Redacción (ALN).- El periodista David Placer se incorpora a ALnavío. Su nuevo libro, ‘El dictador y sus demonios: la secta de Nicolás Maduro que secuestró a Venezuela’, detalla la afición del entorno de Maduro por venerar al supuesto Dios indio, Sai Baba, a quien Maduro y Cilia Flores rinden culto. A continuación, se reproducen algunos de los extractos del libro.
David Placer.- Seis altos chavistas visitaron el hogar de Sai Baba en los primeros años en los que el régimen sentaba sus bases para perpetuarse en el poder: Jorge Arreaza, Aristóbulo Istúriz, su esposa Dinorah Martínez, Iris Varela, Cilia Flores y Nicolás Maduro. Todos han permanecido fieles a Maduro hasta el final, como si fuesen un grupo cohesionado. Pero, con el desmoronamiento del régimen, a principios de 2019, los fieles devotos, los aliados incondicionales, comenzaron a mostrar síntomas de debilidad.
Jorge Arreaza
El año en que Hugo Chávez asumía la Presidencia de Venezuela, en 1999, Jorge Arreaza, que se convertiría 14 años más tarde en vicepresidente, decidió emprender un largo viaje a la India para implorar por la salud de su madre. Arreaza, que también se convertiría en el yerno de Hugo Chávez, fue el primer chavista en comer en las cantinas, dormir en las literas y orar en el mandir donde un Dios indio prometía milagros.
El joven Arreaza, internacionalista que se especializó en estudios europeos en la Universidad de Cambridge y que años más tarde también saltaría al cargo de ministro de Ciencia, paseó entre los pasillos de tierra y polvo del ashram de Sai Baba, pisó sus jardines donde se venera entre los árboles y arbustos a algunos de los dioses indios, paseó bajo el sol abrasador del cambio climático, que seca ríos y destruye cosechas y se arrodilló frente al altar para venerar a un Dios vivo.
-No estuvo de paso. Vivió en el ashram durante una temporada. No sé si fueron algunas semanas o algunos meses. Su mujer entonces, Uma Dagnino, también era seguidora y devota de Sai Baba y por ella, viajó a la India. Yo mismo estuve conversando con Jorge en el ashram de Sai Baba cuando era un muchacho joven. Él era un simple devoto venezolano y yo era el embajador de Venezuela del primer gobierno de Chávez. Me comentó sus inquietudes políticas, pero no me pude imaginar que años más tarde ascendería tan rápidamente y se convertiría en el primer vicepresidente de Nicolás Maduro -explica Walter Márquez, en entrevista telefónica desde su residencia en el estado Táchira.
Arreaza asistía cada día a las oraciones del ashram a primera hora de la mañana. Cuando Sai Baba estaba vivo, las colas para ingresar al recinto sagrado eran interminables. Los devotos debían madrugar para poder obtener los puestos más cercanos a Swami.
Aristóbulo Istúriz e Iris Varela
Márquez recibió a los dirigentes chavistas Aristóbulo Istúriz e Iris Varela en su residencia de embajador en New Delhi. A Istúriz lo había conocido en su época de diputado de la Causa R. Y con Varela había iniciado cierta cercanía y amistad en su actividad política en el estado Táchira.
-Fueron a dar conferencias del proceso Constituyente y también mostraron y dieron charlas de la película Amaneció de golpe (que mostraba el lado amable e idealista del golpe de Estado del 4 de febrero de 1992 encabezado por Hugo Chávez). No llegaron a un hotel, sino a mi propia casa. Los acompañé en avión hasta Bangalore y de allí nos fuimos por tierra a Puttaparthi. Compartimos y dormimos todos en el mismo espacio- explica el exembajador.
Iris Varela nunca alcanzó el nivel “devocional” ni “espiritual” que habían logrado la pareja Istúriz y el futuro vicepresidente Jorge Arreaza, mucho más entregados a la búsqueda de la paz interior.
La afición espiritual era compartida por Aristóbulo Istúriz, entonces ministro de Educación, su mujer, Dinorah Martínez, e Iris Varela, una abogada y dirigente política del estado Táchira, en la frontera con Colombia, que también era la tierra natal del embajador Walter Márquez.
El brujo saibabista
Con chaquetas de colores, camisa de lino, zapatos Salvatore Ferragamo y relojes Rolex que podrían alcanzar unos 80.000 dólares, el brujo de Nicolás Maduro se mueve entre el viejo jet set venezolano en Miami completamente inadvertido. Con frente amplia, entradas pronunciadas y peinado hacia atrás, Enrique Rodulfo, exprofesor de la Academia Militar de Hugo Chávez y devoto de Sai Baba, forjó su carrera en Miami como tarotista desde principios de los años 90, cuando su alumno más destacado, el entonces golpista Chávez, ni siquiera había iniciado su carrera hacia la Presidencia.
Seis altos chavistas visitaron el hogar de Sai Baba en los primeros años en los que el régimen sentaba sus bases para perpetuarse en el poder: Jorge Arreaza, Aristóbulo Istúriz, su esposa Dinorah Martínez, Iris Varela, Cilia Flores y Nicolás Maduro. Todos han permanecido fieles a Maduro hasta el final, como si fuesen un grupo cohesionado. Pero, con el desmoronamiento del régimen, a principios de 2019, los fieles devotos, los aliados incondicionales, comenzaron a mostrar síntomas de debilidad.
