Daniel Gómez (ALN).- Francisco Sánchez, director del Instituto de Iberoamérica de la Universidad de Salamanca, ha preguntado a líderes de la oposición sobre su interpretación de por qué Hugo Chávez ganaba las elecciones en Venezuela. Y, según relata, ninguna respuesta intentaba comprender las motivaciones subjetivas o la identificación del líder con sus votantes “Señalaban a las redes clientelares, el miedo, el fraude o la ignorancia del pueblo. Es muy difícil hacer una estrategia electoral exitosa si el diagnóstico pasa por asumir ignorancia del votante. Algo falla”, dijo en una entrevista con el diario ALnavío en la que analiza la situación de Venezuela y mucho más.
Francisco Sánchez es director del Instituto de Iberoamérica en la Universidad de Salamanca, España. Es doctor de Ciencia Política y profesor de la misma rama.
En entrevista con el diario ALnavío analiza la situación de América Latina luego de las recientes protestas en Perú y Guatemala. Y lo hace desde el prisma de “Salida, voz y lealtad” del economista Albert O. Hirschman, libro de referencia para entender los estallidos sociales.
Francisco Sánchez también ahonda sobre la influencia que podría tener el futuro gobierno de Joe Biden en América Latina haciendo énfasis en el caso de Cuba, país que en su opinión podría verse enormemente favorecido si Biden continúa el giro en las relaciones con la isla iniciado por Barack Obama en lugar de la línea dura de aumento de bloqueo político y económico impuesto por Donald Trump.
Sánchez también aclara que un cambio en Cuba no implica un cambio en Venezuela, tal como plantean algunos analistas, entre ellos Jake Sullivan, nombrado por Biden como su asesor en Seguridad Nacional. “Es un error pensar esto”, dijo. Y es un error, agregó, porque en Venezuela se imponen dinámicas propias, al tiempo que también se repiten errores. Uno de ellos, apuntó, se viene repitiendo en la oposición desde hace más de 20 años, y es no entender la naturaleza del apoyo y los vínculos de los electores con Hugo Chávez y sus sucesores.
– Vuelven las protestas a la región. Primero en Perú, luego en Guatemala, donde ardió hasta el Parlamento. ¿Es correcto hablar de primavera latinoamericana?
– Esto es una simplificación. Para entender los movimientos sociales hay que entender la lo que se llama estructura de oportunidad política como facilitador de procesos y a ese nivel el escenario internacional influye generando cierto efecto contagio. Pero el tema es por qué teniendo los mismos problemas no pasa en más países, por ejemplo, la gente en Nicaragua ya no se moviliza como antes, aunque los problemas siguen estando ahí, o en Honduras las protestas no terminan de generar un movimiento social fuerte. Aquí hay que entender que la gente no sale a la calle por un techo presupuestario, que teóricamente es lo que pasó en Guatemala, ese es un factor desencadenante pero las razones que están por detrás es la suma de corrupción, desafección política, covid, pobreza, racismo, el caos en el sistema representativo… y también cuentan los niveles de represión y el riesgo que implica protestar, lo que sin duda ha pasado en Nicaragua.
– En el caso concreto de Perú, ¿no se supone que representa un caso de éxito en Latinoamérica?
– ¿Pero éxito en qué? Es un país que ha funcionado bien económicamente, pero funciona mal a otros niveles. Tiene un sistema político que no funciona, desigualdades económicas y sociales… Además, a mayor desarrollo económico y a mayor bienestar, existen más exigencias de libertades políticas y de satisfacción de derechos. Es lo de Hong Kong. ¿Cómo es posible que los jóvenes protesten en la zona de mayores derechos de toda China, una zona franca gigante, con un nivel de ingresos brutal?
– ¿Y por qué la gente ya no protesta en Venezuela y Nicaragua?
Se protestó mucho y hubo muertos. Como indiqué, la represión y el miedo funciona y esto debe entenderse. Pedir y pensar en el martirio como estrategia política, además de nos ser eficiente, no es empático con los mártires y su entorno.
