Zenaida Amador (ALN).- Venezuela es un hervidero donde se producen más de 200 protestas al día debido a la crisis económica, la escasez y el colapso de los servicios públicos. Pero no siempre esa protesta social se conecta con la agenda política, algo que Juan Guaidó intenta revertir ante los graves errores cometidos por el régimen de Nicolás Maduro con sus flagrantes violaciones a los derechos humanos incluso bajo el seguimiento de la ONU.
“Este 5 Julio, a 208 años de nuestra independencia, a movilizarnos en todos los estados de Venezuela ante la Fuerza Armada, la Organización de las Naciones Unidas y la comunidad internacional para exigir el fin de las torturas, asesinatos, violaciones de derechos humanos y la intervención cubana”, escribió Juan Guaidó al hacer la convocatoria al país a nuevas movilizaciones de calle a propósito de la fiesta patria.
Vale decir que la desmovilización política de los venezolanos se acentuó luego de los hechos del 30 de abril, cuando Guaidó se presentó rodeado de efectivos militares haciendo un llamado a la Fuerza Armada para que se pusiera de su lado y facilitara la salida de Nicolás Maduro. Que estos actos no resolvieran de inmediato la situación del país y que dieran pie para que el régimen de Maduro arreciara en su política represiva ha sido un peso en el ala para Guaidó, quien ha seguido haciendo recorridos por el país y convocando a la población a movilizarse para expresarle su rechazo a Maduro, aunque sin éxito.
Tampoco ha jugado a su favor la agenda de acercamientos en Oslo entre sus representantes y los de Nicolás Maduro en el marco de la facilitación de Noruega. En distintos sectores del país se tiene conciencia de la necesidad de avanzar de forma pacífica hacia una transición política, que siente las bases para la gobernabilidad tras la salida de Maduro, lo que necesariamente debe implicar un acercamiento entre las partes en conflicto, pero la polarización es la que marca la pauta de la opinión pública, donde diálogo y acercamientos son procesos mal vistos.
En la población todavía queda el mal sabor de los anteriores “diálogos”, ocurridos hasta 2018, que fueron aprovechados por Maduro para ganar tiempo y enlodar al liderazgo político opositor, por lo que un acercamiento con el chavismo es interpretado por muchos como una traición a la estrategia que busca forzar el cese de la usurpación.
Además, Guaidó está por cumplir seis meses desde que asumió las funciones ejecutivas de la República y aunque ha dado pasos importantes para cercar al régimen, Maduro todavía ejerce la Presidencia y el chavismo sigue al frente de la operatividad del aparato del Estado.
Una reciente encuesta de la firma Datincorp da cuenta de cómo estos factores han incidido en el desgaste de la aceptación de Guaidó. Entre febrero y mayo perdió 13 puntos en el reconocimiento popular como presidente interino.
Sin embargo, de cara al 5 de Julio existen nuevos elementos que pueden cambiar el clima interno y es precisamente a esto a lo que apuesta Guaidó:
El capitán Acosta Arévalo
La muerte del capitán Rafael Acosta Arévalo -este 29 de junio- por torturas a manos de un cuerpo de seguridad del Estado es un error grave para el régimen de Maduro cuando se encuentra bajo evaluación de la ONU precisamente por las denuncias en su contra por violación de los derechos humanos.
“No podía pararse, no podía caminar, no coordinaba motoramente, tenía rastros de sangre alrededor de la boca, en las uñas y en los brazos. Tenía los ojos desorbitados y dificultades para hablar, cuando su estado de salud era óptimo y las propias actas en el expediente señalan que caminaba al momento de la detención”, informó la abogada Leonor Acosta, miembro de la Coalición por los Derechos Humanos y la Democracia, al describir su aspecto el 28 de junio en tribunales.
Su detención irregular se produjo mientras Michelle Bachelet, Alta Comisionada de los Derechos Humanos para la Organización de Naciones Unidas, se encontraba en Venezuela analizando la situación del país. De allí que la propia Bachelet haya tenido que pronunciarse: “Estoy conmocionada por la presunta tortura del capitán Acosta Arévalo, y porque el trato al que fue sometido mientras estaba en custodia puede haber sido la causa de su muerte. Recuerdo a las autoridades venezolanas que son responsables de la vida, y de la integridad física y psicológica de todas las personas privadas de libertad. Urjo a las autoridades a llevar a cabo una profunda investigación -incluyendo una autopsia que siga los estándares internacionales- que sea independiente y transparente. Esto es esencial para arrojar luz no sólo sobre lo que ocurrió con él, sino también para facilitar que se lleve ante a la justicia a los responsables de su muerte”.
Vale decir que este 5 de Julio se espera que Bachelet presente su informe escrito sobre la situación de Venezuela ante el Consejo de Derechos Humanos, en el marco del 41 período de sesiones de la Asamblea General de la ONU, y el caso de Acosta Arévalo puede ser determinante.
En un intento por parecer diligente, el régimen de Maduro de inmediato arremetió contra dos funcionarios de la Dirección General de Contra Inteligencia Militar (DGCIM) por ser los “presuntos responsables del hecho”, a quienes se les imputaría el delito de “homicidio preterintencional con causal”.
En todo caso, la noticia ha generado molestia e indignación ciudadana.
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El joven Rufo Chacón Parada
La falta de electricidad, de agua potable, de gasolina o de gas doméstico son los principales detonantes de las protestas populares que se suceden a diario y que suelen ser reprimidas por los cuerpos de seguridad del Estado. Este lunes 1 de julio no fue la excepción y en Táriba, estado Táchira, la comunidad salió a trancar las vías para manifestar por la escasez de gas. Al lugar llegaron efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana, quienes arremetieron contra los manifestantes.
Aunque en el lugar había una gandola que transporta hidrocarburos y varios manifestantes tenían consigo sus bombonas de gas, los funcionarios dispararon para disolver la protesta. A Rufo Chacón Parada, un estudiante de bachillerato de 16 años, le hicieron una descarga de perdigones directamente al rostro, por lo que habría perdido los dos ojos, según confirmó el diputado de la Asamblea Nacional, Franklyn Duarte.
El país no ha terminado de asimilar esta severa violación de los derechos humanos, que se produce dos días después de la muerte del capitán Rafael Acosta Arévalo, y que podría ser otro activador de la protesta contra Maduro.
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Las fechas patrias
En lo que va de 2019 las fechas patrias y las efemérides clave de Venezuela se han convertido en ícono de la lucha contra el régimen de Nicolás Maduro. Así, el 23 de Enero -aniversario de la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez– fue el día elegido por Juan Guaidó para asumir las funciones ejecutivas de la República.
El 19 de Abril, cuando se celebra la declaración de independencia de Venezuela, se convocó a marchas en todo el país a propósito de la llamada Operación Libertad liderada por Guaidó, a la espera de que la Fuerza Armada diera un paso al frente para acelerar la salida de Maduro.
El siguiente gran hito era el 1 de Mayo, Día del Trabajador, cuando -según se supo luego- se esperaba un quiebre en el régimen de Maduro, aunque las acciones se adelantaron para el 30 de abril con los resultados ya conocidos.
La escogencia del 5 de Julio no es vana. Es el Día de la Independencia de Venezuela y en él deberían confluir la molestia popular ante los hechos recientes y la agudización de la crisis, más el informe de Bachelet del que se espera una postura crítica ante el régimen de Maduro y sus sistemáticas violaciones de los derechos humanos.