Leticia Núñez (ALN).- Brasil elige presidente este domingo. Jair Bolsonaro, conocido por sus posturas xenófobas, racistas y homofóbicas, así como de respaldo a la dictadura militar, parte como favorito. “Difícilmente veremos una victoria suya en primera vuelta”, vaticina a ALnavío Thiago de Aragao, analista del Instituto de las Américas y especialista en riesgo político. Pero, ¿cómo se explica que en un país como Brasil el favorito sea un exmilitar de ultraderecha? Aragao apunta varios factores: desde “el fracaso de las políticas de izquierda del PT” hasta una corrupción “sin precedentes”.
Jair Bolsonaro fue militar y acabó expulsado del ejército por indisciplina.
Ahora parte como favorito para suceder a Michel Temer en la Presidencia de Brasil.
Es un candidato de ultraderecha que promete una renovación política pese a que él mismo ha sido siete veces diputado federal.
Ha reconocido en varias ocasiones que no sabe “nada” de economía. Pero eso parece importarle poco a sus votantes.
Eso y las múltiples declaraciones insultando a mujeres, homosexuales y refugiados.
Se ha mostrado nostálgico por los años en los que Brasil era una dictadura (1964-1985).
The Economist lo calificó en un artículo reciente como “una amenaza a la democracia”.
Aun así, todas las encuestas le dan como favorito en las elecciones que se celebrarán este domingo. ¿Por qué? ¿Qué factores explican que pueda cosechar tanto apoyo?
No obstante, no parece probable que se imponga con más de 50% de votos en la primera vuelta, por lo que habría que esperar al próximo 28 de octubre.
Thiago de Aragao, miembro del Instituto de las Américas y del Instituto francés de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS), dedicado a asuntos geopolíticos y estratégicos, apunta varias claves en esta entrevista con el diario ALnavío. En primer lugar, dice, “su liderazgo se basa en la no pertenencia a lo que los votantes consideran la política sucia y generalizada”.
Después está “el fracaso de las políticas de izquierda del Partido de los Trabajadores, así como los profundos errores económicos y una corrupción sin precedentes”. Véase el caso Odebrecht, el mayor escándalo de sobornos en América Latina. Una trama que ha hecho temblar a la clase política y empresarial latinoamericana y que se extendió por Brasil, Argentina, Perú, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, México, Panamá y Venezuela.
Por corrupción fue condenado el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva a 12 años de prisión. Lula partía como favorito, pero fue oficialmente expulsado de la contienda en agosto. Con la llamada ley de ficha blanca, aprobada en 2010 por el propio Lula, los candidatos tienen prohibido tener cargos públicos durante ocho años si han recibido una condena después de una apelación. Y la sentencia del exmandatario fue confirmada por un panel de tres jueces en enero.
El Partido de los Trabajadores designó a Fernando Haddad para sustituir a Lula, pero lo hizo cuando quedaban menos de cuatro semanas para la cita con las urnas. Como señala The New York Times, en algunas regiones Haddad es tan poco conocido que “los votantes se refieren a él por otros nombres como Andrade y Adauto”.
Según Aragao, otro elemento a tener en cuenta es que “Bolsonaro ha conseguido venderse como novedad incluso después de casi 30 años como diputado”. El periódico The New York Times apunta un detalle relevante en este sentido: en todo este tiempo en el cargo, el ultraderechista escribió 171 proyectos y sólo dos se volvieron ley.
Todo ello, de acuerdo con el especialista en riesgo político, “ha hecho que un diputado como Bolsonaro, que no estuvo involucrado en esa corrupción y que confrontó a Lula da Silva, figure como favorito”.
– ¿Qué está en juego en las elecciones del domingo?
– Tendremos una decisión muy importante. Creo que difícilmente veremos una victoria de Bolsonaro en la primera vuelta, a pesar de ser una hipótesis posible y que hay que considerar. No lo veo como una pugna ideológica, sino más como una pugna entre la nostalgia de los años de Lula da Silva y el intento de destrucción del establishment político tradicional, rechazado por muchos electores liderados por Bolsonaro.
“Bolsonaro ha defendido argumentos no democráticos e intolerantes con mujeres y homosexuales”
– ¿Son las elecciones más turbulentas en la historia de Brasil?
– Sin duda, son las elecciones más emotivas de la historia reciente de Brasil. Por un lado, tenemos un candidato, Fernando Haddad, que busca representar a una figura que se posiciona como la única viable para traer desarrollo a Brasil. Pero Lula y Haddad ignoran el hecho de que su partido ha protagonizado uno de los mayores escándalos de corrupción en la historia de Brasil. Prefieren decir que el país vivió el desarrollo económico y tuvo un bajo desempleo. Por su parte, Bolsonaro, asumiendo un papel anti-establishment y de defensor del orden, actúa como su propio elector: demostrando insatisfacción contra el ambiente político, a pesar de demostrar poca destreza para presentar propuestas más profundas.
