Leticia Núñez (ALN).- La reforma agraria es un tema clave en Paraguay, puesto que la mayor cantidad de las tierras apenas está en manos de 2% de la población. Otro desafío será realizar una convención nacional constituyente que permita reformar la Constitución y decidir si se aprueba la reelección presidencial o sigue prohibida. También está en juego la reforma del Código Electoral que posibilite la entrada de nuevos actores. “Todo es cuestión de voluntad política”, advierte a ALnavío Mabel Villalba, politóloga en la Universidad Nacional de Paraguay.
Dice Mabel Villalba, profesora de Ciencia Política en la Universidad Nacional de Paraguay y doctora en Procesos Políticos Contemporáneos en la Universidad de Salamanca (España), que gane quien gane las elecciones de este domingo en Paraguay tendrá “mucho trabajo” por delante. Son varios los retos que le esperan al próximo presidente: Mario Abdo Benítez, del Partido Colorado, o Efraín Alegre, al frente de la alianza que formó el Partido Liberal Radical Auténtico con el Frente Guasú.
La reforma agraria será uno de ellos. “Es crucial porque la mayor cantidad de tierras está en manos de 2% de la población. Paraguay es uno de los países con concentración de la tierra más alta del mundo y eso afecta a los campesinos e indígenas y provoca una migración masiva del campo a la ciudad, que a su vez crea una mayor pobreza”, explica Villalba en esta entrevista con el diario ALnavío.
No obstante, la politóloga asegura que este tema no se ha incorporado al discurso de campaña “porque perjudica intereses de la población más elitista de Paraguay”.
“La reelección no está aprobada hasta ahora porque ha habido una mala experiencia histórica con las dictaduras”
Otro de los retos será realizar una convención nacional constituyente para reformar la Constitución. Está en juego decidir si se aprueba la reelección presidencial, hasta ahora prohibida “por la mala experiencia histórica con las dictaduras”, según Villalba.
Además, otro asunto será la reforma del Código Electoral, que, a juicio de la politóloga, “tiene numerosas barreras para la participación de todas las fuerzas sociales y fomenta el bipartidismo”. En cualquier caso, Villalba advierte que todos estos temas dependerán de la voluntad política con la que llegue a la Presidencia el ganador de los comicios.
– ¿Qué está en juego en estas elecciones?
– Se decide si continúa el mismo partido político que lleva más de 60 años en el poder o si hay de nuevo alternancia, que ya hubo en 2008 con el presidente Fernando Lugo. El Partido Colorado se encuentra en el poder desde la dictadura de (Alfredo) Stroessner en 1954.
– ¿Con qué estado de ánimo afrontan los paraguayos estas elecciones?
– Hay dos cuestiones que van juntas. A nivel de ciudadanía, hay cierta apatía, cierto desencanto hacia los partidos tradicionales y una idea de que hay pocas opciones para elegir. Al mismo tiempo, hay una ciudadanía más crítica y un poco más exigente. Por otro lado, a nivel de candidaturas al Parlamento, es la primera vez que se ha visto tanta cantidad de movimientos participando. Hay un total de 69 organizaciones políticas que concurren a estas elecciones en todo el país.
– ¿No hay ninguna fuerza emergente?
– No hay una tercera fuerza emergente en este momento a nivel presidencial. Los únicos que tienen posibilidades de acceder a la Presidencia son Mario Abdo Benítez del Partido Colorado y Efraín Alegre de la alianza opositora que formaron el Partido Liberal Radical Auténtico –de centroderecha- y el Frente Guasú –una coalición de izquierda-. Hay otros cinco más a los que ni siquiera se conoce muy bien. La tercera fuerza, que era el Frente Guasú, está aliada al Partido Liberal. Entonces, a nivel de Presidencia no hay tercera fuerza. A nivel parlamentario, hay que ver cómo se conforma el nuevo Parlamento porque sí hay nuevos grupos que representan a distintos sectores. Por ejemplo, en el caso de los indígenas, es la primera vez que tienen una candidatura al Senado. También hay otros grupos de cooperativistas y otros grupos sociales.
– ¿Qué fortalezas y qué debilidades tiene Mario Abdo Benítez?
– Tiene muchas posibilidades de ganar. Tiene a favor el aparato estatal y lo están usando de manera descarada. Hay un montón de denuncias, por ejemplo, de asistencia de funcionarios públicos en horas de trabajo a eventos partidistas, uso de vehículos del Estado en campaña política… Se están usando de manera descarada todos los recursos estatales para esta campaña. Tiene todas las de ganar. Además, la oposición está fragmentada. La alianza opositora se conformó un poco tarde en relación al Partido Colorado, que está en permanentes funciones.
