Daniel Gómez (ALN).- La imagen del joven Gregory Sanabria con la cara desfigurada es la más sangrienta. Pero no la más impactante. Sorprende el deterioro físico de presos políticos como Daniel Ceballos, Lorent Saleh y Villca Fernández. Y, sobre todo, sorprende la débil imagen del general Ángel Vivas, un hombre rudo del que sólo quedan huesos y un bastón.
Daniel Ceballos, Ángel Vivas, Lorent Saleh y Villca Fernández. Son los presos políticos que lideran el alzamiento en El Helicoide. Esta cárcel de Caracas, la prisión política más importante del país, también sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), es un tétrico edificio que sirve de escenario para otro capítulo negro en la historia del régimen de Nicolás Maduro.
Centenas de encarcelados, 54 de ellos presos políticos, de los cuales 20 tienen medidas cautelares de libertad o cédulas de excarcelación incumplidas, claman por el trato recibido en la prisión. Denuncian vejaciones, extorsiones, falta de higiene y ventilación, además de otras condiciones infrahumanas. El mismo motivo por el que hace ya tres años,Estados Unidos y Canadá sancionaron al director del Sebin, Gustavo González López.
Este aún no se ha pronunciado acerca del motín. Tampoco el presidente Nicolás Maduro. Sí lo hizo el responsable del Ministerio Público, Tarek William Saab. En un comunicado publicado en Twitter confirmó que una delegación de su fiscalía está en El Helicoide investigando los hechos.
El motín estalló en la noche de este miércoles. En el penúltimo día de campaña para las elecciones presidenciales, fijadas para el domingo 20 de mayo. No se sabe el motivo exacto, pero todo indica que la revuelta, orquestada entre reclusos políticos y comunes, no sería una reacción espontánea.
Se puede dar seguimiento a lo que ocurre gracias a que presos políticos como Ceballos y Saleh están usando un móvil para grabar reportes y denuncias. Aseguran que se trata de un motín pacífico, a pesar de los contundentes ataques del Sebin, que ha tratado de reprimirles disparando perdigones y bombas lacrimógenas.
“No estamos en la celda durmiendo, estamos resistiendo, preferimos morir de pie a que estas personas nos asesinen todos los días, año tras año, en estas mazmorras lentamente, como lo han venido haciendo desde hace cuatro años”, dijo Ceballos en uno de los vídeos.
En un tuit, Saleh agregó que protestan por cansancio. Porque repudian la situación y porque quieren que el fiscal general vaya a hablar con ellos en busca de una solución digna.
Al igual que los retenidos, familiares y opositores del Gobierno, como la diputada Delsa Solórzano, presidenta de laComisión de Política Interior de la Asamblea Nacional, están trasmitiendo lo que ocurre en los aledaños de El Helicoide a través de las redes sociales.
4. Respeto a las visitas
5. Alto a las extorsiones
6. Libertad para los menores de edad
7. Separación de los presos políticos y los comunes— Delsa Solorzano (@delsasolorzano) 16 de mayo de 2018
La imagen más sangrienta, mostrada en las redes de los presos, la protagoniza Gregory Sanabria, un joven activista que acabó con la cara desfigurada, llena de moretones y coágulos tras una paliza de un guardia del servicio de inteligencia.
Si bien su imagen fue violenta, no fue la más impactante. Donde mejor se comprueban los crímenes del régimen es en la imagen de los presos. En el rostro hinchado de Ceballos y Fernández. En el escuálido cuerpo de Saleh. Y, sobre todo, en el debilitado general Vivas, un hombre famoso por su vigor.
Daniel Ceballos, exalcalde de San Cristóbal
Daniel Ceballos es uno de los presos políticos más conocidos. Fue alcalde de San Cristóbal, en Táchira (estado fronterizo con Colombia) y mano derecha de otro famoso preso, Leopoldo López.
Ceballos, detenido desde 2014 por presunta rebelión civil contra el régimen, siempre ha estado en el foco de la polémica. En 2015 fue trasladado a una prisión de delincuentes. Por ello se declaró en huelga del hambre. Tras 20 días sin comer, lo trasladaron a su casa bajo arresto domiciliario. En 2016 volvió a estar entre rejas después de que lo acusaran de querer fugarse. Ahí fue cuando llegó a El Helicoide.
El político, que entró en la cárcel por primera vez sin un pelo en la cara, y con el cabello corto, ha sufrido varios cambios. Tras la huelga de hambre se le vio débil y escuálido, además de con barba. El mismo look que cuando regresó a prisión hace dos años. Ahora a Ceballos, aparentemente el líder del motín, se le ve con el pelo desordenado y largo. Muy largo. Sus rasgos también lucen más hinchados, como si hubiera ganado peso.
Ángel Vivas, general retirado del Ejército Nacional de Venezuela
Ángel Omar Vivas Perdomo, más conocido como general Vivas, siempre ha sido un hombre fornido, con músculo. Eso se debe a su pasado como militar. Formó parte del Ejército Nacional de Venezuela hasta que en 2006 renunció por negarse a ver a las Fuerzas Armadas convertidas en un instrumento político.
Tras esa renuncia se ganó un enemigo: el chavismo, que cocinó la venganza a fuego lento. En 2014, luego de que muriese uno de sus policías motorizados, Maduro mandó detener al general tras considerarle responsable intelectual de dicha muerte. Al conocer la noticia, Vivas se atrincheró en casa y con el apoyo de los vecinos, logró resistir tres años, hasta que cayó en una trampa tendida por el Sebin.
Las últimas imágenes del general, cuando andaba por su casa, lo mostraban con el vigor y la presencia de antaño. Más viejo, pero con esa fortaleza física. Ahora eso ha cambiado. Los vídeos del motín lo muestran en horas bajas, demacrado, con mucho menos peso. Sus anchos antebrazos apenas parecen ramas, y su rostro, lleno de arrugas, denota un envejecimiento acelerado. Para sostenerse hasta necesita de un bastón.
Lorent Saleh, activista por los derechos humanos
Lorent Saleh, estudiante y presidente de la ONG Operación Libertad, ha liderado varias actividades de defensa de los derechos humanos. Motivo suficiente para que el régimen en Venezuela lo encarcelara.
Saleh ha sido acusado de realizar entrenamiento paramilitar y de planear atentados contra Venezuela. Por eso fue deportado de Colombia, donde se encontraba refugiado, y entregado a funcionarios del Sebin para su encarcelación.
El rostro de este activista refleja la tensión del momento. Le brilla la cara, como si sudase. Además, luce una pequeña barba que hace cuatro años no tenía. El pelo está alborotado y su complexión, delgada de por sí, se ha visto rebajada. Como si sólo hubiera hueso.
Villca Fernández, dirigente estudiantil y preso de conciencia
827 días preso. El Twitter de Villca Fernández, dirigente y activista estudiantil por la Universidad de Los Andes, contabiliza otra detención polémica. Él se define como prisionero de conciencia ya que lo detuvieron por un simple tuit. Un mensaje en el que se defendía de las acusaciones del régimen, quien lo catalogó como terrorista y conspirador.
Todo esto cobra magnitud cuando se aprecia que la única relación de Fernández con la violencia es la que lo ubica a él como víctima. En 2010, en medio de una protesta pacífica, recibió el impacto de 65 perdigones.
Dos años y medio después de que entrara en prisión (lo detuvieron a principios de 2016), Villca aparece con el rostro más hinchado de lo habitual, así como con más barba. Antes de entrar en prisión apenas tenía pelo en la cara y ahora este le cubre todo el mentón.