– Pero dejaron de hacerlo.
– Según la teoría de la voz, salida y lealtad las personas tienes tres alternativas. La voz sería la protesta. Si esta no funciona, que es lo que pasó en Venezuela y Nicaragua, se puede dar la salida, con procesos como el éxodo ocurrido en Venezuela. Y la lealtad de cierto modo sería quedarse callado o apoyar al gobierno.
– ¿Y qué lealtad hay, por ejemplo, en Venezuela?
– En Venezuela no hay que olvidarse que existe un sector fiel al gobierno. Hay una estructura de poder que está ahí, en los militares por ejemplo y en contra de lo que parece hay sectores económicos en los que hay movimientos: la economía del blanqueo, inversiones extranjeras que no son ficticias, que son reales que vienen de países como Siria o China, etcétera. Las redes del chavismo y los mecanismos de movilización y control que operan en los sectores populares funcionan, más aún en un contexto de escases.
– ¿Cambiará la relación de Estados Unidos con Latinoamérica con Joe Biden como presidente?
– Habrá un cambio sin duda y creo que lo más importante puede ser respecto a Cuba. La política de bloqueo nunca es efectiva porque se ha demostrado que las sanciones funcionan cuando son a personas y a sectores específicos. Pero cuando implementas un bloqueo general castigas a la población y fomentas la economía sumergida. Si hay bloqueo para la compra de medicinas significa que habrá contrabando, y esto perjudica a quienes no pueden pagar los medicamentos. En el momento en el que se levante el bloqueo en Cuba habrá desarrollo económico privado y ahí es cuando al Estado le será muy difícil seguir conteniendo a la población. Ya se vio que eso pasó con el ‘cuentapropismo’, algunas son auténticas empresas. En Cuba se estaba moviendo dinero con la llegada del Airbnb, las remesas, o la posibilidad de invertir de no residentes…. Al final todo este movimiento de dinero obliga al Estado a tomar decisiones. ¿Dejas que el cuentapropista siga ganando dinero o le cobras impuestos? Pues en el momento que le cobras impuestos aceptas que es una empresa y eso genera cambios en el modelo económico. Eso no quiere decir que el aparato político no hará todo lo que pueda para mantener el poder, pero que haya ricos dentro de la isla será sin duda más efectivo para generar cambios políticos que el bloqueo.
– ¿Cómo puede beneficiar a Cuba la apertura con EEUU?
– Pensando los países comunistas insertados en el capitalismo debemos tener claro que Cuba no es China. Es un país mucho más pequeño, tiene una sociedad con un nivel cultural y estilo de vida de clase media y no tiene millones de campesinos que se vuelvan obreros y creo que su potencial está en la economía de servicios. Además, está muy cerca de Estados Unidos. Uno de los grandes valores que tiene México es la frontera con Estados Unidos. Esto ha permitido al país desarrollar industria y también ha permitido a los mexicanos marcharse a Estados Unidos para trabajar, no nos olvidemos de la importancia de las remesas entre familias de bajos recursos. Cuba no deja de estar a 90 millas de la Florida, un vuelo de una hora. Ahora pensemos, por ejemplo, en una cuestión como la salud. Estados Unidos tiene unos tratamientos carísimos, y Cuba cuenta con una industria, dentro de sus limitantes, desarrollada en servicios médicos que podría servir de alternativas para esas personas que en vez de operarse por 40.000 dólares en Miami se operan por 5.000 en La Habana. Con inversiones externas podrían tener el mismo quirófano o servicios que en Miami Después está el tema de la industria farmacéutica cubana. Como no ha podido acceder a medicamentos del extranjero, ha ido desarrollando propios. Obviamente los cubanos no son Pfizer, pero tienen conocimientos y lo más importante, una línea de trabajo propia, un corpus de investigación que les puede beneficiar en el futuro. Al final Cuba cuenta con muchísimas posibilidades de reinsertarse en la economía internacional en el campo de los servicios, más que otros países de América Latina.
