Leticia Núñez (ALN).- Los tres países latinoamericanos que asisten a la cumbre de jefes de Estado y Gobierno en Hamburgo llegan en momentos políticos y económicos dispares. El presidente brasileño, Michel Temer, acude entre sospechas de corrupción. El mexicano, Enrique Peña Nieto, se reunirá con Donald Trump. Mientras, Mauricio Macri ve la cita como una oportunidad clave para buscar inversiones.
Tres países, tres caras diferentes. México, Argentina y Brasil, las naciones latinoamericanas que asisten a la cumbre del G20 que se celebra este viernes y sábado en Hamburgo (Alemania), acudirán al foro de los Estados más ricos del mundo en circunstancias políticas y económicas delicadas. “Ninguno llega muy bien”, advierte de primeras Anna Ayuso, investigadora sobre América Latina del think tank catalán Cidob, en declaraciones al diario ALnavío.
Quizá, el que mejor lo haga es Argentina. Así lo cree Ayuso. Y lo argumenta señalando que el país está más reforzado políticamente y su presidente, Mauricio Macri, tiene “un apoyo popular importante”. Según un sondeo del pasado mayo, el mandatario cuenta con la aprobación del 38% de los ciudadanos. “Es el que va con una agenda más abierta y más propositiva”, dice la experta.
Además, Ayuso apunta que Macri ha tomado una serie de liderazgos, por ejemplo, en la negociación del tratado entre la Unión Europea y Mercosur. De hecho, cree que el presidente argentino “se trata de postular como el líder de la nueva América Latina del postchavismo”. No obstante, aclara que esto es así porque en la región “no hay ahora mismo líderes fuertes”. El que queda, dice, es Macri.
“Argentina no llega económicamente bien [al G20], pero sí con un cierto optimismo y apoyo internacional”
El apartado de liderazgos no queda ahí. Argentina recogerá el testigo del G20. Buenos Aires será la sede del foro en 2018. Y a finales de este año albergará la conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
El punto débil sigue siendo la economía. Desde su llegada a la presidencia hace poco más de 16 meses, Macri logró reunirse con los líderes de las principales potencias del mundo, entre ellos Donald Trump; el presidente de China, Xi Jinping, y la canciller alemana, Angela Merkel. También visitó España con una importante delegación comercial. De todos ellos obtuvo un claro respaldo político, pero por ahora no ha conseguido las esperadas inversiones para levantar la alicaída economía local, que cerrará el año con un déficit fiscal superior al 4% del Producto Interno Bruto (PIB), según estimaciones oficiales.
“Por tanto, Argentina no llega económicamente bien, pero sí con un cierto optimismo, apoyo internacional y cierto liderazgo por parte de Macri, que tratará de reforzar la imagen de un país en proceso de modernización”, asegura Ayuso. Un elemento más: el presidente afrontará unas elecciones parlamentarias en octubre que le marcarán el terreno.
“Temer está muy debilitado”
Un caso bien distinto es el de Brasil. Si el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva solía ser en la década pasada uno de los protagonistas del G20 como representante de la emergente potencia latinoamericana, esta vez el actual mandatario, Michel Temer, vaciló hasta última hora para decidir si viajaba a Hamburgo. Finalmente lo hará, pero convertido en el primer presidente de la historia de Brasil denunciado formalmente por cometer crímenes de corrupción.
“Es un mandatario muy debilitado, tiene una crisis política tremenda, varios frentes abiertos y a la opinión pública en contra. Se mantiene porque enfrente no hay una coalición suficiente como para sacarle. Después del ‘impeachment’ de Dilma Rousseff es difícil que se produzca otro porque daría una muy mala imagen al país”, explica Ayuso. En su opinión, Temer está aguantando hasta que se convoquen las elecciones de 2018. “Veremos si llega”, agrega.
Al margen de la política, a Brasil lo que sí parece sonreírle es la economía. Sin ir más lejos, registró un superávit comercial de 36.219 millones de dólares (31.850 millones de euros) en el primer semestre del año, lo que supone el mejor resultado en el periodo en los últimos 29 años. Precisamente, Ayuso destaca que Temer viajará a Hamburgo con el ministro de Finanzas, Henrique Meirelles, un economista que trabajó en la banca internacional y cuya presencia buscará reforzar el mensaje de tranquilidad a posibles inversores y a los mercados. “Su política económica sí tiene respaldo dentro del G20 y de la clase empresarial”, indica la investigadora de Cidob.
Pese a la recuperación y al inmenso potencial productivo de Brasil, Ayuso advierte que se trata de “un país sin capacidad para hacer reformas estructurales”. “Cuando tuvo la oportunidad, que era cuando estaba creciendo, no se hicieron y ahora llevarlas a cabo puede ser mucho más doloroso”. Además, añade, “no existe la fortaleza política que se necesita”.
¿Y México?
Según Ayuso, México “también llega bastante debilitado política y económicamente porque ya está sintiendo los efectos de la política proteccionista de Donald Trump”. Los presidentes de México y EEUU se reunirán en Hamburgo. El encuentro que tenían previsto mantener a finales de enero quedó cancelado por las constantes amenazas de Trump. La cumbre del G20 se produce, además, a poco tiempo de iniciar la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA o TLCAN) con EEUU y Canadá. Las incertidumbres no quedan ahí. Se añade el hecho de que el próximo presidente pueda ser el populista Andrés Manuel López Obrador.
“En el G20 habrá una mayor sintonía de América Latina con Europa que en otras ocasiones”
“Enrique Peña Nieto parece que está jugando a decir ‘más te vale firmar un tratado con nosotros, que estamos dispuestos a negociar, que encontrarte con el que venga’”, apunta Ayuso, añadiendo que México cuenta con el apoyo de Canadá. La experta sugiere que el país latinoamericano debería diversificar más su economía y, quizá, acercarse a China.
En cualquier caso, Ayuso destaca dos factores a favor de los países latinoamericanos que acuden al G20. Por un lado, que “habrá una mayor sintonía de América Latina con Europa que en otras ocasiones” y que los tres van más alineados en pro de una mayor apertura y en contra del proteccionismo estadounidense.