Carlos Moreno (ALN).- Ismael García, diputado fundador del partido Podemos en Venezuela, lideró su bancada en 2008 para oponerse a la concesión de estatus político a la guerrilla que ordenaba Hugo Chávez a la Asamblea Nacional de ese momento. Cilia Flores, la esposa de Maduro, sacó adelante la aplastante votación que dio la beligerancia a los insurgentes con la mayoría del PSUV.
Ismael García, diputado que fundó el partido Podemos en Venezuela, habla con el diario ALnavío desde el exilio forzado en Costa Rica para contar cómo se enfrentó al chavismo cuando el PSUV decidió, por orden de Hugo Chávez, proteger con estatus legal a las FARC y el ELN en Venezuela. Eran otros tiempos, 2008, y el PSUV dominaba la totalidad del Parlamento tras la negativa de la oposición a participar en las elecciones de 2005 por no tener garantías de una elección transparente.
Podemos era un movimiento de izquierda moderada que surgió de una fractura con el Movimiento Al Socialismo (MAS), un histórico partido que había apoyado a Chávez en sus inicios sin el consentimiento de sus fundadores Teodoro Petkoff y Pompeyo Márquez, pero que muy pronto (2002) le retiraría el respaldo tras asumir que llevaba a Venezuela a un régimen autoritario.
Ismael García tomaba el color morado para la bandera de su partido y abría una brecha (mucho antes que el Podemos de España de 2014).
Ismael García asegura que siempre le dijo a Chávez que las FARC y el ELN eran grupos terroristas y narcotraficantes, mucho antes de que este decidiera otorgar el estatus de beligerancia a los insurgentes.
Logró ganar curules con seis diputados a la AN en 2005, pero Chávez le ordenó que fusionara su partido con el PSUV y él se negó. Comenzaron los enfrentamientos hasta apartarse por completo del proyecto chavista y pasarse a una oposición abierta donde participó también para derrotar el Referendo para la Reforma Constitucional de 2007. El partido le sería arrebatado en 2012 para ponerlo al servicio del chavismo bajo la conducción del diputado Didalco Bolívar.
Hoy, cuando Maduro ha manifestado que los líderes de las FARC, Iván Márquez y Jesús Santrich, son bienvenidos a Venezuela, saltan aquellos datos históricos de las figuras que apoyaron y las que rechazaron el acuerdo que sacó adelante Cilia Flores, la esposa de Nicolás Maduro, y que abría el camino a las operaciones de la guerrilla en Venezuela.
-¿Usted se opuso siempre a la guerrilla de las FARC y el ELN o lo hizo por su ruptura con Chávez?
-Directamente se le comuniqué a Chávez en una oportunidad, mucho antes de que tomara la decisión de dar beligerancia. Esos movimientos se convirtieron en centros de manejo y reparto del territorio para la producción y distribución de droga, pero además siempre hicieron daño a Venezuela. Yo conocí venezolanos que fueron secuestrados y sufrieron cautiverio y además tuvieron que pagar 10 millones de dólares para que los liberaran.
-¿Pero ustedes siempre los calificaron de terroristas?
-Claro, para nosotros siempre fueron grupos armados y terroristas. Además, asociados y beneficiarios del narcotráfico.
-¿Recuerda usted el debate en la Asamblea Nacional de 2008 cuando Cilia Flores sacó adelante la aprobación del estatus político para las FARC y el ELN?
-Hubo una postura muy fuerte de apoyo desde el Partido Comunista de Venezuela (PCV). Uno de sus diputados, tratando de justificar las acciones de las FARC y el ELN, decía que la Iglesia Católica también había cometido crímenes con la Inquisición. Yo rebatí diciendo entonces que asumieran, tal y como lo hizo la Iglesia de Juan Pablo II, su responsabilidad y pidieran perdón. Aquello no podía llevarnos a nosotros como venezolanos a apoyar lo que el gobierno quería hacer, que era reconocerlos como una fuerza política.
Estos son los 7 diputados que se opusieron a Chávez y Cilia Flores cuando protegieron a las FARC y el ELN
-¿Cómo fue la postura de la bancada del PSUV, que para ese momento era la mayoría?
-Hay que decir que fue tímida por parte de la mayoría, hubo mucho silencio. Hubo algunos diputados del PSUV que defendieron el carácter beligerante, pero en general la defensa fue realmente tímida. Muchos sabían que no estaba bien, pero seguían la obediencia al partido y a Chávez.
-¿Cree usted que el rechazo a las FARC y el ELN que lideró con el partido Podemos tuvo algún efecto?
