Ysrrael Camero (ALN).- Para enfrentar la segunda ola de la pandemia, Pedro Sánchez decretó un dilatado Estado de Alarma, que ha levantado polémica por su duración. Renunciando al mando único, delegó en los presidentes de las Comunidades Autónomas la administración de restricciones y confinamientos, llegando a señalar que se coordinaría con el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Pero, ¿en manos de quiénes estará ahora esta nueva etapa?
El Estado de las Autonomías, creado durante la Transición para generar un espacio para los nacionalismos históricos, derivó en un elemento vertebrador del poder, al extenderse a todo el territorio. La descentralización, que ha caracterizado a la democracia, fortaleció las funciones de las Comunidades Autónomas, que se han convertido en las administradoras de aspectos como la educación y la salud, relegando a las tradicionales provincias.
Hay 17 Comunidades Autónomas y dos ciudades autónomas, cada una con un Parlamento, un consejo de gobierno y un presidente. El PSOE cuenta con la mayoría de las presidencias autonómicas, un espacio cómodo para Pedro Sánchez.
A pesar de este dominio socialista encontramos allí una expresión tanto de la diversidad de liderazgos regionales, como del conjunto de coaliciones y alianzas que estructuran el poder en España.
El cinturón rojo de Pedro Sánchez
El PSOE encabeza nueve Comunidades Autónomas, aunque sólo en dos gobierna por mayoría absoluta, viéndose obligado en el resto a establecer alianzas y coaliciones, tanto con Unidas Podemos como con otras fuerzas regionales.
Emiliano García-Page preside Castilla-La Mancha desde 2015. En 2019 obtuvo mayoría absoluta, lo que le otorgó mayor autonomía. Ha mostrado su divergencia respecto a Sánchez, sobre la alianza con Podemos y respecto a Cataluña. Caso similar es el de Guillermo Fernández Vara, presidente de Extremadura desde 2007, quien gobierna también con mayoría absoluta.
Luego están quienes han dependido del apoyo de otras fuerzas para gobernar. En Aragón, por ejemplo, Javier Lambán gobierna desde 2015, estando coaligado ahora con Podemos, Chunta Aragonesista y el Partido Aragonés, contando con el apoyo de Izquierda Unida para su investidura. Es un dirigente que ha mostrado un perfil moderado.
En la Comunidad Foral de Navarra, donde la pandemia muestra altos números, gobierna María Chivite, gracias al apoyo de Podemos y de Geroa Bai, una coalición que incorpora al PNV, a Atarrabia Aldea y a Zabaltzen, contando su investidura con votos de Ezkerra.
Asturias, tradicional enclave socialista, pasó de ser gobernado por Javier Fernández a serlo, en minoría, por Adrián Barbón. En La Rioja, Concepción “Concha” Andreu, quien logró desplazar al PP, gobierna con el apoyo de Podemos, contando también con los votos de Izquierda Unida para su investidura.
En Canarias, es Ángel Víctor Torres quien gobierna, desplazando a Coalición Canaria, aunque para hacerlo mantiene una coalición con Nueva Canarias, Podemos y la Agrupación Socialista Gomera. Similar situación se vive en las Baleares, donde gobierna Francesca Lluc Armengol Socías, en coalición con Unidas Podemos y Més per Mallorca.
Por último, en la Comunidad Valenciana, que fue durante mucho tiempo feudo popular, ha sido ratificado en el gobierno el socialista Joaquín Francisco “Ximo” Puig desde 2015. Allí, el PSOE cuenta con el apoyo de Coalició Compromis y de Unidas Podemos.
Los feudos autonómicos del Partido Popular
Un mapa similar nos muestra el dominio del Partido Popular sobre cinco Comunidades Autónomas y una ciudad autónoma. Destaca Galicia, el más tradicional feudo del PP, desde Manuel Fraga, gobernada por Alberto Núñez Feijóo desde 2009, quien obtuvo la mayoría absoluta en las autonómicas de julio de 2020. Ha sido la cara visible del sector moderado del Partido Popular, impulsando el giro hacia el centro.
En Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco gobierna en coalición con Ciudadanos, manteniendo una postura moderada. En la Ciudad Autónoma de Ceuta, Juan Jesús Vivas Lara gobierna en solitario desde 2001.
En cambio, en Madrid, Murcia y Andalucía el Partido Popular no sólo comparte coalición con Ciudadanos, sino que cuenta con un apoyo de Vox que funciona como presión de los verdes, tratando de evitar la moderación.
En la Comunidad Autónoma de Madrid, Isabel Díaz Ayuso gobierna incómodamente con Ciudadanos, dependiendo de Vox para investirse. Ha tenido un enfrentamiento frontal con el gobierno central durante la pandemia, lo que ha levantado polémicas y desatado tensiones con su socio de gobierno. Caso similar tenemos en Murcia, gobernada por Fernando López Miras, en coalición con Ciudadanos con el apoyo de Vox.
Andalucía requiere un punto aparte. Desde 1978 el PSOE gobernó Andalucía de forma continuada, siendo su principal feudo político, por lo que el resultado de las autonómicas de 2018 constituyó un terremoto. El PSOE, con Susana Díaz, siguió siendo el partido más votado y la mayor bancada, pero ya no le era posible gobernar. Juan Manuel “Juanma” Moreno Bonilla se convirtió en presidente, en coalición con Ciudadanos, lo que fue posible gracias al apoyo de Vox.
Los enclaves nacionalistas y regionalistas
Los nacionalismos periféricos han logrado consolidar su dominio en el País Vasco y Cataluña, al tiempo que un partido regionalista gobierna Cantabria.
El conservador PNV ha demostrado una gran capacidad para establecer alianzas transversales, proyectando un perfil moderado dentro del nacionalismo; el actual lehendakari Iñigo Urkullu es un ejemplo, gobernando el País Vasco con apoyo del Partido Socialista de Euskadi.
Cosa distinta es el Govern de Cataluña, donde el procés independentista le ha dado un vuelco completo al sistema de partidos catalán. El gobierno recae hoy en Pere Aragonés, de ERC, quien debe enfrentar en pocos meses nuevas elecciones autonómicas, donde se disputará, por un lado, la continuidad de la deriva soberanista, y por el otro, el liderazgo dentro de una coalición independentista cargada de divisiones.
Finalmente, Miguel Ángel Revilla, del Partido Regionalista de Cantabria, gobierna con el apoyo del PSOE, sosteniendo una postura pragmática y moderada, sin rasgo identitario ni radical.
Estos presidentes serán responsables de administrar confinamientos y restricciones de movilidad, para hacer frente a la pandemia, aunque también podemos ver en esta cartografía política otros signos del mapa político español.