Juan Carlos Zapata (ALN).- ¿Recuerdan la denuncia de Trump de que la OMS favoreció a China? ¿Que no fue severa en los comienzos del coronavirus? Quedaron sembradas las dudas. Que apuntaron al director de la OMS. Japón apoyó a Donald Trump. El primer ministro de Japón ironizó con esta expresión: “Organización China de la salud”. Al director de la OMS, el etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, se le ha señalado de peón de Pekín. Dicen que todo tiene su origen en la influencia china en Africa. Algo parecido puede estar pasando con la FAO y Venezuela. ¿Por qué?
La ONU acaba de decir que en 2019 Venezuela ocupó el 4º lugar en el mundo entre los países que sufrieron hambre extrema. La ONU cifró en 9,3 millones los venezolanos en condición de inseguridad alimentaria. Días atrás ocurría algo insólito. El representante de la FAO en Venezuela señaló que en Venezuela hay suficiente comida. Y es como si no hubiera hambre en el país. ¿Qué está pasando aquí?
Desde la propia FAO nos escriben. Y atan un cabo. Que “desde el 1 de agosto del año pasado el Director General de la FAO es Qu Dongyu, primer chino en dirigir la organización”. Influencia de China en la OMS e influencia de China en la FAO. Qu fue viceministro de China para Agricultura y Asuntos Rurales.
Como se sabe, la FAO es la agencia de la ONU para la Alimentación y la Agricultura, supuestamente dedicada a liderar esfuerzos para erradicar el hambre y el combate a la pobreza. Por estos días ha debido aumentar su preocupación. Porque la pandemia del coronavirus amenaza con duplicar en 2020 el número de personas que padecieron hambre extrema en el mundo: a 170 millones. Y Venezuela no escapa a ello.
Pero qué pasa que “en plena pandemia de coronavirus, que ha acentuado los ya graves problemas de abastecimiento y nutrición de los venezolanos, la representación de la FAO en Venezuela lanzó una campaña asegurando que el país “cuenta con suficientes alimentos para todos”, por lo que no era necesario acapararlos”. La cita es textual de un documento interno de la FAO que ha llegado a nuestras manos.
Ni siquiera la FAO puede ignorar el desastre humanitario de Maduro en Venezuela
Rolf Hackbart, representante de FAO en Venezuela, publica un documento, en el que expresa “En Venezuela la fortaleza de la producción nacional se basa en los rubros estratégicos de cereales, oleaginosas, tubérculos, hortalizas, productos lácteos y cárnicos”.
Recordando a Hugo Chávez
¿De dónde saca esto? Desde años atrás Venezuela importa casi todo lo que consume. Recordemos que en enero de 2012, en el último discurso ante la Asamblea Nacional, el presidente Hugo Chávez fue objeto de varias intervenciones de diputados que le apuntaron que las cifras que manejaban en cuanto a la producción agrícola no eran las correctas. Entonces, ya se hacía sentir el desabastecimiento en varios rubros. Y todo se descalabró con Nicolás Maduro. Pero si hasta el informe de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, da cuenta de ello. Hay que recordar que buena parte del éxodo masivo de venezolanos fue porque no había qué comer. La situación no ha mejorado sustancialmente. La bandera de la seguridad alimentaria que enarboló Chávez por años quedó solo en eso, bandera, promesa electoral.
Pero además, los funcionarios de la FAO contradicen el propio informe 2019. Que detalla lo siguiente, como lo reflejó en su momento Daniel Gómez del diario ALnavío: “En Venezuela el número de personas con hambre se multiplicó por más de dos: de 2,9 millones en 2013-2015 a 6,8 millones en 2016-2018. La prevalencia (el porcentaje de la población que está desnutrida o privada de alimentos) creció 9,5% en el trienio 2013-2015. Entre 2016 y 2018 la prevalencia se disparó hasta 21,2%. Venezuela pasó de 14,5 a 19,8 muertes por cada 1.000 nacidos vivos entre 2015 y 2017. En 2015 la tasa de mortalidad infantil se encontraba 22,5 puntos por debajo de la meta establecida por las FAO. Actualmente la tasa de mortalidad infantil supera las 30 muertes por cada 1.000 nacidos vivos. “Un aumento significativo”.
Pero claro, este es un informe presentado en noviembre de 2019, cuando todavía el exfuncionario chino seguramente no tenía todo el control de la institución.
