Alonso Moleiro (ALN).- Muy activo en las redes durante estos meses, en su empeño de obtener un nuevo período presidencial en Bolivia con ayuda del Tribunal Constitucional, Evo Morales parece haber fracasado en su último intento, el de las elecciones judiciales. En Twitter, Morales sigue recordando a Fidel Castro, a Hugo Chávez, pidiendo una salida al mar para Bolivia y fustigando a sus adversarios políticos del pasado y del presente.
Aunque, en líneas generales, el “kilometraje” de su cuenta personal de Twitter no reporta demasiada actividad, Evo Morales, presidente de Bolivia, está por estos días muy activo en las redes.
Morales había estado promoviendo con todas sus fuerzas la movilización de sus copartidarios para elegir a los nuevos miembros del Poder Judicial mediante el voto popular -inusual figura de la arquitectura democrática, que Morales no se cansa de ponderar positivamente-; a partir de allí, tendría el camino allanado para aspirar a un nuevo mandato presidencial. Esto decía hace muy poco, antes de conocer el veredicto popular.
Bolivia es el único país del mundo, donde el pueblo elige de manera democrática a sus jueces. Así lo expresan expertos de las delegaciones de la OEA y la UNASUR que observarán y acompañarán el desarrollo de las elecciones judiciales. Nuestra democracia se fortalece mucho más. pic.twitter.com/HXWwXSpXNm
— Evo Morales Ayma (@evoespueblo) 2 de diciembre de 2017
Complacido por la presencia de las delegaciones de Unasur y OEA. Ambas instituciones comprobaron el estado de absoluta normalidad y expresaron gran interés en aprender experiencia de elecciones judiciales únicas en el mundo. Estamos seguros que esta será una fiesta democrática. pic.twitter.com/GUpuU0ng5u
— Evo Morales Ayma (@evoespueblo) 2 de diciembre de 2017
Las cosas, sin embargo, no le han salido como esperaba al líder indígena: atendiendo el llamado de la oposición, la mayoría de los bolivianos, más del 50%, ha decidido votar nulo en esta inusual consulta, y la palanca de velocidades para extender su presencia en el poder, por consiguiente, se le ha complicado a Morales. El mandatario boliviano parece no acusar recibo del veredicto.
Saludamos a nuestro pueblo que con madurez democrática asistió a las urnas para derrotar con su voto a la campana de mentiras y engaños de la derecha que boicoteó elección de magistrados, que era necesaria para renovar la justicia. La democracia se fortalece con voto del pueblo. pic.twitter.com/pMHDvoBgJX
— Evo Morales Ayma (@evoespueblo) 4 de diciembre de 2017
Imbuido por completo, como ha estado, en las gestiones para desmalezar el camino a una nueva reelección presidencial, Morales ha tenido en su cuenta varios flancos discursivos abiertos. Dardos a los sectores conservadores chilenos, a quienes acusa de conspirar contra el acceso boliviano al mar; invectivas al Gobierno de Estados Unidos, que le está objetando este discutible nuevo intento por prolongar su mandato; y señalamientos a sus adversarios políticos, a Tuto Quiroga y Jaime Paz, a quienes responsabiliza de los males que han aquejado a Bolivia durante estos años.
EEUU no tiene moral para hablar de los problemas del mundo. Abandona el Acuerdo de París y ahora las negociaciones sobre un pacto mundial para las migraciones. Son la principal amenaza para la dignidad, la igualdad y la identidad de la humanidad.
— Evo Morales Ayma (@evoespueblo) 3 de diciembre de 2017
Qué coincidencia de la trilogía del sistema capitalista, enemigo de Bolivia: EEUU, oligarquía chilena y la derecha boliviana codician nuestro desarrollo, agreden la estabilidad política, social y el crecimiento económico.
— Evo Morales Ayma (@evoespueblo) 1 de diciembre de 2017
En la cuenta, Morales dedica algunos tuits a sus aliados políticos, conmemorando efemérides que soplen a su favor. Morales ha decidido obrar con responsabilidad fiscal y ha permitido respirar al sector privado, con lo cual, paradójicamente, ha regalado a su país varios años de inusual estabilidad y crecimiento económico. Las solidaridades automáticas y las afiliaciones en el terreno simbólico, sin embargo, cuentan mucho para este dirigente político y sindical empeñado en lucir ese peinado de los tiempos del Festival Internacional de la OTI.
De forma pretendidamente pedagógica, Morales conmemora sus efemérides. Las postales de familia con sus amigos. Por ejemplo, el desembarco desde México del yate “Granma”, que dio inicio a la guerra que abrió las puertas al poder a Fidel Castro, en 1956.
Como hoy, 1956, 82 revolucionarios guiados por el Cdte. Fidel Castro llegan a las costas de Cuba en el yate Granma. Atacados por agentes del dictador Fulgencio Baptista, Castro y 20 rebeldes sobrevivientes se entraron en Sierra Maestra. Así empezó la Revolución cubana. pic.twitter.com/ebfPQAOtGo
— Evo Morales Ayma (@evoespueblo) 2 de diciembre de 2017
Como hoy, 1976, el comandante Fidel Castro asume presidencia de Cuba después de haber sido primer ministro 1959-1976. Derrocó la dictadura de Fulgencio Baptista el 1 de enero de 1959, sobrevivió a los atentados de EEUU e hizo a Cuba la isla de dignidad y libertad antiimperialista
— Evo Morales Ayma (@evoespueblo) 2 de diciembre de 2017
O recuerda el fracaso del paro petrolero que sectores opositores organizaran en contra de Hugo Chávez, en 2002.
Como hoy, 2002, ante el fracaso del golpe que la derecha ejecutó contra el hermano presidente Hugo Chávez, la patronal petrolera inició un paro de PDVSA que duró 60 días, con grandes pérdidas para Venezuela. La derecha es así, conspira sin importarle el daño económico al pueblo. pic.twitter.com/ocYrCfbnnw
— Evo Morales Ayma (@evoespueblo) 2 de diciembre de 2017
Originario, popular, étnico. Quien lo escuche hablar y no lo conozca podría presumir erróneamente que no sabe dónde está parado. A diferencia de algunos de sus predecesores, Evo Morales ha resultado un hueso muy duro de roer en Bolivia: ha podido combinar de manera plausible la concreción de algunos resultados económicos y sociales objetivos, sin dejar de lucir su identidad antiyanqui e indigenista.
Los bolivianos, sin embargo, parecen prevenidos ante esta obsesión de Morales por seguir gobernando. El discurso en torno a “nacionalizar la justicia”, para salvar a los jueces de los conciliábulos neoliberales, no lo ha salvado a él de una derrota en las urnas. Una nueva derrota, pues ya el año pasado había “besado la lona” cuando quiso plantearle a sus compatriotas la posibilidad de un nuevo período constitucional, aunque luego el Tribunal Constitucional le allanara el terreno. Veremos qué pasa.