(EFE).- Arqueólogos del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES-CERCA) han hallado en el yacimiento de la Cova de les Teixoneres de la localidad barcelonesa de Moià restos humanos neandertales de más de 52.000 años de antigüedad con señales de haber sido canibalizados.
Los restos recuperados corresponden a dos fragmentos de occipital (parte posterior del cráneo) de un individuo neandertal juvenil.
Según el director del IPHES-CERCA, Robert Sala, se trata de «un hallazgo extremadamente singular», ya que estos restos de cráneo corresponden al cuarto individuo recuperado en el yacimiento desde que en 2016 aparecieron los primeros restos humanos.
Además, los estudios que se llevan a cabo han permitido identificar marcas de corte en la superficie de algunos de estos huesos, lo que se ha interpretado como resultado de actividades relacionadas con el canibalismo.
Con estos restos son al menos cuatro los individuos de distintas edades recuperados en el yacimiento, desde que en 2016 se hallaran los de un niño neandertal.
Desde entonces, se han encontrado más restos humanos aislados que han podido ser asignados a, como mínimo, tres individuos diferentes: un niño de unos 6-7 años, otro de más de 11 años y un tercer individuo senil.
Ahora, durante la campaña que se está celebrando este mes de junio, se han localizado los restos de un cuarto individuo, dos fragmentos de un mismo occipital en pleno desarrollo si bien presenta ya las suturas occipito-mastoides bien formadas, que, por sus características físicas, podría pertenecer a un individuo juvenil, casi adulto.
Esta gran cantidad de restos humanos convierte a la Cova de les Teixoneres en uno de los enclaves más importantes para conocer el mundo neandertal.
Procesados por otros neandertales
Según los estudios efectuados hasta ahora, todos estos restos tienen una cronología ligeramente superior a los 52.000 años de antigüedad y se encontraban dispersos en una misma superficie en la entrada de la cavidad y mezclados con los huesos y los dientes de otros animales cazados por estos humanos.
Aunque en su inicio se hacía difícil averiguar las causas concretas de su presencia en la cueva, el descubrimiento de marcas de corte en una clavícula hace pensar que fueron procesados por otros neandertales y muy posiblemente comidos por sus congéneres, apunta Sala.
Además, los restos de estos humanos están muy fragmentados, probablemente para poder acceder a la médula y otros nutrientes contenidos en el interior de sus huesos.
Esto hace que la mayoría de ellos sean muy difíciles de reconocer y distinguirlos de los demás animales, sobre todo en el caso de los restos correspondientes a niños.
Podrían aparecer casos similares
Para paliar esta dificultad, el equipo está utilizando técnicas biomoleculares muy especializadas para identificarlas y poder realizar estudios de ADN, tanto mitocondrial como nuclear, y se espera que con los resultados de estos estudios aumente el número de restos humanos identificados.
Este no es el primer caso documentado de canibalismo entre los neandertales, pero sí que es el primero identificado en Cataluña, y aunque la antropofagia no parece haber sido un fenómeno habitual entre estos humanos, en Europa existen algunos yacimientos que sugieren prácticas parecidas, lo que hace pensar a los arqueólogos que, en un futuro, saldrán otros casos similares.
Aparte de los miembros del IPHES-CERCA, el equipo cuenta con la colaboración de investigadores de otras instituciones como el laboratorio ICArEHB en la Universidad del Algarve (Portugal), el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET, Argentina) y la Universidad de Glasgow, además de las universidades españolas de Castilla la Mancha y la Complutense de Madrid.