El sexagenario Rodulfo siempre ha aparentado cinco o seis años menos de su edad real. Suele ir perfumado y procura ocultar su oficio y también sus conexiones.
-Hacía consultas en Venezuela en el Hotel del Lago, en Maracaibo, y también en el hotel Eurobuilding de Caracas. En el año 1999 ya cobraba 5.000 dólares por consulta, pero cuando tenía como cliente a un empresario, entonces la cifra se disparaba. A un empresario camaronero del estado Zulia le llegó a cobrar 90.000 dólares. El cliente quedó en shock con el precio. Había acudido a él para preguntarle si vendería su empresa. El brujo, que acertó en su pronóstico, sabía que había dinero y se aprovechó. Finalmente, el empresario le pagó porque creía que era terrible deberle a un brujo -explica otro de sus allegados.
El brujo de Nicolás Maduro se cuida de no revelar su relación con Nicolás Maduro y Cilia Flores de buenas a primeras, pero apenas gana confianza con su interlocutor, presume de su cliente y amigo más poderoso.
-Después de algunos años, lo conseguí en la entrada de un supermercado. Hablamos algunas cosas, pero rápidamente me puso su teléfono en la oreja. Era un mensaje de voz por Whatsapp de Nicolás Maduro. Le decía que todo lo que le había pronosticado, se había cumplido. Se notaba que había mucho afecto en el mensaje y la despedida fue: ‘Cilia y yo lo queremos mucho’. Recuerdo exactamente esa frase -explica César Morillo, sociólogo y exdirigente del partido Movimiento al Socialismo (MAS).
Nicolás Maduro y Cilia Flores
Maduro y su entorno llenaban sus oficinas con retratos de Sai Baba y los mezclaban con otros objetos que rápidamente fueron identificados como brujería. “Del marco de la puerta de la Presidencia, retiramos dos fetiches del culto a Sai Baba y también semillas de mango disecadas atravesadas con cabuya”, explicó Henry Ramos Allup el 9 de abril de 2016 cuando anunció una limpieza de “fetiches necrolátricos” en la Asamblea Nacional.[1]
El día que murió Sai Baba, 24 de abril del año 2011, la Asamblea Nacional emitió un comunicado de condolencias. Y, cuando Maduro fue proclamado presidente, la organización Sathya Sai también aplaudió el logro del devoto al asegurar que su gobierno estaría marcado por su fe.
Pero desde la humilde sede de Sai Baba en Caracas, aseguran que nunca han visto a Nicolás Maduro en su local, que no son una organización de enchufados porque padecen los mismos problemas que el resto de los ciudadanos. La asociación asegura que nunca ha tenido vínculos directos con el madurismo. Pero la presidenta del Consejo Central de la Organización Sathya Sai en Venezuela, Capaya Rodríguez, fue nombrada ministra consejera de la embajada de la India cuando Maduro asumió la Presidencia. Rodríguez se considera una “aspirante a devota” de Sai Baba y califica a la pareja presidencial como “maravillosos seres humanos que creen firmemente en el proceso revolucionario”. [2]
De la mano del otro devoto, Jorge Arreaza, saltó hasta el cargo de embajadora de Venezuela en Filipinas, donde graba videos bailando villancicos con un venado de peluche y entona unos hurras y vivas a favor de Nicolás Maduro. Capaya Rodríguez fue fiscal y se vio envuelta en el caso de Linda Loaiza, una joven secuestrada y violada durante cuatro meses, que sufrió una desfiguración de su rostro y el desmembramiento de sus órganos genitales y reproductivos por las torturas recibidas por parte de su secuestrador.
Su victimario, Jesús Carrera, hijo del exrector de la Universidad Nacional Abierta, Luis Carrera Damas. La actual embajadora chavista fue fiscal del caso e intentó, por todos los medios, que la familia de la víctima retirara las acusaciones, según contó Ana Cecilia Loaiza, hermana de Linda. La familia explicó que la fiscal les ofreció 20 millones de bolívares para evitar manchar el nombre de la familia Carrera.[3] El caso ha llegado hasta la Corte Interamericana de los Derechos Humanos que estudia la responsabilidad del Estado venezolano en la obstrucción judicial.
Capaya Rodríguez es una de las fieles devotas más reconocidas de Sai Baba en Venezuela y escribió el libro Swamiji, una plegaria de amor. El ascenso de Rodríguez, firme defensora del comunismo, también ha llevado a sus dos hijos, que trabajan en el entorno íntimo de Maduro.
-Uno de sus hijos, de nombre Faraón, es uno de los asistentes de Nicolás Maduro. El otro, Monarca, también ha trabajado para el régimen -explica la fiscal Luisa Ortega Díaz.
[1] Cuenta oficial de Twitter de Henry Ramos Allup.
[2] De Verde a Maduro: el sucesor de Hugo Chávez. Santodomingo, Roger. Vintage Español. 2013.
[3] “Un magistrado y una embajadora: los abogados que obstruyeron el caso de Linda Loaiza”. El Cooperante, 7/2/2018.
(Publicado originalmente el 1 de julio de 2019)