-Hace 2019 años nació un hombre que fue apaleado, lo hicieron llevar una cruz a cuestas y lo crucificaron. Cristo decía que era el hijo de Dios y que era la verdad. Yo soy católico, creo firmemente en la doctrina de Jesús. Si uno tiene la razón en algo y jura ante su nación que defenderá la Constitución, el Estado y el pluralismo eso debe hacerlo hasta el final. Nosotros no fuimos a defender a un hombre. Recuerdo que cuando lanzamos el partido hubo dos discursos, primero el que pronuncié yo y después vino Chávez, en ese discurso yo dije que nadie nos invitara a un proyecto distinto a lo que está escrito en la Constitución, ese es el proyecto de país. Y entonces, en 2008, vinieron con esa propuesta de reconocer a las FARC y el ELN cuando nosotros sabíamos que eran unos terroristas y narcotraficantes, eso era una relación pecaminosa que no aceptaríamos. Frente a la vida y a la historia dejamos nuestra posición de claro rechazo.
-La bancada de Podemos eran seis diputados, pero luego se unió uno del PSUV en medio de aquel debate, ¿nos da más detalles?
-Sí, en Podemos éramos seis los diputados, Juan José Molina, Arcadio Montiel, Ricardo Gutiérrez Briceño, Hermes García Font, Bernardo Jiménez Álvarez y mi persona, pero cuando se planteó la aprobación, Wilmer Azuaje, del PSUV, rompió con su partido, enfrentado además al chavismo luego de denunciar actos de corrupción en Barinas, y se vino con nosotros. A él, Cilia Flores, que es una mujer perversa, le allanó la inmunidad parlamentaria y hoy está preso.
-¿Y ustedes recibieron represalias del gobierno de Chávez en ese momento?
-Nos cerraron los espacios en las instituciones y todo aquel lugar donde el gobierno tuviera influencia, que eran bastantes. Censura de los medios contra nosotros. Pero aún no se habían desatado los demonios como ahora, con los asesinatos políticos, la persecución y el encarcelamiento.
-Y hoy, ¿qué cree usted que puede suceder tras los apoyos abiertos de Maduro a la guerrilla?
-Creo que esta gente se terminó de poner la soga al cuello. Si tenían el agua al cuello, ahora la tienen justo debajo de la nariz. El tema es que ya no sólo es Estados Unidos el que tomará medidas de sanciones, sino que el mundo entero se activará para determinar con investigaciones tecnológicas, coordinadas entre países, la presencia y la neutralización de estos grupos narcoterroristas que operan hoy en 17 estados de Venezuela.
-¿Maduro abrió la puerta al ELN en el Arco Minero del Orinoco?
-Sí. Ese grupo viene trabajando desde hace tiempo en el tráfico del oro en alianza con el hijo de Nicolás Maduro (Nicolasito Maduro Guerra), pero también trabajan de la mano con Freddy Bernal en la frontera del Zulia para controlar las operaciones de los CLAP, y hasta tienen pistas de aterrizaje en Amazonas. Tienen haciendas en Guárico a donde llevan la droga y tienen su corredor que va desde Amazonas, Guárico, Apure, hasta llegar a Colombia, por donde sacan el oro venezolano.
Cilia Flores blindó la protección a las FARC y el ELN en Venezuela
-¿Señala usted al hijo de Maduro por el tráfico de minerales y oro?
-Sí, él y Diosdado Cabello son los que comandan esas operaciones.
-¿Y cree que eso, más los recientes apoyos a las FARC, abren la puerta a una intervención militar?
-Hoy las cosas no se hacen exactamente de esa forma. Hay otras maneras. No tiene que ser exactamente así. Lo que sí sé es que cuando uno de esos tipos del régimen, un Diosdado Cabello, un Tareck El Aissami, aparezcan bajando de un helicóptero con el mono naranja y encadenados de pies y manos, allí se acaba esa historia. Todos son unos cobardes. Los vi llorando y corriendo cuando le dieron el golpe de Estado a Chávez. Mucha gente estará dispuesta a entregar las cabezas de esos tipos cuando las recompensas crezcan. Duermen con un ojo abierto y otro cerrado.
-¿Confía en la negociación entre el equipo de Guaidó y el régimen?
-Creo en la propuesta de Juan Guaidó, que no es más que el cese de la usurpación, pero esa negociación tiene que tener un límite, tiene que saber hasta dónde se llega.
-¿El límite es este año?
-No voy a dar una opinión sobre eso porque sería irresponsable. Lo que Guaidó debe tener claro es que hay un tiempo, y él mismo lo ha dicho. Hay que recordar que los representantes del régimen sólo han usado los diálogos para ganar tiempo. Yo a esos tipos no les creo, pero sí creo en Guaidó y las propuestas de su equipo.
-¿Pero hay fuerza en la oposición para obligarlos a irse?
-En Venezuela hay fuerza para que ellos salgan, sólo que necesitamos un empujón mucho más fuerte en los próximos días y en las próximas horas desde el mundo democrático.