Miguel Sebastian (ALN).- El US Census Bureau recoge el ranking de los diez países con los que Estados Unidos ha tenido el mayor déficit comercial. Sumados estos diez, explican el 95% de ese déficit. No sería de extrañar que ellos se convirtieran en la diana de las políticas proteccionistas americanas. Nadie duda de que a Donald Trump le preocupa mucho el déficit comercial de los EE.UU. No lo ha dicho explícitamente, pero ha hecho tres afirmaciones que, de alguna manera, reflejan esta sensación.
- En primer lugar, ha afirmado que “el dólar está sobrevalorado”, perjudicando las exportaciones americanas y favoreciendo las importaciones provenientes del resto del mundo. Esta afirmación es más que discutible, como tendremos ocasión de ilustrar en futuros artículos. Pero lo paradójico es que, cuanto más lo verbaliza, más se aprecia el dólar frente a todas las monedas.
- En segundo lugar, ha amenazado con denunciar los tratados de libre comercio firmados o por firmar por los EE.UU., e imponer aranceles a muchos productos de varios países.
- En tercer lugar, ha manifestado reiteradamente su eslogan “America first”. Traducido a la política económica, este eslogan sugiere que el tradicional “Buy American”, que siempre ha sido criticado desde muchas instancias internacionales y por los defensores del comercio libre, va a ser “un juego de niños” comparado con lo que vamos a vivir.
Pero, ¿es realmente preocupante el déficit comercial americano? Recientemente el US Census Bureau ha publicado los datos de exportaciones, importaciones y saldo comercial de EE.UU. correspondientes a 2016. En el Gráfico 1 se resume el perfil de esos datos en las tres últimas décadas.
Fuente: US Census Bureau (2016)
Del Gráfico 1, que recoge solamente el comercio de bienes, es decir, excluye los servicios, en los que EE.UU. tiene superávit, se pueden extraer varias conclusiones. La primera es que el déficit comercial, medido en términos absolutos (miles de millones de dólares), no ha sido especialmente malo. Con un saldo de -734 mm$, se trata de un déficit menor que el de los años 2006, 2007 y 2008, que superó los 800 mm$, o los de 2005, 2014 y 2015 (que rebasaron los 750 mm$). Y quitando los años de la crisis del comercio mundial (2009 y 2010), en los que hubo un colapso de las exportaciones e importaciones y una reducción del déficit, el dato del año 2016 es el tercer mejor dato de los últimos 12 años. La segunda es que, si se mide en términos de PIB, que es lo que los economistas solemos hacer, la mejora es mucho más significativa, como queda reflejado en el Gráfico 2.
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del US Census Bureau
De hecho, el déficit comercial de 2016 (3,96% del PIB) es, exceptuando el año de la crisis, 2009, el segundo mejor dato del siglo (solamente el de 2001, con un déficit de 3,88%, fue ligeramente mejor).
La tercera conclusión que sacamos de los datos nominales del Gráfico 1 es que la causa del aumento del déficit comercial no ha sido tanto una explosión de las importaciones, sino una moderación de las exportaciones. Esto cuestiona el potencial éxito de una política destinada a “sustituir importaciones” por producción nacional, como sugieren los portavoces de la nueva Administración USA. La política que debería seguirse es un impulso a las exportaciones. Pero eso no se va a conseguir si se desata una guerra comercial.
Finalmente, tanto el Gráfico 1 como el Gráfico 2 muestran que el déficit comercial fue especialmente elevado en años de dólar débil. Por ejemplo, en la década 2004-2014 el euro/dólar promedio fue 1,33 (hoy está en 1,06). Ello no impidió que, pese a la debilidad del dólar entonces, se alcanzaran los mayores déficits comerciales. Achacar el actual déficit comercial a la fortaleza del dólar no parece razonable.
