Mariana Zapata (ALN).- El presidente de Estados Unidos no puede parar de tuitear. Debe ser el tuitero más activo del mundo. Tuitea en todo momento, dondequiera que esté. Desde la Casa Blanca, desde la piscina de su mansión en Florida. Mientras juega golf, mientras baila, mientras come y seguramente sigue tuiteando mientras sueña. Donald Trump es adicto a Twitter. Quizá por ello se mete en tantos problemas.