– ¿Y en el caso de la alianza opositora?
– Tiene las debilidades principalmente de que se formó de manera tardía, de que no existe una concordancia ideológica entre los dos grupos. Por el lado de las fortalezas podría tener la necesidad de cambio que pueden ver los electores paraguayos, sobre todo los indecisos, pero tiene muchas menos posibilidades que el Partido Colorado.
– ¿Hay muchos indecisos?
– El tema con los indecisos es saber si van a ir a votar o no. Si bien el voto es obligatorio, no hay sanciones establecidas por no votar. Hay una gran cantidad de población joven, que aunque se muestra crítica y organiza movilizaciones, suele ser apática a la hora de ir a votar. No se sabe hasta qué punto este porcentaje de indecisos podría hacer un cambio en el resultado. La abstención suele oscilar entre 50% y 60%.
“Mario Abdo tiene muchas opciones de ganar. Tiene a favor el aparato estatal”
– ¿Cómo afecta la corrupción a Paraguay?
– Siempre hubo corrupción. En cuanto al sistema electoral, diría que hay mucha mercantilización de votos, tal como quedó reflejado en el último informe de la Misión Electoral de la Unión Europea. Sobre todo, en los sectores más vulnerables, como las zonas periféricas, suburbanas y los pueblos indígenas.
– Gane quien gane, ¿qué retos tendrá que asumir?
– Hay muchas cuestiones que tienen que ver con voluntad política. Por ejemplo, el tema de la reforma agraria. Es crucial porque la mayor cantidad de tierras está en manos de 2% de la población. Paraguay es uno de los países con concentración de la tierra más alta del mundo y eso afecta a los campesinos e indígenas y provoca una migración masiva del campo a la ciudad, que a su vez crea una mayor pobreza en los cinturones de Asunción, la capital, y el Departamento Central. La reforma agraria es un tema clave que no está siendo incorporado al discurso de campaña porque es un discurso que, aunque es necesario, perjudica intereses de la población más elitista de Paraguay. Otro desafío es la Constituyente. Sea cual sea el gobierno que asuma, está en la agenda la realización de una convención nacional constituyente que permitirá reformar la Constitución. Sobre todo, está en juego el tema de la reelección. No está aprobada hasta ahora porque ha habido una mala experiencia histórica con el tema de las dictaduras. Está prohibida. Otro asunto a solucionar es la reforma del Código Electoral, que tiene numerosas barreras para la participación de todas las fuerzas sociales y que fomenta el bipartidismo. Los distintos sectores sociales no se sienten representados por los partidos tradicionales. Mucho trabajo por delante, pero no es sólo cuestión de trabajo, sino de voluntad política y de capacidad de negociación, pero sobre todo de voluntad política, de que el nuevo presidente quiera mejorar la situación de miles de paraguayos en situación de pobreza.
– ¿Ha faltado voluntad política hasta ahora?
– Sí, sobre todo en este último periodo de gobierno. Se ha notado mucho. Han aumentado la pobreza y la extrema pobreza. Ha habido mucha criminalización de las protestas sociales, y eso ha contribuido a generar miedo en la población y una apatía frente a diferentes medidas que no favorecen a la mayoría de los ciudadanos. También hay una pronta aplicación de una ley de defensa que permite la militarización de muchas zonas del país y genera nuevos abusos de las fuerzas policiales y/o militares contra poblaciones campesinas e indígenas.
– ¿Qué balance hace del mandato de Horacio Cartes?
– Ha sido un periodo especialmente de retroceso en cuanto a respeto a los derechos humanos. Ha habido muchas violaciones, sobre todo, al derecho a la manifestación y a la libre expresión. Se ha criminalizado mucho la protesta. Se ha utilizado más que nunca el aparato estatal en beneficio del partido. Ha habido un discurso totalmente antidemocrático, hay muchas pruebas de ello en los discursos del presidente. Y no ha habido gran avance, a excepción de ciencia y tecnología, cuyos programas ya habían comenzado en el anterior gobierno. Después de la dictadura, este ha sido el gobierno que más ha violado derechos humanos hasta ahora.
– Lo que sí se salva es la economía.
– Sí, a nivel macro hay repuntes, pero hay una mala distribución de la riqueza. No hay equidad tributaria y eso impide que esa mejora a nivel macro llegue a todos los sectores de la población. Los grandes productores de soja y los grandes exportadores, por ejemplo, no tienen impuestos. No hay un impuesto a la riqueza.