(EFE).- La asociación ecologista Greenpeace pidió este miércoles prohibir la venta de vehículos nuevos de diésel y gasolina en 2028 y no en 2035, como acordaron esta madrugada los países de la Unión Europea.
En su opinión, esa fecha «es demasiado tarde para limitar el calentamiento global por debajo de los 1,5º centígrados», según un comunicado publicado hoy.
Según la ONG, fijar la fecha límite en 2028 con plazos intermedios «estrictos» permitiría reducir las emisiones de CO2 en 1,7 gigatones y ahorraría a los conductores 635.000 millones de euros en combustible.
Sin embargo, el Parlamento Europeo, con quien los países de la UE deben pactar la medida, defiende también la fecha de 2035 para prohibir la venta de los nuevos vehículos con motor de combustión.
A diferencia de Greenpeace, la organización ecologista Transport&Environment (T&E) considera que el acuerdo de los países de la UE es una «decisión histórica» que «rompe el control de la industria petrolera sobre el transporte y le da a Europa la oportunidad de luchar por la descarbonización para 2050″.
Ambas organizaciones sí coincidieron, sin embargo, en rechazar la petición que los gobiernos de la UE han hecho a la Comisión Europea para que prepare una propuesta para poder seguir vendiendo en 2035 vehículos que utilicen combustibles sintéticos de cero emisiones contaminantes.
Greenpeace señaló que este tipo de combustibles son «caros e ineficientes» y T&E dijo que los coches que los utilizan «emiten significativamente» más CO2 que los vehículos eléctricos y emiten tantas emisiones tóxicas de NOx como los vehículos de gasolina.
«No perdamos más tiempo en los combustibles sintéticos y centrémonos, en cambio en desplegar las estaciones de carga, en formar de nuevo a los trabajadores para la transición eléctrica y en el abastecimiento responsable del material para las baterías», pidió Julia Poliscanova, directora del departamento de Vehículos y movilidad sostenible de T&E.