Juan Carlos Zapata (ALN).- Desde algún lugar del mundo, el general Manuel Ricardo Cristopher Figuera afirma –sigue afirmando- que le es leal a Nicolás Maduro y que lo que hizo es por su propio bien. El general, ex director de la policía política, ex jefe del Sebin, asegura que Maduro es prisionero de grupos de poder que le mienten. “El solo interés de esos grupos es mantenerse en el poder, seguir disfrutando del poder”.
Lo que dice Manuel Ricardo Cristopher Figuera no entra en contradicción con lo ya expuesto en la carta de renuncia al cargo. Era el general jefe del Sebin, la policía política de Venezuela. Todavía mantiene ese discurso de apego a Nicolás Maduro a pesar de que este, en la reunión privada que sostuvo con los generales en la madrugada del 2 de mayo, lo señaló de estar incurso en la conspiración que encabezaron Juan Guaidó y Leopoldo López, y, dijo más, “ya lo sabía, ya estaba descubierto, y lo iba a remover”.
El general le confirma al diario ALnavío que no desconoce a Maduro como Comandante en Jefe de la Fuerza Armada. Y que eso él lo sabe. Lo sabe por los informes que le presentó en su momento. En los que denunciaba la trama de corrupción. Y el entramado del poder que no quiere soltar el poder. Maduro sabe que:
¿Quiere Diosdado Cabello soltar el poder?
¿Quiere Tareck El Aisdami soltar el poder?
¿Quieren Jorge Rodríguez y Delcy Rodríguez soltar el poder?
¿Quiere Maikel Moreno soltar el poder?
¿Quiere el general Vladimir Padrino López soltar el poder?
Como se sabe, Cabello es presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, el poder paralelo montado por Maduro a la Asamblea Nacional. Tareck El Aissami es el hombre que maneja la economía y con gran influencia en la poderosa Guardia Nacional. Los hermanos Rodríguez, uno es ministro de comunicación y la otra Vicepresidenta Ejecutiva. Moreno es el presidente del Tribunal Supremo de Justicia. Padrino López es ministro de la Defensa.
-Yo le propuse al Presidente, evocando nuestra historia patria, que promoviera, vía la Asamblea Constituyente, un nuevo Consejo Electoral, y en consecuencia, convocara nuevas elecciones. Eso lo hice en un documento de dos páginas.
El general pone, como punto de partida, que tomó un riesgo. Que sacrificó su ascenso. Que en julio le correspondía escalar a mayor general. Y, sin embargo, prefirió tomar este camino, el de la denuncia, el de la renuncia, antes que otros le empañaran su historial.
En ese escrito también se habla de negociar tales elecciones con los Estados Unidos a cambio del levantamiento de las sanciones. En la carta de renuncia, el general señala, y seguro se refiere a lo anterior, que lo “sensible de esa situación, (al deterioro del país), me llevó a plantearle una acción política en la que usted colocara la agenda”.
En esa misma carta, el general denuncia que muchos de los que rodean a Maduro “forman parte de una Cooperativa, una Sociedad de Cómplices”. Y se refiere a los nombres antes mencionados, inclusive otros que serán revelados pronto. Son ellos los que llevan el peso del poder.
El general se reivindica. Por ejemplo, afirma, que sacó del Sebin a aquellos que extorsionaban a “los presos por razones políticas”. Y ahora regresan con el general Gustavo González López, figura de confianza de Diosdado Cabello. González López había sido destituido por el propio Maduro. Esto arroja una idea del manejo de los grupos del poder.
¿Y qué es lo que pasa? ¿Por qué Maduro actúa de esa manera? Cristopher Figuera no tiene otra explicación que esta: Le hacen ver a Maduro que él se mantiene en la Presidencia porque ellos lo protegen y lo ayudan. Que ellos son su garantía. Señala que le mienten a Maduro. “Maduro es un hombre bueno”, asegura.
Admite que incurrió en delito. Pero lo hizo para salvar a Venezuela del desastre, y al propio Maduro de la desgracia. Dice en la carta: “Deseo dejar claro que siempre he reconocido al presidente Nicolás Maduro Moros, como tal y como mi Comandante en Jefe. No obstante, para nadie es secreto el estado de deterioro en todos los órdenes, en el que está sumergida la Patria y, sería irresponsable de mi parte culpar de ello sólo al imperio norteamericano”.
Señala estar dispuesto a someterse a la justicia. Pero espera otras condiciones. Condiciones que le permitan un proceso justo. No quiere pasar por la misma situación del general Raúl Isaías Baduel.
El general pone, como punto de partida, que tomó un riesgo. Que sacrificó su ascenso. Que en julio le correspondía escalar a mayor general. Y, sin embargo, prefirió tomar este camino, el de la denuncia, el de la renuncia, antes que otros le empañaran su historial.
Afirma en la carta que ”Hay quienes se han atrevido a llamarme traidor o vendido; pues, a ellos les digo que muy poco me conocen, porque tengo un alto sentido de la lealtad que juré a mi Patria y sus instituciones; la Patria que una parranda de pillos y bribones están saqueando y, sus instituciones que, salvo la FANB, (Fuerza Armada Nacional Bolivariana) han convertido en despojos. Sepan algunos de los que me han llamado vendido, que todos juntos, ni que junten todo lo que se han robado y lo que sueñan con robarse, les es suficientemente para comprar mi honor y mi dignidad, porque eso es valor, no precio; y los valores son universales en todas las culturas de la tierra y no se compran ni se venden”.
Por último señala que todo lo anterior lo conocen tanto la inteligencia cubana, con la que habló, como los asesores extranjeros. Entendemos que deben ser los rusos.