(EFE).- Reclamar unos océanos limpios de contaminación y recuperar la memoria de los grandes exploradores españoles son los dos principales objetivos de la expedición ‘Antártico, remando en solitario’, ha explicado a EFE su protagonista, el deportista y aventurero Antonio de la Rosa.
La expedición, avalada por la Sociedad Geográfica Española (SGE), partirá el próximo mes de enero a bordo de la embarcación ‘Ocean Defender’ desde el Cabo de Hornos en Chile y tiene previsto cubrir un total de 3.050 kilómetros, incluyendo territorio antártico, hasta alcanzar la isla de San Pedro o Georgia del Sur.
De la Rosa remará 1.000 kilómetros para atravesar el mar de Hoces, también conocido como paso de Drake, hasta alcanzar la isla del Elefante, momento en el que convertirá su nave de 7 metros de largo y 1,5 de ancho en un pequeño velero, con el cual recorrerá otros 2.000 kilómetros en dirección a Georgia del Sur, isla que cruzará a pie durante los restantes 50 kilómetros de este a oeste.
Esta expedición que «nunca antes ha sido realizada por el ser humano de la forma ahora planeada» durará «poco más de un mes» y servirá para apoyar «dos objetivos claros», el primero de los cuales es el de «seguir defendiendo la limpieza de los océanos».
Este deportista extremo se describe a sí mismo como un «acérrimo defensor de la conciencia medioambiental y de evitar los plásticos de un solo uso» tras haber podido constatar en primera persona el problema de la contaminación marina al haber atravesado la isla de basura del Pacífico en una expedición previa.
El segundo objetivo es «poner en la memoria a los grandes exploradores españoles» como parte del proyecto ‘España ya estuvo aquí’, con el que la SGE quiere recordar la tradición pionera y exploradora del país, usurpada posteriormente por navegantes ingleses.
Así, el marino cordobés Francisco de Hoces bautizó con su apellido el mar que atravesará de la Rosa antes de que el Reino Unido impusiera más tarde el del corsario, esclavista y político inglés Francis Drake, mientras que el toledano Gregorio Jerez, capitán del navío ‘León’, fue el primero en bautizar las islas San Pedro antes de que el navegante y cartógrafo inglés James Cook llegara a la zona y lo cambiara por islas Georgia del Sur.
De la Rosa ha subrayado la dificultad del viaje que le espera porque «el océano Antártico es el más peligroso y duro que hay», con vientos que «normalmente superan los 80/100 kilómetros por hora» con «olas de 6 metros».
Sin embargo, no se ha mostrado preocupado por la soledad en la que aspira a culminar la expedición puesto que no va a estar más tiempo solo del que ya ha estado en viajes anteriores, como los 64 días que pasó en el Atlántico en 2014 o los 76 que empleó para cruzar el Pacífico entre San Francisco y Hawaii en 2019.
Esta es la segunda intentona de cubrir los 3.050 kilómetros, ya que la primera se vio frustrada por un positivo en covid en el barco que remolcaba el ‘Ocean Defender’ hasta puerto Williams, desde donde planea comenzar el viaje, lo que obligó a su tripulación a estar tres semanas fondeados.