Pedro Benítez (ALN).- A diez días de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia (19 de junio) no hay nadie que pueda predecir el resultado de la consulta. Los últimos sondeos han indicado un empate en las preferencias de los electores de ese país que manifiestan su intención de votar y ya no queda tiempo para efectuar una encuesta nacional con cierto rigor científico, más allá los tracking poll diarios que inevitablemente dejan por fuera a una parte de la población.
Una vez que con 5.9 millones de votos (28.17%) el ex alcalde de Bucaramanga Rodolfo Hernández consolidó su paso a la siguiente etapa, su estrategia inicial consistió en marcar distancias muy claras del uribismo con el fin de reforzar su propio perfil de independiente antisistema y disputar al candidato del izquierdista Pacto Histórico, Gustavo Petro, en el terreno del cambio por el que los colombianos mayoritariamente votaron en la primera vuelta.
Su táctica disruptiva, que tan buenos réditos le ha dado, partía de la premisa según la cual los 5 millones de votos de Federico Gutiérrez (23.9%), que llegó en tercer lugar, se sumarían automáticamente a su aspiración con el cual amarraría la elección. Después de todo se suponía que esos eran los votos del uribismo o anti-petristas, que para fines prácticos es lo mismo.
Ser más cambio que Petro
Por tanto lo que Hernández debía hacer, o debería seguir haciendo, es mantener su propia votación inicial. Si la mayoría de los colombianos quieren un cambio pues él debería demostrar que es más cambio que Petro. Si hay un sentimiento de rechazo mayoritario al gobierno de Iván Duque y una condena generalizada al legado del uribismo, pues Hernández se montó en esa ola.
LEA TAMBIÉN
¿Es Gustavo Petro el Hugo Chávez de Colombia?
La primera encuesta nacional que se hizo luego de la primera vuelta electoral indicaba que esas cuentas cuadraban; Rodolfo Hernández alcanzaba de arrancada el 52 %, cómodamente por encima de Petro con el 44 %. El rechazo a su rival estaría haciendo el resto del trabajo.
Sin embargo, algo ha pasado en el camino y de manera muy rápida. Según la pesquisa divulgada por el diario El Tiempo el pasado domingo 5 de junio (Guarumo S.A.S., EcoAnalítica Medición y Conceptos Económicos S.A.S.) la ventaja de Hernández se habría reducido en un solo una semana a 46,4 %, con Petro muy de cerca con un 43,3 %. Tomando en cuenta el margen de error de 2,5 estaríamos hablando de un empate.
Perder los votos anti-Petro
Por su parte, en otro sondeo del Centro Nacional de Consultoría que dio a conocer la revista Semana, el candidato de la izquierda alcanzó un 44,9% de intención de voto, por encima del ex alcalde de Bucaramanga con el 41%.
Según esas mismas indagaciones solo el 66,8 % de los 5 millones de quienes votaron por Federico Gutiérrez en primera vuelta lo estarían haciendo por Hernández. Casi un 20% menos de lo que indicaron los sondeos iniciales.
Es decir, el outsider de 77 años no solo no estaría logrando sumar automáticamente los votos anti-Petro, sino que los estaría perdiendo.
De acuerdo con el trabajo que publicó El Tiempo, el 23 y 24,5% respectivamente de los que votaron por los candidatos Gutiérrez y Sergio Fajardo manifestaron votar en blanco para el ballotage.
Todo parece indicar que no es que Petro suba de manera importante sus 8 millones y medio de votos iniciales, sino que es Hernández quién estaría perdiendo votantes potenciales.
Así se mueve Gustavo Petro en las encuestas
Esta apreciación la corrobora el tracking presidencial diario que hace el canal RCN. Según sus números Hernández disminuyó del 50,4 % al 47,9 % el pasado 3 de junio, mientras que Petro subió del 45,6 % al 46,3 %. Y de acuerdo a esa misma medición de hace muy pocas horas las líneas ya se habrían cruzado: Petro sube al 48,5 %, Rodolfo Hernández baja al 46,7 %.
Todo esto en menos de dos semanas de una campaña de vértigo.
¿Qué está pasando? ¿De dónde estaría perdiendo Rodolfo Hernández posibles votantes? ¿De los que le votaron en la primera vuelta o efectivamente de los uribistas que inicialmente se inclinaron por su opción y ahora se podrían quedar en sus casas el 19 de junio o votar en blanco?
Una pista la ha dado, sorpresivamente, el mismo Gustavo Petro. El pasado fin de semana se divulgó un video en el cual él le da la bienvenida a su campaña a los votos uribistas: “señoras y señores del uribismo, bienvenidas, bienvenidos”.
Aunque pocas horas después afirmó que esa declaración la dio en diciembre pasado, lo cierto del caso es que Petro y su campaña han cambiado el tono de su mensaje hacia ese sector del electorado que, por lo visto, será decisivo si vota, o si decide no votar, o votar en blanco.
El uribismo no ha muerto
De modo que el uribismo no estaría tan muerto como, entre otros, afirmó el candidato Rodolfo Hernández. Aunque su candidato oficial, Óscar Iván Zuluaga, ni siquiera pudo terminar su campaña y se retiró endosando su apoyo a Federico Gutiérrez, y el Centro Democrático sólo logró el 10,5% de la votación en las parlamentarias de marzo, algo queda del capital político que quien durante dos décadas fue el principal elector en Colombia.
Cuatro de las últimas cinco elecciones presidenciales colombianas las ganó Álvaro Uribe o un candidato apoyado por él, como fue el caso del ex presidente Juan Manuel Santos en 2010. Y su intervención fue decisiva en el resultado en el cual, por un estrecho margen, una mayoría de colombianos dijo no en el plebiscito sobre los acuerdos de paz de 2016.
No obstante, y como es muy normal, los actores políticos se desgastan y la gente se cansa de su protagonismo. En ese caso la sociedad colombiana viene dando muestra de hastío con la omnipresencia de Uribe, mientras el discurso de sus detractores, encabezados por Petro, ha ido ganando terreno. Pero por lo visto, algo queda, porque los millones que en el pasado le votaron no se han esfumado. En alguna parte están.
La paradoja de Gustavo Petro
Esta es la paradoja de la presente disputa comicial colombiana; toda la larga campaña de Gustavo Petro se ha montado en atacar con las peores y más terribles acusaciones a Uribe y al uribismo. La principal acusación contra el actual presidente Iván Duque es ser títere de Uribe. A sus adversarios de ser candidatos de Uribe. Ser uribista es pecado mortal.
Rodolfo Hernández se montó en el mismo discurso. Pues resulta ser que el resultado electoral colombiano depende ahora del voto uribista. Sea que vote o que no lo haga.
En un cambio de posiciones Petro se está ofreciendo como “un cambio seguro y responsable” sin los riesgos de la (en teoría) impredecible presidencia del outsider Rodolfo Hernández. En la lucha por el poder, todo se hace.
Mientras tanto, convencido, finalmente, que su presencia perjudica y no ayuda, el expresidente Uribe cumple con su abstinencia en las redes sociales. Desde el 29 de mayo no ha vuelto a usar su siempre polémica cuenta de Twitter.