Juan Carlos Zapata (ALN).- Al final gana Evo Morales. Según Evo Morales. La victoria estaba cantada. Según Evo Morales. Pero un triunfo que genera dudas, incertidumbre y desconfianza. La sombra del fraude. Ahora Evo Morales inicia un cuarto mandato sin rumbo cierto.
En el comando del presidente de Bolivia una fuente intentó explicar al diario ALnavío por qué se detuvieron las transmisiones de datos el domingo pero no fue convincente. Que el sistema va por etapas y que había que esperar los votos rurales. O sea, había que esperar lo que dentro del proceso de escrutinio le interesaba a Evo Morales. Lo cual cuestiona la independencia de la autoridad electoral. Ya ese hecho, arroja sombras sobre el resultado. Otra fuente, cercana también al comando, apunta a este diario que no había necesidad de la suspensión si se estaba seguro del triunfo, que era lo que afirmaba Evo Morales: que los votos rurales consolidarían la victoria en primera vuelta, sorteando así el riesgo del balotaje. De hecho, Evo Morales comenzó a proclamarse ganador desde antes de que se conocieran los datos finales, denunciando, además, que estaba en marcha un golpe de Estado.
Así está Bolivia. Es un país dividido. Ya el referendo de febrero de 2016 había demostrado que la oposición es mayoritaria porque Evo Morales perdió la consulta. El pueblo le negó el derecho a ser otra vez candidato presidencial pero Evo Morales torció la voluntad soberana con una sentencia del Tribunal Constitucional.
Evo Morales quería ser el presidente de la estabilidad y se convirtió en factor de inestabilidad
Sin embargo, Evo Morales sigue siendo el líder más votado. Pero no encabeza el bloque mayoritario. Lo que pasa, y que esto sirva de lección para la oposición en Bolivia y para la oposición en Venezuela, es que aquella concurrió dividida a la cita electoral. Según el resultado:
Evo Morales gana en la primera vuelta por 10,56 puntos de ventaja sobre Carlos Mesa.
O sea, menos de un punto sentencia la supuesta victoria.
En cambio, Óscar Ortiz, candidato que llegó cuarto, alcanzó más de 4 puntos.
Sumados a los de Mesa, 36,56%, hubieran consolidado una posición de más de 40%.
Más de 40% frente al 47,07% de Evo Morales.
El mandatario nunca hubiera alcanzado el 10%.
Por tanto, estuviera obligado hoy a medirse otra vez.
Y esta sería otra historia.
Porque la nueva historia es la de un proceso que termina con:
La sombra del fraude.
De un candidato, Carlos Mesa, que no acepta la derrota y denuncia que se cometió fraude.
De un candidato que asegura que ganó pero que a la vez denuncia que hay un golpe de Estado en marcha.
De un Presidente que acusa a los estudiantes de recibir dinero -platica- para salir en protesta.
De un Presidente que acusa al contrincante, Mesa, de ser un delincuente y un cobarde.
De un sector, la oposición, que se declara en movilización.
De otro sector convocado por Evo Morales a defender la victoria.
“El manto del fraude fue tendido por el mismo Tribunal Supremo Electoral (TSE) la noche del domingo, cuando cortó las dos líneas de internet que en ese momento utilizaba el sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP), después de que a las 19:40 del domingo publicara el primer resultado de las elecciones con el 83,79% de las actas verificadas, lo que daba una distancia entre uno y otro candidato de 7,12 puntos. Había segunda vuelta. ¿Por qué el TSE interrumpió el TREP?”.
Alcides Flores M. Página 7. La Paz.
Visto ya el resultado, por más que expliquen en el comando de Evo Morales, la pregunta que quedará entre los electores y aun en la comunidad internacional que observaba el proceso, es por qué fue interrumpida la transmisión del escrutinio. La interrupción se extendió por 20 horas. La interrupción no se justificaba porque el sistema ni había colapsado ni se había dañado. Desde ese momento la transparencia del proceso entró en dudas. Sobre todo porque al momento de producirse, Evo Morales no tenía asegurada la victoria en primera vuelta. Aún tenía que remontar una distancia de tres puntos. El canciller de Bolivia, Diego Pary, dijo este jueves en la Organización de Estados Americanos (OEA), que no hay manera de manipular los datos. Pero la interrupción y la espera de los votos rurales ya son una forma de manipulación, innecesaria si el Movimiento Al Socialismo, MAS, partido de gobierno, tenía las actas electorales en la mano y con ellas la seguridad del triunfo. Evo Morales ha dicho que el que gana gobierna. Esto puede entenderse de otra forma: El que gobierna gana. Carlos Mesa ha dicho que: “La cifra es irrelevante, la decisión es clara, el MAS no quiere segunda vuelta y el MAS no quiere aceptar ninguna modificación de esta alteración vergonzosa y grosera del resultado de nuestro voto del pasado domingo 20 de octubre”.
Evo Morales quiere torcer otra vez la historia denunciando no solo el golpe de Estado, sino también una campaña de racismo pues quiere dejar sentado que la resistencia de la oposición a desconocer la victoria es una forma de subestimar el voto rural que es un voto indígena, en su mayoría. “Que vaya a denunciar esta discriminación, este racismo. Vamos a hacer una fuerte campaña internacional, he pedido al canciller que se vaya a Europa a informar con documentos cómo estamos soportando racismo”, dijo Evo Morales este jueves.
Consciente de lo ocurrido, Evo Morales ha enviado a su canciller en campaña mundial. A la OEA en Washington y también a la Unión Europea que han sugerido la segunda vuelta como solución del conflicto. Sabe del precedente de Nicolás Maduro. Que luego de unas elecciones fraudulentas, no fue reconocido como mandatario por buena parte de la comunidad internacional. La derrota del referendo y la posterior historia de cómo se las arregló para aspirar a un cuarto periodo no afectaron su legitimidad porque era un Presidente que había ganado sin sombras de dudas. Pero ahora la situación es diferente. De hecho, lo obliga a anticiparse a cualquier decisión que provenga de América o Europa.