Zenaida Amador (ALN).- El debilitamiento de las bases del régimen de Nicolás Maduro tiene implicaciones que van más allá de las fronteras venezolanas y Juan Guaidó, como presidente interino de Venezuela, acaba de dar un paso más para mover los ejes estratégicos que le dan soporte al chavismo.
Este martes, en medio de una crisis sin precedentes que mantiene a Venezuela sumida en el colapso de todos los servicios básicos, Juan Guaidó ordenó “la inmediata suspensión del suministro de crudo, combustible y sus derivados a la República de Cuba”. La medida busca garantizar el cumplimiento cabal del ahorro de combustibles para permitir el funcionamiento adecuado del sistema eléctrico tras una falla que mantiene al país con suministro intermitente de electricidad.
“No vamos a seguir financiando la injerencia de los cubanos en nuestras fuerzas armadas y solicitamos la cooperación internacional para hacer efectiva esta medida”, señaló.
Este martes, en medio de una crisis sin precedentes que mantiene a Venezuela sumida en el colapso de todos los servicios básicos, Juan Guaidó ordenó “la inmediata suspensión del suministro de crudo, combustible y sus derivados a la República de Cuba”
Que la decisión de Guaidó logre materializarse en hechos requiere efectivamente del apoyo internacional, ya que Nicolás Maduro sigue aferrado a aliados clave como Cuba, país con el que mantiene una apuesta mutua por la supervivencia y la expansión de la izquierda en el hemisferio.
Pero la petición formulada desde la Asamblea Nacional de Venezuela abre un margen para que algunos países que desconocen el régimen de Maduro actúen para entrabar o impedir que el petróleo venezolano siga llegando a La Habana, lo que no sólo significaría un duro golpe a la gestión del chavismo en Venezuela sino una señal clara de que la presión internacional no dejará intacto al régimen cubano.
Vale destacar que el suministro a Cuba ha seguido firme todavía con el desplome que experimenta la producción petrolera venezolana. Es decir, que aun cuando han caído los volúmenes exportables, que son los que le generan ingresos a la nación, Maduro ha optado por seguir subvencionándole el petróleo a La Habana. El hecho es alarmante porque, en paralelo, ante la falta de recursos Venezuela ha dejado de cumplir otros compromisos internacionales y prácticamente ha paralizado la importación de bienes e insumos básicos, lo que intensifica la crisis humanitaria que se vive en el país.
Sin embargo, sólo en enero pasado, “Maduro regaló 45.000 barriles diarios de petróleo al régimen cubano”, según afirma Carlos Vecchio, representante de Guaidó ante el Gobierno de Estados Unidos.
Las palabras que pronunció Donald Trump el mes pasado en la Universidad de Florida retumban en este momento: “La hora de la caída del socialismo ha llegado a nuestro hemisferio y francamente en muchos países alrededor del mundo. Los días del socialismo y del comunismo están contados, no solamente en Venezuela, también en Nicaragua y en Cuba”.
Venezuela es la trampa en la que se metió Cuba
El mandatario estadounidense retó a los militares venezolanos a dejar de arriesgar su vida por Maduro, quien se resguarda en un “ejército privado de soldados cubanos”, porque “no es un patriota venezolano, él es un títere cubano”.
La simbiosis
El vínculo que formaron Fidel Castro y Hugo Chávez, desde cuando este último se perfilaba como posible presidente de Venezuela, ha servido por décadas como una simbiosis para que el régimen cubano sobreviva gracias a la petrochequera venezolana mientras le da el soporte de inteligencia y estrategia a la élite de la “revolución bolivariana” para perpetuarse en el poder.
El suministro a Cuba ha seguido firme todavía con el desplome que experimenta la producción petrolera venezolana. Es decir que aun cuando han caído los volúmenes exportables, Maduro ha optado por seguir subvencionándole el petróleo a La Habana
Por eso una de las primeras acciones de Chávez al llegar al Gobierno fue la firma de un Acuerdo de Cooperación Energética con La Habana en el año 2000. La idea, según afirmó el entonces mandatario venezolano, era cubrir las necesidades de consumo de la isla con el envío de 53.000 barriles diarios de petróleo, pero lo que más destacaba del pacto eran las condiciones: períodos de gracia más un plazo de 15 años para pagar, margen para financiar a bajísimos intereses hasta 25% de la factura y, lo más importante, la posibilidad de pagar una parte del monto con bienes y servicios.
A partir de allí comenzó la llegada de oleadas de cubanos a Venezuela como parte del convenio. En principio se trataba de médicos y de entrenadores deportivos, entre otras especialidades, muchos de los cuales terminaron usando Venezuela como un trampolín para escapar de La Habana. Pero esto no era lo único que llegaba de la isla. Aumentó la presencia de funcionarios cubanos dentro de instituciones clave del Estado venezolano e, incluso, se hizo normal que oficiales cubanos estuvieran en las filas de las Fuerzas Armadas venezolanas.
Cumplir con el Acuerdo de Cooperación Energética con Cuba ha tenido un costo muy grande para Venezuela, no sólo por los pagos que siguen pendientes y los volúmenes involucrados en esta alianza política, que dejaron de rendirle beneficio económico a la nación, sino porque incluso, dado el deterioro de la industria petrolera local, Maduro ha llegado a importar crudo para cumplir los despachos a la isla.
Si cae Venezuela, caen Cuba y la izquierda latinoamericana
Aunque la opacidad marca la pauta en el manejo de este convenio, se sabe que Venezuela ha pagado por los médicos y los demás profesionales cubanos que ha recibido en estos 18 años, sin mencionar otros aportes y donaciones hechos a la isla. Los montos involucrados fácilmente superan los 30.000 millones de dólares.
Venezuela terminó oxigenando la economía cubana y Cuba terminó dándole un soporte estratégico al modelo político venezolano, lo cual se trastocó con el declive de los precios petroleros. En el gobierno de Nicolás Maduro, que comenzó en 2013, la alianza política se mantuvo, pero los beneficios económicos para Cuba mermaron debido a la crisis económica venezolana.
Por ello, en los últimos tres años Cuba ha tenido que aplicar un plan para racionar el consumo de combustibles y de electricidad, para hacer frente al menor aporte de Venezuela, así como un plan de austeridad financiera, con recorte de gastos, atraso en pagos y otras acciones para ir enfrentando la coyuntura, que pinta muy mal las perspectivas del país.
El vínculo que formaron Fidel Castro y Hugo Chávez ha servido por décadas como una simbiosis para que el régimen cubano sobreviva gracias a la petrochequera venezolana mientras le da el soporte de inteligencia y estrategia a la élite de la “revolución bolivariana”
Como parte de la estrategia, La Habana comenzó a buscar opciones petroleras en el mercado, tanto en Rusia como en Argelia e, incluso, en Irán. Sin embargo, Venezuela sigue siendo un pilar fundamental para la subsistencia de la economía de la isla, sin dejar de mencionar la afinidad ideológica y lo que ambos regímenes implican para la izquierda revolucionaria.
Pero el momento histórico coloca la relación en una encrucijada compleja. Según Trump, “por décadas las dictaduras socialistas de Cuba y Venezuela se han convertido en un sistema de regateo corrupto. Venezuela le da a Cuba petróleo y Cuba le da una policía a Venezuela. Pero esos días se acabaron. La horrible alianza entre las dos dictaduras está a punto de llegar al final”.
Mike Pence, vicepresidente de Estados Unidos, lo resume en una frase: “Ha llegado el momento de liberar a Venezuela de Cuba”.