Daniel Gómez (ALN).- “Me gustaría que la UE y el Grupo de Lima se sienten en Oslo, o donde sea, y se pongan de acuerdo en que Venezuela necesita un gobierno de transición sin Maduro”, dijo el expresidente español Felipe González. “No es digno democráticamente”.
Latinoamérica está enferma. Enferma por Nicolás Maduro. Por “el cáncer Maduro”. Eso dijo el expresidente español Felipe González este lunes en el Foro Atlántico que organiza en Madrid la Fundación Internacional para la Libertad, presidida por el escritor Mario Vargas Llosa.
“América Latina entera está comprometida en la esperanza de recuperación por el cáncer Maduro. Por lo que supone Venezuela en términos de estabilidad para la región”, dice González.
Por eso, para resolver el problema en Venezuela, propone “una solución latinoamericana”. Una “solución política” en la que participe la oposición, el régimen, el Grupo de Lima y también la Unión Europea. Pero, ¿eso no es lo que está ocurriendo en Oslo? Según González no. Piensa que “la negociación no está bien planteada” porque se está explorando que Maduro sea candidato en una futura elección.
“Me gustaría que la UE y el Grupo de Lima se sienten en Oslo, o donde sea, y que se pongan de acuerdo en que Venezuela necesita un gobierno de transición sin Maduro que garantice un proceso electoral de nueve a 10 meses, que se recomponga el censo electoral, que no existe, porque no se puede hacer con un censo controlado por Diosdado Cabello. No se puede perder el tiempo negociando a cachitos si sueltan a Leopoldo López o a Gilber Caro. No es digno democráticamente”, señala el expresidente español.
Añade que la negociación en Oslo le despierta muchas dudas. “Muchas dudas. El problema no es decidir si uno se sienta o no. El problema es no tener claro para qué se sienta a dialogar. Si hay confusión en la opinión pública, el diálogo beneficia a la supervivencia de un régimen más insano que una dictadura. Es una tiranía que añade a un régimen dictatorial que hace lo que le da la gana”.
González insiste en que los “derechos no se negocian, los derechos se exigen”. Por eso en Oslo lo que debería decir el equipo de Juan Guaidó, según González, es: “No me hagan perder la dignidad. No me hagan renunciar a la Asamblea Nacional. Que no haya un solo preso político. No vamos a renunciar a exigir eso”.
Esta intervención despertó la ovación del público. El anfiteatro Gabriela Mistral de la Casa de América de Madrid aplaudió al unísono. Incluso el escritor Mario Vargas Llosa y el cantante Bertín Osborne, quienes acompañaban a González en la mesa, se sumaron a los vítores.
González afirmó que “le duele en el alma Venezuela”. Por eso pide a los líderes internacionales que sean firmes cuando condenan al régimen. “Uno tiene que ser más claro y exigente en la defensa de los principios democráticos”, apuntó.
González, quien define a Maduro como “un mentiroso”, sí le cree en dos cosas. En que no volverá a perder unas elecciones, y en que no saldrá del poder ni por las buenas ni por las malas.
“Maduro puede mentir mucho, pero hay una cosa que la repite y no se apiada. Nunca volveré a perder unas elecciones, dijo una vez. Y dijo que la oposición no volverá al poder ni por las buenas ni por las malas. Es una declaración de principios. Es una declaración que tiene que tener en cuenta la comunidad internacional para que sepa con qué material está jugando. La Asamblea Nacional debe ser reconocida. La Asamblea Nacional Prostituyente [Asamblea Nacional Constituyente, el Parlamento inventado por el chavismo] no debe tener ningún criterio. Así no se puede”, agregó el expresidente español.
González también apeló al éxodo para defender que con Maduro no se puede negociar nada. “Hay cuatro millones de venezolanos que salieron del paraíso de Maduro. Ellos saben que no habrá una transición democrática si la preside Maduro”.