El representante de la FAO en Venezuela también señala que “Otro punto fundamental para tener en cuenta, desde el punto de vista de la oferta, es el impacto en la salud de los agricultores y trabajadores de toda la cadena alimentaria que podría tener una mayor propagación del COVID-19, lo cual podría alterar el flujo de suministro en los próximos tres meses, meses que son determinantes para luchar contra el virus. Lo anterior podrá agravarse por eventuales restricciones de circulación y paso de fronteras, cuarentenas de productos o interrupciones temporales puntuales del comercio global e intrarregional, resultado de las medidas sanitarias”.
Es cierto que el régimen de Maduro ha logrado atacar con resultados la expansión del coronavirus. Pero no ha podido superar la crisis de la gasolina. Y la escasez de combustible ha paralizado el campo. La producción y el transporte. La oferta. En lo que peca el representante de la FAO es en aplicar recetas para un país que no existe. Afortunadamente la crisis venezolana es bien conocida en el mundo.
La FAO de América Latina en el problema
Pero desde la FAO nuestra fuente apunta que, por otra parte, “el responsable regional para América Latina de la organización, Julio Berdegué, señala que la crisis generada por el COVID-19 representa una oportunidad para fortalecer “la producción nacional y la agricultura familiar” en el país, como si éstas actividades funcionaran y tuvieran alguna condición de hacerlo con normalidad”.
Estos funcionarios de la FAO en Venezuela y la región parecen que “ignoran todo el contexto en que se desarrolla la vida de los venezolanos: escasez extrema, destrucción del poder adquisitivo, inseguridad y corrupción rampantes”.
Pero no solo eso: Señala nuestra fuente secreta que “la FAO describe programas oficiales como acciones de emergencia para mitigar los efectos del Covid-19, cuando se sabe ampliamente que se trata de planes de asistencia alimentaria usados para desviar recursos financieros y reforzar el control político sobre la población”. La fuente se refiere al programa de alimentos Claps, una fuente de corrupción y control social de los más pobres.
“El Gobierno Nacional ha anunciado una serie de medidas de emergencia que buscan mitigar los efectos de la pandemia en las poblaciones vulnerables tales como la continuidad del Programa de Alimentación y Escolar (PAE) y el refuerzo de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP)”, dice Hackbart en el documento de la FAO.
Apunta nuestra fuente que también FAO ignora “la situación de hiperinflación, pulverización del salario y las pensiones, escasez de combustible y de criminalidad acentuada”, por lo cual juega a recomendar “mecanismos seguros para los procesos de cosecha y transporte de los alimentos”, reconociendo apenas un “un contexto de compleja situación económica y social”.
¿De dónde saca esto? Desde años atrás Venezuela importa casi todo lo que consume. Recordemos que en enero de 2012, en el último discurso ante la Asamblea Nacional, el presidente Hugo Chávez fue objeto de varias intervenciones de diputados que le apuntaron que las cifras que manejaban en cuanto a la producción agrícola no eran las correctas.
El documento hay que leerlo en el detalle. Porque en “el colmo del cinismo, la FAO sugiere “fortalecer la coordinación entre los Organismos del Estado y los sectores productivos y privados”, como si en Venezuela quedara algún atisbo de actividad privada independiente y hubiera un gobierno abierto a algún tipo de diálogo con ésta”. A los productores no se les oye. Por el contrario, se les persigue. A los productores primarios y a la agroindustria, los que quedan en pie.
Para terminar, escribe nuestra fuente, en un ejercicio siniestro de negacionismo de lo que ha sido la destrucción de la producción nacional de alimentos, la escasez y la dependencia total de las importaciones, la FAO considera fundamental que “en Venezuela se asegure y se movilicen los insumos agrícolas para el próximo ciclo de siembra a fin de evitar una caída en la producción del país, que podría acarrear fallas en las redes públicas y privados de abastecimiento y comercialización de alimentos”.
Señala la fuente que “las afirmaciones y las recomendaciones de la FAO conforman una práctica conocida. Se construyen orientaciones de políticas que sirven en realidad para ocultar una realidad que ha provocado miseria, exilio y muerte de millones de venezolanos y un caos sin parangón en la historia del país. Un evidente punto de contacto entre lo actuado por la OMS en relación al surgimiento de la epidemia de coronavirus en China”.
Aquí es donde se atan las puntas y los cabos. Si China, aliado de Maduro, es responsable de que la FAO presente esta visión sobre Venezuela, tomando en cuenta que su director es un exfuncionario del gobierno de Pekín. La fuente se pregunta: ¿La FAO actúa en Venezuela como la OMS actuó en la República Popular?