Los “buenos” y los “malos”
Más allá de este enfoque global, los datos de comercio de bienes del Census también nos muestran la distribución del déficit comercial americano por países. En la Tabla 1 se recoge el ranking de los 10 países con los que los EE.UU. han tenido el mayor déficit comercial, medido en dólares. Podemos llamar a esta lista “The bad guys”, la lista de los “malos”, en la terminología “trumpetana”. Sumados estos diez, explican el 95% del total del déficit comercial americano. No sería de extrañar, por tanto, que estos países se convirtieran en la diana de las políticas proteccionistas americanas, dejando al resto de los países tranquilos.
Por el contrario, en la Tabla 2 se presentan “The good guys”, los “buenos”, esto es, los 10 países con los que EE.UU. tiene un mayor superávit comercial. Lógicamente estos países, y bajo la lógica de la obsesión por el desequilibrio comercial, deberían quedar al margen del foco de los proteccionistas. Es interesante que en este grupo se encuentren los principales países del Cono Sur de América Latina, además del Reino Unido, Australia, Singapur, Egipto y dos países del núcleo europeo, Holanda y Bélgica.
La lista a vigilar será, por tanto, la primera. Pero a la hora de pensar en barreras arancelarias o de otro tipo, va a ser muy difícil apuntar a los países europeos individualizados, por varios motivos. El primero es que todos forman parte de un mercado único, una unión arancelaria, y será imposible discriminar entre los países “buenos” y “malos”. Además, la lista de los países europeos “malos” incluye a Irlanda e Italia, que tienen fuerte presencia inmigrante en los EE.UU. Por tanto, el foco probablemente se ponga en México y los países asiáticos de la lista. De hecho, China explica por sí sola casi la mitad del déficit comercial americano y podría considerarse el target principal de la era Trump. Y Japón, el segundo. Sin embargo, ambos países son los principales acreedores de la deuda externa americana. Deshacerse de sus posiciones en bonos americanos podría desatar una escalada de los tipos de interés de consecuencias incalculables para todos, pero sobre todo para los EE.UU. Por tanto, por eliminación de los anteriores, México, Corea del Sur, India, Malasia y Tailandia parecen los objetivos más asequibles. Con respecto a la India, Rusia, su gran aliado histórico, se esforzará en atraerla a una alianza contra China, por lo que podría quedar al margen del punto de mira americano. Además, buena parte de su déficit, como el de Malasia y Tailandia, se explica por bienes intermedios de alto contenido tecnológico, necesarios para la economía estadounidense, para su productividad y competitividad.
Los “muy malos”
De esta forma, un sector más susceptible de actuación proteccionista sería el del automóvil. En dicho sector sería más fácil poner barreras y trabas comerciales, pues se trata fundamentalmente de bienes de consumo, cuyo encarecimiento no se trasladaría al resto de los sectores productivos, como ocurre con los bienes intermedios tecnológicos. En la Tabla 3 se recogen los países con los que EE.UU. tiene un mayor déficit comercial en el sector del automóvil. Es lo que he llamado, para seguir con la terminología anterior, “the very bad guys”.
Miguel Sebastian fue ministro de Industria, Turismo y Comercio. Es economista y Profesor de la Universidad Complutense de Madrid
Sorprendentemente, sólo con estos cuatro países y sólo con el sector del automóvil, se explica la cuarta parte del déficit comercial americano. Curiosamente China no aparece en esta lista. Tiene un superávit comercial con EE.UU. en el sector automovilístico de apenas 6,9 mm$, un saldo parecido al del Reino Unido, uno de los “good guys”. Por el contrario, México encabeza esta lista corta. Y si ya era difícil salvarle de la Tabla 1, todavía lo será más de esta tercera tabla. Algo parecido ocurre con Corea del Sur, cuya industria del automóvil también podría ser un objetivo prioritario de la Administración Trump. Estos dos países deberían ser objeto de la atención y la solidaridad internacional. Porque pretender que “yo no estoy en esta lista” y “esto no va conmigo” puede ser a largo plazo un desastre para todos.