Daniel Gómez (ALN).- El canciller de México, Marcelo Ebrard, asegura que las autoridades de Bolivia están atentando contra la inmunidad de su embajada en La Paz y que por ello presentarán una denuncia en La Haya. Su par boliviana, Karen Longaric, lo niega. Recuerda que México fue quien pidió a Bolivia más seguridad en los alrededores de la embajada. Y recuerda también que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador cometió “un desliz que no hace nada bien a la seriedad que presumía tener la Cancillería mexicana”. ¿Hasta dónde llegará esta guerra diplomática? Parece que ambos gobiernos están abiertos al diálogo.
“El gobierno de Bolivia expresa su profunda preocupación por la injerencia de México en los asuntos internos de Bolivia y llama al diálogo constructivo a ese país, en el marco del respeto a la decisión soberana de los bolivianos de recuperar su plena democracia a través de elecciones libres y transparentes”.
Esto dice la Cancillería del gobierno interino de Bolivia en la batalla diplomática que libran con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Este es un golpe que le da donde más le duele al mandatario mexicano, quien ha hecho de la Doctrina Estrada su regla de oro en política exterior.
La Doctrina Estrada se instauró en México en 1930. El entonces canciller, Genaro Estrada, colocó los principios de libre autodeterminación de los pueblos y de no injerencia como elementos rectores de la diplomacia del país. Parece que en el caso boliviano Bolivia no está siendo así. Al menos así lo piensa el gobierno interino de Jeanine Áñez, molesta por el trato que México le dio al expresidente Evo Morales, quien huyó de Bolivia por robarse las elecciones del 20 de octubre.
Mientras la tensión entre los países continúa, las iniciativas de diálogo asoman. Maximiliano Reyes Zúñiga, subsecretario de Estado para América Latina y el Caribe de México, le pidió una conversación a la canciller de Bolivia en un tercer país, según reseña el diario Página Siete.
“Hago un llamado a la canciller de Bolivia [Karen Longaric] a que abramos un canal de comunicación directa e incluso personal, cuando lo estime. Que nos encontremos en un país intermedio con el propósito de encontrar una ruta para el diálogo y la diplomacia”, afirmó Maximiliano Reyes.
La canciller se abrió a las conversaciones, insistiendo en que el diálogo tendría que darse directamente con Marcelo Ebrard. “Bolivia está dispuesta a tener relaciones amistosas con México, un diálogo fluido, pero siempre en el marco del respeto a la no injerencia de los asuntos internos de otros Estados. El diálogo tiene que ser con el Canciller de México no con el vicecanciller”.
La denuncia de México
El conflicto comenzó a principios de semana. Marcelo Ebrard, canciller de México, denunció “asedio policial y militar” en su embajada en La Paz a través de Twitter. Como pruebas presentó una serie de fotografías que retratan a policías y militares bolivianos en los alrededores de la sede -no en el interior- en la cual se asilaron nueve funcionarios afines al expresidente Evo Morales, con orden de detención en Bolivia.
Según Ebrard, la presencia de fuerzas de seguridad “es exagerada”, hasta el punto de considerar de que el gobierno de Áñez está “violando la inmunidad” de la sede, y también los derechos de los asilados.
Según Ebrard, la presencia de fuerzas de seguridad “es exagerada”, hasta el punto de considerar de que el gobierno de Áñez está “violando la inmunidad” de la sede, y también los derechos de los asilados. Por este motivo, la Cancillería mexicana anunció el jueves la presentación de un recurso en la Corte Internacional de Justicia en La Haya.
La primera respuesta del gobierno boliviano fue de todo menos diplomática. El expresidente y delegado internacional de Jeanine Áñez, Tuto Quiroga, insultó al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
“Cínico, sinvergüenza, se pasó de bellaco con Bolivia, confundió nuestro respeto con cobardía”, dijo Quiroga. “Usted es un cobarde matoncito, porque lo hemos visto pasar vergüenza, arrodillado ante Trump, que le pone exigencias, que lo obliga a deportar a centroamericanos, que le está metiendo inspectores laborales hasta el baño de su departamento”.
La respuesta de la canciller, Karen Longaric
Pronto la canciller boliviana, Karen Longaric, devolvió el conflicto a los cauces diplomáticas. En rueda de prensa dijo que la denuncia de México “es una falacia jurídica”.
“Nadie puede instaurar una demanda por hechos no probados, ni por presunciones. Nadie puede ser demandado por hechos que no ha cometido. Ellos dicen que presumiblemente violarán la inmunidad de la embajada de México. Es un desliz que no les hace nada bien a la seriedad que presumía tener la Cancillería mexicana”, agregó Longaric.
Más tarde emitieron un comunicado en el que insisten en cómo López Obrador está incumpliendo la regla de oro de México en política exterior:
“Nadie puede instaurar una demanda por hechos no probados, ni por presunciones. Nadie puede ser demandado por hechos que no ha cometido. Ellos dicen que presumiblemente violarán la inmunidad de la embajada de México. Es un desliz que no les hace nada bien a la seriedad que presumía tener la Cancillería mexicana”, agregó Longaric.
“En el afán de lavar la imagen autoritaria y antidemocrática del señor Evo Morales, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ofreció asilo al señor Evo Morales, quien no era ni es un perseguido político en Bolivia. Asimismo, el gobierno mexicano permitió al señor Morales hacer declaraciones políticas desestabilizadoras e incluso llamados a la violencia y al cerco de las principales ciudades en Bolivia, en contra de las normas internacionales. En este sentido, el gobierno constitucional del Estado Plurinacional de Bolivia expresó en numerosas ocasiones su molestia y preocupación por la injerencia en los asuntos internos bolivianos por parte del gobierno de AMLO. Dirigentes del Movimiento al Socialismo y exministros del gobierno de Evo Morales se asilaron en la embajada de México en Bolivia. La cancillería boliviana atendió todos los requerimientos de la embajada de México respecto a los asilados. Sin embargo, la embajada de México no actuó con reciprocidad”.
El comunicado recuerda que fue el propio gobierno de López Obrador quien pidió mayor presencia policial en los alrededores de la embajada. “En reiteradas solicitudes verbales, la embajada de México solicitó al gobierno boliviano refuerzos policiales en la residencia de la embajadora de México”.
La Cancillería recordó que Bolivia “jamás violará la inmunidad de un recinto diplomático ni la investidura de un diplomático sea cual fuere el país de que se trate”.