(EFE).- Tras casi una semana de haber tocado tierra en el noroeste de Florida como un huracán de categoría 4, Helene es responsable hasta el momento de más de 200 muertes y se alza ya como el segundo ciclón más mortífero que se registra en Estados Unidos en los últimos 50 años.
Por delante de él, y a considerable ventaja, encabeza la lista el huracán Katrina, que con 1.392 muertes adjudicadas figura entre los cinco ciclones tropicales más letales en la historia de Estados Unidos, de acuerdo al Centro Nacional de Huracanes (NHC, en inglés) de este país.
Sin embargo, el huracán Milton, categoría 5 según la escala de Saffir-Simpson, está reportando vientos de 219 mph/352 km/h, desplazándose a una velocidad 178 mph/286 km/p; y se comporta como si fuese escala de categoría 6, la cual no existe, rompiendo todo tipo de récord histórico. Se espera que toque tierra en algún lugar cerca de Tampa, Florida. Y podría considerarse por su magnitud en el más letal.
🇲🇽 Impresionantes imágenes del poderoso huracán Milton, de categoría 5, han sido capturadas desde el espacio. Este monstruoso fenómeno muestra una fuerza increíble. Según el CNH, tras su paso por el norte de Yucatán, se dirigirá hacia Florida, afectando a millones de personas. pic.twitter.com/Y84QtSfPYu
— ULTIMA HORA EN 𝕏 (@ultimahoraenx) October 8, 2024
Los huracanes más mortales en EEUU
Estos son los huracanes más mortales que han impactado en Estados Unidos continental en los últimos 50 años:
– Katrina (2005).- El inmenso huracán Katrina golpeó con virulencia la costa estadounidense del Golfo de México en agosto de 2005. Tocó tierra primero en Keating Beach, en Florida, como un ciclón de categoría 1, y luego alcanzó Luisiana y Misisipi con categoría 3. El mayor número de decesos se reportaron en la ciudad de Nueva Orleans (Luisiana), que registró catastróficas inundaciones por la marejada ciclónica.
De acuerdo a los registros del NHC, Katrina es superado por el huracán conocido como Great Galveston, en Texas, de 1900 y que se calcula se cobró al menos 8.000 vidas, así como el de Lake Okeechobee, en Florida, de 1928 y responsable de unos 2.500 decesos.
– Helene (2024).- Entró por el noroeste de Florida, en la zona conocida como Big Bend, la noche del pasado 26 de septiembre con categoría 4 en la escala Saffir-Simpson (de un máximo de 5) y desde ahí dejó una estela de al menos 800 kilómetros de devastación por seis estados del sureste de EEUU. En Carolina del Norte, la cifra de fallecidos asciende a unos 200, en especial en el área al sur de los Montes Apalaches.
– Ian (2022).- El poderoso huracán Ian entró a Estados Unidos a través de la costa oeste de Florida y, como Helene, lo hizo con categoría 4. Dejó 156 decesos principalmente en Florida, además de Carolina del Norte y Virginia. Tras destruir más de 19.000 viviendas y edificios en el condado de Lee, donde se asienta Fort Myers, Ian volvió a tocar tierra en Carolina del Sur.
– La «supertormenta» Sandy (2012).- Produjo al menos 147 muertes directas y una catastrófica marejada ciclónica en las costas de Nueva York y Nueva Jersey, por donde tocó tierra a fines de octubre como un gigantesco ciclón postropical.
– Harvey (2017).- Produjo lluvias de registros históricos en Houston, en Texas, estado por cuya costa central de cara al Golfo de México tocó tierra el 25 de agosto, como un huracán de categoría 4. La cifra de muertos llegó a 103 y produjo destrucción en ese estado y en Luisiana.
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Otros huracanes dignos de mención son Agnes (1972), que se cobró 128 vidas, en especial en los estados de Pensilvania, Nueva York, Virginia y Maryland, donde se registraron considerables inundaciones luego de que el ciclón tocara tierra en el noroeste de Florida como un huracán de categoría 1.
De igual modo, el huracán Audrey, que tocó tierra en Luisiana en junio de 1957 con categoría 3, y fue responsable de más de 400 decesos tras registrar una marejada ciclónica de hasta 3,5 metros (12 pies) en áreas de ese estado y de Texas.
Y por último, el huracán María, de categoría 4, que en septiembre de 2017 devastó Puerto Rico y está considerado como el más destructivo en la historia reciente de la isla caribeña, la cual casi en su totalidad quedó sin electricidad. Si bien en un inicio se le atribuyeron 67 muertes, un posterior estudio hecho por la Universidad George Washington por encargo del Gobierno de Puerto Rico, elevó el número de fatalidades a 2.975.