sólo insisten en el diagnóstico de la crisis sino que también exhortan a los diputados del chavismo que convenzan a Nicolás Maduro de que ya es tiempo de que piense en Venezuela, que no se aferre al poder por el poder, y abra el paso a unas elecciones libres, aun cuando las pierdas, porque perderlas no es perder la vida.
Uno de los debates más intensos hasta ahora fue el que se produjo este primero de septiembre y que derivó en que la Asamblea Nacional aprobara un acuerdo para ratificar la vigencia plena de las atribuciones del Parlamento -confiscadas por el Tribunal Supremo de Justicia controlado por Maduro-, la reinstitucionalización del país y la celebración de elecciones libres.
Una de las intervenciones de mayor contundencia fue la del diputado Henry Ramos Allup, expresidente de la Asamblea Nacional y jefe del partido Acción Democrática. Fue un discurso de tal calibre que hasta la fracción chavista guardó silencio. Se hizo el silencio. No fue nunca interrumpido. Como si por fin los diputados rojos cayeran en cuenta del daño causado al país, y la necesidad urgente de resolver la crisis. Ramos Allup de cara a la fracción roja, dijo:
Convenzan a Nicolás Maduro de que no es Presidente.
No es presidente de un pueblo que lo rechaza.
No es presidente porque la comunidad internacional no lo reconoce.
No es presidente porque nadie le presta. No consigue recursos.
No es presidente de nada.
Que se abra a las elecciones libres.
Que ese es el instrumento de los pueblos para darse los gobiernos.
Que perder elecciones no es perder la vida.
Que el que pierde elecciones puede recuperarse otra vez.
Que se convenza, Maduro, de que tampoco puede resolver la crisis.
Y al final la afectada es Venezuela.
De allí la crisis insoportable.
La cotidianidad insoportable.
De allí el éxodo de venezolanos hacia países que no estaban preparados para recibir tanta gente.
Y ello ha despertado la xenofobia.
Y hay que darse cuenta de que están maltratando a “nuestra gente”.
Edgar Zambrano sale de la prisión de Maduro sin rencores y con un discurso a favor de la política grande
Ramos Allup les dijo que entiende que hay sectores del chavismo a los que no les conviene que se resuelva la crisis. En la oposición también los hay. Hay sectores que prefieren otra vía. Pero “nosotros no queremos matanza, ni invasión militar, ni golpe de Estado”. Entonces, aquí puntualizó que el golpe de Estado no hay que descartarlo. “Yo sí le tengo miedo a un golpe de Estado”. Porque no hay que olvidarse de que estamos en Venezuela y América Latina, en referencia a un país y a una región que han sufrido los golpes de Estado y la tragedia de militares metidos a políticos. En consecuencia dijo:
Tenemos que conversar antes de que sea tarde.
Porque puede venir el golpe.
Y los golpes los dan los militares.
Los militares que tienen poder.
O sea, los militares que están con Maduro.
Fueron los militares que estaban con Hugo Chávez los que le dieron el golpe a Chávez.
Y eso que Chávez era líder y era militar. Aun así lo tumbaron.
En la Fuerza Armada hay malestar.
Y de allí el 30 de abril, la conspiración que no cuajó, pero que es un síntoma de lo que se vive dentro de los cuarteles.
¿Y cuando ocurra el golpe militar?
Los militares se quedarán con el poder.
Nadie da un golpe de Estado para entregarle el poder a otro.
Los civiles que se asocian con los militares en los golpes terminan empalados.
Que están equivocados (clara alusión a Diosdado Cabello, el número dos del régimen) aquellos militares retirados que crean que mandan sobre los militares activos.
Militar retirado no manda a militar activo. Militar activo con militar activo.
Producido el golpe, los militares luego se entienden con las potencias.
Los militares solucionarán el problema de sus sanciones personales.
Y la vida seguirá para ellos.
Pero Venezuela quedará tan o más averiada de lo que está ahora.
La “cerrazón” de Maduro no puede llevarnos a un golpe militar.
Tampoco aquellos otros que sueñan con el golpe militar milagroso.
Ante esta advertencia de la amenaza del golpe militar por la tragedia que sufre el país, Ramos Allup puntualizó a sus “colegas diputados” de la fracción roja que hay que conversar. Hay que dialogar. Porque “es necesario que recompongamos al país a partir de aquí, de esta hora y en el escenario de la Asamblea Nacional. “La víctima de todo esto es Venezuela”.
Debemos hablar fluidamente con ustedes.
Aunque sean un bloque político minoritario.
Y aun así, pequeño y disminuido, representan un sector del país que no se puede ignorar.
Hay que buscar una solución.
Maduro es la tranca porque sabe que no puede ganar unas elecciones libres.
Él está trancando el juego.
Por favor, díganle a Maduro que entienda.
Que primero piense en Venezuela.
Que de nada vale ser Presidente si no se es Presidente de nada.