Andrea Herrera (ALN).- La red social más utilizada por el éxodo venezolano en España es Instagram y este dato, conocido por quienes entienden de mercadeo en redes sociales, fue decisivo para que los emprendedores, Mary Contreras y Wilmer Serrada, crearan en 2016, @AntojitosdePanas y oferten a través de ella, productos icónicos de la gastronomía de Venezuela a esta comunidad radicada en Madrid.
Una de las temporadas más esperadas del año por estos empresarios gastronómicos es la Navidad. Antojitos de Panas ofrece todo lo que se pone y se sirve en la mesa de Navidad en Venezuela: hallacas, pan de jamón, pernil de cerdo en salsa, asado negro (carne caramelizada y loncheada en salsa), dulce de lechosa (papaya), torta negra y ponche crema (ponche licoroso de huevo). Y todo llevado al domicilio previa transferencia electrónica y por encargo.
Esta es la cuarta Navidad de Antojitos de Panas en Madrid. Mary Contreras y Wilmer Serrada son del Táchira, el estado andino más occidental de Venezuela, el que hace frontera con Colombia, y por donde migra el mayor número de gente del país.
Explican que Antojitos de Panas es una empresa de catering de comida venezolana, que ofrece productos emblemáticos. Que lo hace a través de Instagram.
Wilmer Serra comentó que la cara de la marca es su esposa Mary Contreras, formada en gastronomía, chef y dueña de los sabores que comercializan desde su llegada a España.
“Somos emprendedores por naturaleza. Ambos graduados de contadores públicos, pero con experiencia en negocios propios en Venezuela. Estudiamos también comercio electrónico y mercadeo digital antes de abordar este mercado y por eso nos resultó fácil detectar este nicho. Nuestro mejor mes es diciembre porque apostamos por entregar al cliente todos los productos de la mesa navideña venezolana, con sabores reconocibles por gente de cualquier región de nuestro país”, dice Wilmer Serra.
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En la oferta del catálogo de Navidad, Antojitos de Panas ofrece combos con todos los manjares tradicionales de Venezuela, estipulados por cantidad de personas, con especial cuidado de recalcar que, para el 24 de diciembre, los pedidos se recibían hasta el 10 de diciembre.
“Para Año Nuevo estamos recibiendo pedidos hasta el 28 de diciembre, siempre esas fechas son más suaves porque muchos ya se han acostumbrado a recibir el año fuera de sus casas. Para pedidos en el resto de las fechas navideñas, pedimos como siempre, 48 horas de anticipación”, explica Serra.
-¿Cómo fueron los primeros tiempos de este emprendimiento?
-Como es un negocio casi virtual, pues digamos que emprendimos con poco, la inversión inicial fue de capital propio y muy pequeña, fue alrededor de unos 1.500 euros, no llegamos ni siquiera a 2.000, eso incluía la instalación del área de trabajo, la compra de equipos y todo lo necesario para la elaboración de las primeras muestras de todos los productos. Ya luego pues, el dinero producto de las ventas se fue reinvirtiendo en el mismo negocio hasta que empezamos a crecer y a dar ganancias.
Con las primeras navidades, Antojitos de Panas también hizo sus primeros ingresos de cientos de euros. “Hemos ido creciendo año tras año y siempre es la Navidad la mejor época. Nuestro público es 95% venezolano y algún español que vivió en nuestro país, que tiene familiares venezolanos o a los que alguien invitó comida criolla. Ellos conforman el otro 5%”.
Los volúmenes de ventas de la pequeña empresa se han multiplicado cada año, hasta llegar estas navidades a calcular que venderán unas 500 hallacas, unos 50 panes de jamón y unos 20 kilos de pernil en su salsa.
“En el 2016, cuando apenas teníamos unos meses en Madrid y 30 seguidores en Instagram, logramos vender 300 euros, en la Navidad de 2017 la cifra se disparó a 2.500 euros y tuvimos que pedir ayuda, contratar a venezolanos que nos ayudaran en la cocina y los repartos. En el 2018 vendimos 5.400 euros y el 2019 está en proceso, en enero sabremos cómo nos fue este año, sin embargo todo indica que seguimos incrementando nuestras ventas en estas fechas”.
Antojitos de Panas emplea desde noviembre hasta enero a cuatro personas para ayudar en la cocina y a varios repartidores en bicicleta o moto, pues cuando son combos grandes, se hace difícil la entrega a través de la red de transporte público por el peso de los pedidos.
Los precios de los productos según el catálogo que se puede descargar en Instagram @AntojitosdePanas son: hallacas tradicionales a 5 euros, hallacas vegetarianas a 4,50 euros, pan de jamón grande a 15 euros, pan de jamón mediano a 8 euros, ensalada de gallina a 10 euros la ración, pernil en salsa a 25 euros la ración, asado negro a 30 euros la ración y ponche crema 14 euros la botella de 0,75 litros.
“Todos nuestros productos son elaborados con ingredientes de primera calidad, como si los fuésemos a degustar en nuestra propia mesa. El ponche crema es con la receta tradicional, se prepara con ron Cacique y no se utiliza flan para espesarlo. En las hallacas, Mary se esmera en la escogencia de las carnes, los adornos y todo el aliño en general”, señaló Serra.
-Nuestro sabor es 100% venezolano, te transporta al hogar. Siempre nos llaman y nos dicen que el sabor de una empanada, un pastelito o una hallaca les recuerda a la sazón de sus madres o abuelas. Los cachitos son como si te los comieras en una panadería de Venezuela.
El promedio de ventas mensual, fuera de la Navidad, se ubica alrededor de 1.000 euros con sus altibajos, quizás en enero y verano (julio-septiembre) que bajan las ventas. “Nuestros productos estrella en esos períodos son los tequeños, las empanadas, los pastelitos andinos, los cachitos y las chucherías nacionales en general. Preparamos Rincones Venezolanos para ferias y eventos, hacemos Desayunos Sorpresa para obsequiar en cumpleaños, aniversarios y momentos especiales. Todo llega tempranito y calientico a la casa o al trabajo de los convidados. Nuestros clientes habituales hacen un fabuloso trabajo de mercadeo boca a boca, porque ya hay empresas que nos piden bandejas de tequeños, empanaditas o pastelitos para sus actividades internas y eso nos encanta”.
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Gracias a este emprendimiento, la familia -la pareja de Mary y Wilmer y tres niños de 11, cuatro y dos años- empezó a tener una estabilidad económica poco tiempo después de emigrar a España. Esta actividad permite a Mary, además, emprender en otras áreas y deja campo “para ayudar a nuestras familias en Venezuela”, concluye Serra.