Daniel Gómez (ALN).- El éxodo ya es un factor desestabilizador en América Latina. Y lo puede ser en el mundo. Lo advierte la Unión Europea y también Naciones Unidas. De ahí el foro mundial sobre migración venezolana que se celebra este lunes y martes en Bruselas.
Federica Mogherini, jefa de Política Exterior de la Unión Europea; Filippo Grandi, alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur); y António Vitorino, director general de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), coinciden en que América Latina es una de las regiones más prósperas del planeta. Pero también coinciden en que el éxodo venezolano, esa avalancha migratoria que alcanza los cinco millones de personas, pone en riesgo el desarrollo de la región.
– En las últimas décadas, América Latina y el Caribe han disfrutado de un notable crecimiento económico y estabilidad política.
– Mientras las desigualdades han aumentado en todo el mundo, este continente se ha vuelto más igualitario y justo.
– Pero tal progreso podría revertirse.
– Esta crisis [el éxodo] ya está teniendo consecuencias desestabilizadoras en toda la región.
– Y cualquier trastorno importante en cualquier parte de América Latina repercutiría mucho más allá de las fronteras regionales.
Mogherini, Grandi y Vitorino comparten estas reflexiones en un análisis para el diario El País de Madrid. El texto sirve como previa al evento que este lunes y martes tendrá lugar en Bruselas: un foro mundial sobre el éxodo venezolano con el objetivo de tejer “una alianza mundial” en la que participen todos.
“La capacidad de los países y las comunidades de acogida está llegando a su límite. Las escuelas están desbordadas y los centros de salud y la disponibilidad de viviendas están en un punto crítico. El uso irresponsable de las redes sociales y las declaraciones radicales de algunos políticos están alimentando los sentimientos xenófobos”.
Mogherini, Grandi y Vitorino en el diario El País.
“Para responder a la crisis de refugiados y migrantes venezolanos se requiere una alianza mundial inclusiva, y toda la comunidad internacional, más allá de los países de acogida en la región, debe asumir su parte de responsabilidad y solidaridad. Se necesita una mayor participación de las instituciones financieras internacionales, los actores de desarrollo y el sector privado para apoyar los servicios y promover oportunidades económicas para los refugiados y migrantes y las zonas de acogida locales”, explican.
La crítica es pertinente ya que Acnur y la OIM lanzaron en diciembre de 2018 un plan integral para atender al éxodo venezolano. Un plan que requería la inversión de 738 millones de dólares. Casi un año después, sólo el 48% ha sido financiado.
Como bien dicen en el artículo, América Latina es la región que más ha rebajado la desigualdad en el mundo. Pero no hay que olvidar que sigue siendo el continente donde la brecha entre ricos y pobres es más grande.
Los esquemas tributarios de los países latinoamericanos aún son débiles. El Fondo Monetario Internacional ya advirtió a Colombia que necesita un ajuste fiscal para atender a los venezolanos. 1,5 millones de venezolanos ya están radicados en el país, según cifras gubernamentales.
No obstante, ya se sabe que estas políticas fiscales requieren tiempo. También que son impopulares ya que afectan el bolsillo de los ciudadanos. Y lo que afecta el bolsillo puede tener respuestas indeseables, como los episodios de xenofobia contra venezolanos, explicó en declaraciones al diario ALnavío la experta en migración Ana María Oxford, presidenta de la ONG Red Reto.
¿Qué pasará con los 3,1 millones de venezolanos atrapados en Ecuador, Chile, Argentina y otros países en crisis?
Aunque no todo son noticias negativas. En Perú la economía crece con vigor gracias a la incorporación de muchos venezolanos (más de 800.000 viven en el país) al sistema productivo, concluyó un reciente estudio de BBVA Research.
No obstante, hay que estar atentos al éxodo. Y la respuesta debe ser inmediata. Por eso Mogherini, Grandi y Vitorino le ponen urgencia: “La capacidad de los países y las comunidades de acogida está llegando a su límite. Las escuelas están desbordadas y los centros de salud y la disponibilidad de viviendas están en un punto crítico. El uso irresponsable de las redes sociales y las declaraciones radicales de algunos políticos están alimentando los sentimientos xenófobos”.