Daniel Gómez (ALN).- La intervención militar extranjera contra el régimen de Nicolás Maduro cobra fuerza en la ruta de Juan Guaidó. Lo que ocurre es que no tiene apoyo. Ni siquiera EEUU parece estarla considerando. “En EEUU la intervención en Venezuela no es un tema de discusión. Y tampoco se habla mucho de ello en el país porque el presidente Donald Trump nunca ha querido convencer al pueblo americano, en una conversación con ellos, de que es una necesidad”, dice a ALnavío Frank Mora, analista político, profesor e investigador de la Florida International University.
“Para bailar un tango hacen falta dos”. Esta es la frase con la que Juan Guaidó, Presidente Encargado de Venezuela, abrió la puerta a una intervención militar extranjera con el objetivo de salir de Nicolás Maduro.
En una rueda de prensa el jueves en Caracas, Guaidó dijo que hay que “hablar de todas las opciones responsablemente para atender la emergencia y producir elecciones realmente libres”. Entre esas opciones está la intervención militar extranjera, definida por el mandatario como “cooperación internacional”.
Cuenta con argumentos para pedir apoyo extranjero. “La línea roja se sobrepasó hace años”, declaró en referencia a las actuaciones del régimen. Un régimen que, en la noche del miércoles, traspasó “otra línea roja” apresando a Edgar Zambrano, diputado y vicepresidente de la Asamblea Nacional, en lo que se entiende como un ataque de Maduro al Parlamento, la única institución legítima del país. “Un fujimorazo del siglo XXI”, lo definió el embajador de Guaidó en España, Antonio Ecarri.
Frank Mora: “El presidente siempre mira en términos de perder o ganar. En esta ocasión, siente que está perdiendo en Venezuela y por eso echa la culpa a sus asesores. Se siente frustrado con ellos porque le están llevando a una situación de guerra que él no quiere”
Guaidó tiene argumentos, ¿pero tiene apoyo? “Sólo Estados Unidos haría algo si fuese el caso”, declara a ALnavío el exministro venezolano, excandidato a la Presidencia y expresidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Diego Arria.
No está tan convencido Frank Mora, analista político, profesor e investigador de la Florida International University. “Cuando uno dice EEUU debe tener un poco de cuidado. En EEUU, fuera del sur de la Florida y por supuesto Washington, la intervención en Venezuela no es un tema de discusión. Y tampoco se habla mucho de ello en el país porque el presidente Donald Trump nunca ha querido convencer al pueblo americano, en una conversación con ellos, de que es una necesidad”.
Mora, “desde un punto de vista político”, no ve “apoyo ni una discusión que avale que EEUU quiera intervenir militarmente Venezuela”. Además, piensa que Trump “ha sido consecuente con sus palabras ya que en el discurso del Estado de la Unión dijo que no iba a desplegar a las Fuerzas Armadas en aventuras militares, y no lo está haciendo”.
El caso es que Guaidó también demanda apoyos internacionales en Colombia y Brasil. Si bien los gobiernos de Iván Duque y de Jair Bolsonaro se han alineado con el líder venezolano para presionar diplomáticamente a Maduro, siempre han cerrado la puerta a la solución militar. Esa opción no está sobre la mesa de estas. O al menos, no han avalado tal cosa.
No obstante, Trump, cuando se reunió con Bolsonaro en marzo en Washington, puso en boca del mandatario brasileño que la opción militar contra el régimen de Maduro sí es una posibilidad. “Puedo hablar por los dos cuando afirmo que todas las opciones están sobre la mesa”, dijo Trump.
Trump está descontento con Bolton
Trump lleva desde 2017 amenazando a Maduro de la misma forma, ¿pero realmente todas las opciones están sobre la mesa del Despacho Oval? Como Frank Mora, un reciente reportaje de The Washington Post lo duda.
El texto -en el que se cita a tres funcionarios de la Casa Blanca sin identificarlos- indica que Trump está “insatisfecho” con el trabajo hecho por John Bolton, asesor de Seguridad Nacional, en Venezuela.
El reportaje dice que Trump “se ha quejado de la postura intervencionista” de Bolton ya que el deseo del presidente es que “EEUU se mantenga al margen de los atolladeros extranjeros”.
Trump, según las fuentes de The Washington Post, también piensa que “Bolton y otros asesores subestimaron a Maduro”. Le dijeron que su salida iba a ser un proceso rápido y como se está viendo, no lo es.
Y es que Trump siempre tuvo la idea de que el mandatario venezolano es “una galleta dura”, por lo que sus asesores “no deberían haberlo llevado a creer que el líder venezolano podría ser derrocado la semana pasada, cuando Guaidó lideró las protestas masivas”.
En EEUU no hay apoyo mayoritario a la intervención militar
Esta versión de The Washington Post coincide con las impresiones que Anna Ayuso, investigadora senior para América Latina del Centro de Información y Documentación Internacional de Barcelona, expone a ALnavío.
“Maduro cuenta con que la intervención miliar no tiene respaldo suficiente ni en la región, ni en la Unión Europea, ni siquiera en EEUU, donde no se descarta, pero la voz mayoritaria es que no habrá intervención militar”, apunta Ayuso.
