Daniel Gómez (ALN).- Carlos Torres Vila, presidente de BBVA, dice que Francisco González tiene “la conciencia tranquila”, y eso que se le acusa de un masivo caso de espionaje al gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
“Hemos encargado una investigación. Tendremos tolerancia cero cuando se sepan los resultados. Hasta entonces no habrá conclusiones de ningún tipo. No hay que actuar ni pedir que se actúe sin conocer hechos que no están constatados”.
Esta es la postura BBVA ante el escándalo de espionaje que salpica la gestión de Francisco González. La comentó este viernes en la conferencia de resultados el presidente del banco español, Carlos Torres Vila.
Torres sucedió a González como número uno del grupo en diciembre de 2018. El jubilado banquero lo eligió para que lo relevara porque, dijo, era el hombre indicado para continuar con la transformación digital.
Poco después de que Torres asumiera la presidencia, el 9 de enero de 2019, www.moncloa.com y El Confidencial revelaron que la presidencia de González estuvo marcada por supuesto caso de espionaje al gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Un espionaje encargado al comisario José Manuel Villarejo, hoy preso por participar en diversos casos de corrupción.
“No se ha constatado que sean verdad estas noticias. Se están diciendo muchas cosas adicionales, más las conjeturas que se hacen. Empiezan a darse por verdad cosas que están lejos de constatarse”, apunta el presidente.
Al respecto, Torres reconoció que habló con González. Este le transmitió que tiene “la conciencia tranquila”. Y él le cree. “Es una persona de principios. Para mí es todo un ejemplo. Un visionario”.
Así es cómo BBVA investiga el escándalo
Torres piensa diariamente qué haría González en un momento como este. “Y creo que haría lo que estamos haciendo ahora mismo”, apunta. ¿Y qué están haciendo?
En este momento, BBVA trata de esclarecer los hechos de los que se le acusa. “Con la máxima celeridad posible y destinando todos los recursos”. Agrega que hace seis meses empezaron a investigar los vínculos de la entidad con el Grupo Cenyt, la empresa de Villarejo, ante una primera información que salió.
Apunta que el alcance de la investigación en ese entonces se limitó a revisar contratos, pagos y facturas con la firma de espionaje. “Una revisión ordinaria” que a partir de enero adquirió “otra dimensión”.
Esa dimensión supone “volúmenes de información gigantescos, terabytes y millones de documentos y de folios”. Datos que están siendo tramitados por terceros. Dos bufetes de abogados. Garrigues y Uría Menéndez. Y la auditora Price Waterhouse Cooper (PwC). “El encargo es hacer la tarea de forma rápida”, apunta.
En este caso, rápido significa “meses”, ya que como sostiene, manejan toneladas de información. Información que en este caso se limita a lo que ocurrió en el banco. Lo exclusivo a la entidad. Lo otro ya tiene que ver con los tribunales.
“A futuro todo apunta a que el caso se va a judicializar. Eso hará una investigación más extensa. Sólo podemos entrar en los dispositivos que están en el banco, pero no a la información que no nos pertenece. Eso puede arrojar luz adicional al asunto”, explica.
Pese a la buena relación que mantiene con González. Pese a creerle. Pese a confiar en que mantiene la conciencia tranquila, admite que, si finalmente las informaciones publicadas son ciertas, será contundente en la resolución.
“De ser cierto, estas conductas me parecen deplorables y graves. Son el contrario de lo que somos. Si han hecho eso, me parece muy mal”.
Las anécdotas de la conferencia
La relación González-Villarejo monopolizó la presentación de resultados. Fue alrededor de una hora hablando sobre el tema. Al banquero se le veía cansado. Fatigado. En ocasiones remitía a respuestas anteriores, o casi contestaba con monosílabos.
“Hemos encargado una investigación. Tendremos tolerancia cero cuando se sepan los resultados. Hasta entonces no habrá conclusiones de ningún tipo. No hay que actuar ni pedir que se actúe sin conocer hechos que no están constatados”
Pero no todo fue tensión. Hubo un momento en el que Torres se echó a reír, y fue cuando un periodista le preguntó por el organigrama del banco. Los ojos del banquero estuvieron a punto de salírsele de las cuencas por la sorpresa. Hasta dijo “gracias” por cambiar de tema.
Otra anécdota tuvo lugar al principio de la conferencia. Torres sabrá si lo dijo a propósito o no. Pero mientras presentaba las cuentas del banco, mientras destacaba los 5.324 millones de euros que anotaron de beneficio y todos los méritos logrados en el ejercicio, agregó: “Todo esto a pesar de vivir un año muy movido”.
Torres empleó este término para referirse a la hiperinflación en Argentina y las turbulencias macroeconómicas en Turquía. Pero no evitó que entre los periodistas se levantara un murmullo provocado por la risa. Porque si algo está siendo movido, es el escándalo González-Villarejo.