– ¿Se puede pensar que, con una Cuba desarrollada, menos dependiente del petróleo venezolano, deje de apoyar al gobierno de Nicolás Maduro, hasta el punto de debilitarlo y forzar una salida? Es algo que plantean algunos analistas.
– Es un error pensar esto. Mira Nicaragua. Daniel Ortega nunca tuvo simpatía por Hugo Chávez, siempre fue por libre y ahí sigue. Esto quiere decir que Nicolás Maduro puede hacer lo mismo. El capital añadido de Chávez poco a poco irá diluyéndose. El proceso venezolano tiene una dinámica propia con una solución muy complicada porque la oposición se equivocó mucho en su estrategia, y se sigue equivocando. Que el chavismo tiene un sistema ineficiente, por supuesto. Que no satisface todas las necesidades sociales, por supuesto. Que van camino a ser un narcoestado, las evidencias así lo demuestran. Eso que a ojos externos son debilidades, para un régimen autoritarios puede ser ventajas. Es así que la economía se mueve por la potente industria de lavado de activos, el contrabando, la extracción de oro y petróleo. Después hay que tener en cuenta que los sectores populares venezolanos ya estaban acostumbrados al rentismo y mientras el Estado pueda proveer unos mínimos beneficios, como lo hace con las cajas de alimentos, tendrá aun sistemas de contención. No creo que haya en lo inmediato un estallido social fuerte, en parte porque los que podían protestar están fuera ya. Veamos que pasa en las elecciones, más allá de todos los problemas, es un proceso que ofrece pistas sobre la situación del país.
– ¿Por qué dice que la oposición venezolana se equivocó y se sigue equivocando?
– El principal error de la oposición es no saber por qué Hugo Chávez les ganaba las elecciones. Este es el origen de los errores de la oposición. Siempre se jugó con la idea de la red clientelar del chavismo, del fraude o de jugar con la ‘de la ignorancia del pueblo’, un concepto que no deja de ser despectivo con las personas a las que les estás pidiendo que te voten. Yo no digo que no haya nada de eso, pero hay una cuestión más profunda que la oposición no supo ver y que no saben ver. Yo le he preguntado a líderes de la oposición sobre su interpretación de por qué Hugo Chávez ganaba las elecciones en Venezuela y ninguna respuesta intentaba comprender las motivaciones de subjetivas o la identificación del líder con sus votantes, siempre sale el tema de las redes clientelares, el miedo, el fraude o la ignorancia del pueblo. Es muy difícil hacer una estrategia electoral exitosa si el diagnóstico pasa por asumir ignorancia del votante. Algo falla, así no entiendes porque el otro actor que si gana las elecciones lo hace.
- ¿Ha fallado Juan Guaidó?
– Guaidó, aunque parezca un fracaso ha sido el mayor éxito de la oposición venezolana en mucho tiempo, porque consiguió un enorme apoyo internacional que no tenían. Aunque ahora ya no tiene el mismo reconocimiento. La Unión Europea tiene otro planteamiento sobre el tema venezolano y el resultado de las elecciones de Estados Unidos cambió el escenario. Hubo una época en la que en Venezuela hubo movilización social y luego vino Guaidó con una estrategia muy centrada en sacar a la gente a la calle, pero las condiciones habían cambiado y es posible que no lo supieran ver. El inicio del fracaso fue muy al principio el día de los convoyes de comida. Después vino el fallido intento de golpe con los militares. En la negociación de Noruega se planteó una salida, pero no se dio. Ahora vemos a un Leopoldo López en Madrid que parece una persona muy diferente. Pasó de plantear posiciones hiperradicales a considerar la negociación y la posibilidad de ceder. El Leopoldo López de este año parece el Henrique Capriles de hace cinco. Y recuerden las criticas que ha recibido y recibe Capriles desde la misma oposición. Pues a todo esto me refiero cuando hablo de errores. Entiendo que cuando planteas una estrategia hay cosas que no salen bien, pero hay preguntas fundamentales que siempre toca responder, sobre todo, sobre las bases de poder de tu adversario.