La voz mayoritaria de la que habla Ayuso es la de la Cámara de Representantes, de mayoría demócrata. Este partido, a diferencia del republicano, descarta de pleno una intervención militar en Venezuela. Y es ni siquiera entre los republicanos todos están de acuerdo con esa solución. Ni siquiera Trump, como informa The Washington Post.
Frank Mora agrega que el análisis del diario puede estar bien encaminado. “El presidente siempre mira en términos de perder o ganar. En esta ocasión, siente que está perdiendo en Venezuela y por eso echa la culpa a sus asesores. Se siente frustrado con ellos porque le están llevando a una situación de guerra que él no quiere”.
Entonces, si la intervención militar no es una opción para Trump, Guaidó se queda solo en esta vía. Ningún gobierno aliado está dispuesto a apoyarle. Ni en América ni en Europa.
Así que al presidente encargado sólo le quedan algunas voces, como la del expresidente español José María Aznar, quien dice que la única solución en Venezuela es “una intervención”. No precisó cuál. Pero sí dijo que “el precio de no intervenir puede ser más alto que el de intervenir”.
Otro apoyo viene de parte del almirante Craig Faller, jefe del Comando Sur de Estados Unidos, quien dijo estar a disposición de Guaidó y su gobierno. “Cuando me invite Juan Guaidó y el gobierno legítimo de Venezuela vamos a hablar sobre nuestro apoyo a aquellos líderes de la Fuerza Armada para que tomen la decisión correcta, que respeten a los venezolanos primero, y se restaure el orden constitucional. ¡Estamos listos!”, tuiteó este viernes.
La estrategia de Guaidó en América y en Europa
Como se sabe, la Operación Libertad de Guaidó no culminó con éxito. El alto mando militar siguió al lado del régimen y no permitieron el fin de la usurpación, ni el consiguiente gobierno de transición.
Había un plan, tal como filtró a ALnavío el exjefe de la policía política de Maduro, Cristopher Figuera. Un plan en el que cooperaban jerarcas del chavismo como el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, y el jefe del Tribunal Supremo de Justicia, Maikel Moreno. Un plan que, por diferentes motivos, terminó frustrado.
Maduro sigue en el poder. No se puede fiar de nadie, pero sigue ocupando el Palacio de Miraflores. Y sigue reprimiendo. Sigue sobrepasando líneas rojas. Se está viendo con la detención de Zambrano y las amenazas a la Asamblea Nacional. Se vio con lo ocurrido en la frontera de Venezuela con Colombia, cuando impidió la entrada de ayuda humanitaria. Se vio en la frontera con Brasil, donde, según la versión de los diputados de Guaidó, efectivos militares y paramilitares de Maduro provocaron una matanza en el pueblo de la etnia Pemón.
Ahora, con la detención de Zambrano, los embajadores de Guaidó en Europa buscan presionar a la Unión Europea. La delegación diplomática del presidente encargado quiere que Bruselas “pase de las palabras a los hechos”.
“Ya está bien de pronunciamientos. Requerimos la presión diplomática que le hemos pedido a Europa. Europa ha sancionado a 18 individuos. Los países de América han sancionado a más personas porque las sanciones funcionan si se hacen de manera coordinada con los americanos”, dijo a ALnavío la embajadora de Guaidó en Francia, Isadora Zubillaga.
Mientras los embajadores de Guaidó tratan de activar la presión diplomática en Europa, en el Parlamento venezolano van dando pasos para facilitar la ayuda extranjera con el fin de salir de Maduro.
El martes, los diputados aprobaron la reincorporación de Venezuela al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR). Un pacto del que Hugo Chávez decidió salirse en 2012 y que supone un primer paso para facilitar una intervención extranjera en el país.
El TIAR y la doctrina de la responsabilidad de proteger
Este es un primer paso, pero no garantiza esa opción. Por ello los más duros de la oposición, como Antonio Ledezma, alcalde de Caracas en el exilio, pide complementarlo con el artículo 187.11 de la Constitución de Venezuela. Una norma que autoriza, previa validación de la Asamblea Nacional, “el empleo de misiones militares venezolanas en el exterior o extranjeras en el país”.
En conversación con ALnavío, Ledezma dijo que la Asamblea Nacional tuvo que habilitar el 187.11 desde el martes. Cuando el Tribunal Supremo de Justicia retiró la inmunidad parlamentaria a siete diputados venezolanos.
“Hay que habilitar a Guaidó para que invoque el 187. Venezuela está invadida y cabe perfectamente la razón de ser del TIAR: cuando un país miembro es agredido hay una respuesta de asistencia recíproca. Venezuela está siendo agredida por efectivos castristas, rusos, iraníes, ejércitos paralelos, grupos parapoliciales…”, comenta Ledezma.
El político dice que, en Venezuela, “cabe perfectamente el concepto de responsabilidad de proteger”. Esta es una “doctrina aceptada por Naciones Unidas que se debe aplicar cuando se comprueba que un país comete un exterminio”.
Exterminio, que, según Ledezma, quedó demostrado el 23 de febrero cuando “el régimen no dejó entrar medicinas a un país que vive una catástrofe humanitaria compleja”. Exterminio, que, añade el alcalde, también se traduce en “una limpieza étnica como la que hizo Maduro cuando ordenó matar a los pemones”. Y exterminio que, según Ledezma, “se produce cuando se cometen crímenes de guerra como fue el asesinato del policía y piloto Óscar Pérez”.