– ¿Cómo se entiende que el candidato favorito esté preso?
– Lula tiene una alta popularidad porque lleva en campaña desde 1989. Su popularidad es similar a la de los años que perdió las elecciones, no a la de cuando ganó. Lula tuvo un 85% de popularidad en 2011 y hoy esa cifra apenas llega a 40%. Es una sombra de lo que fue. El hecho de que mantenga esa popularidad se basa en algunos factores: la economía era aparentemente próspera con Lula, sus crímenes son complejos de ser entendidos por el elector común, muchos de sus electores parten de la premisa de que todos los políticos son corruptos y entonces perdonan a Lula. Finalmente, otros muchos disminuyen el impacto de la corrupción basado en los beneficios que creen que Lula trajo, en una especie de flexibilidad moral.
– ¿Qué ha supuesto la ausencia de Lula para el Partido de los Trabajadores?
– Lula es mucho más que el Partido de los Trabajadores. El PT depende de la existencia de Lula. Sin él, pierde la sombra del poder que tuvo.
– ¿Cree que Fernando Haddad tiene margen para remontar o el hecho de que Lula le nombrara hace apenas unas semanas juega en su contra?
– Haddad sabe que su única opción es unificar su imagen a la de Lula. En el noreste de Brasil muchos electores piensan que están votando a Lula y no a Haddad. Su época como alcalde de Sao Paulo fue débil y sin impacto. Por ello, la fuerza de Haddad viene de la personificación de los símbolos de Lula. Si muestra demasiada independencia puede llevar al votante a pensar que está votando por otra Dilma Rousseff.
– ¿Cuáles son las fortalezas de Haddad?
– Tiene dos en este momento: el nombre de Lula detrás y no haber estado directamente involucrado en los esquemas de corrupción del partido.
“Lula y Haddad ignoran el hecho de que su partido ha protagonizado uno de los mayores escándalos de corrupción en la historia de Brasil”
– ¿Y las debilidades?
– Haddad fue un alcalde con muy bajo éxito. No logró ser reelegido, lo que es raro para un alcalde de capital en Brasil, incluso con todo el apoyo de Lula. No pasó ni a la segunda vuelta. No es conocido a nivel nacional. Se le conoce como “el hombre de Lula”.
– ¿Qué factores explican que un militar ultraderechista lidere las encuestas en Brasil?
– Bolsonaro fue militar en el pasado y acabó expulsado del ejército por indisciplina. Su liderazgo se basa en la no pertenencia a lo que el elector considera “la política sucia y generalizada”. Bolsonaro consiguió venderse como novedad incluso después de 30 años como diputado. El fracaso de las políticas de izquierda del PT, así como los profundos errores económicos y una corrupción sin precedentes, han hecho que un diputado que no estuvo involucrado en esa corrupción y que confrontó a Lula haya sido alzado directamente como favorito.
– ¿Cuáles son las fortalezas y debilidades de Bolsonaro?
– Bolsonaro posee una narrativa similar a la de miles de votantes. Esto lo sitúa en una posición de relieve entre los brasileños que no se sienten representados por el PT. Además, la violencia explosiva en Brasil hizo que muchos votantes buscaran a alguien que demostrase tener mano firma contra la criminalidad y la violencia. Por otro lado, Bolsonaro posee un bajo conocimiento económico y administrativo. Nunca ocupó un cargo de ejecutivo, nunca fue un parlamentario relevante. Ha defendido argumentos no democráticos e intolerantes con mujeres y homosexuales.
– Sin embargo, las encuestas vaticinan que Bolsonaro perdería en la segunda vuelta se enfrente a quien se enfrente. ¿Es esto un alivio?
– Hoy las encuestas muestran que Bolsonaro está empatado con Haddad. No obstante, la tendencia de voto de los indecisos y otro grupo de electores refleja que Bolsonaro posee una pequeña ventaja frente a Haddad. Creo que es el favorito para vencer.
– ¿Qué país recibirá el ganador?
– Quien venza, iniciará un gobierno con un alto rechazo y con varias dificultades por delante. Tendrá que equilibrar fiscalmente al país, aprobar reformas complejas, como la tributaria, y conquistar el apoyo de un Congreso poderoso y pragmático.
– En caso de que gane Bolsonaro, ¿cómo cree que afectaría a la imagen de Brasil en el ámbito internacional?
– La imagen de Brasil en el ámbito internacional ya es pésima. Creo que la victoria de cualquiera de los dos traerá negatividad para algunos y positividad para otros. No veo que los ciudadanos ni las empresas estén preocupados por la posible imagen. Brasil es un país al que no le importa demasiado lo que el mundo piensa o ve.
– ¿Qué balance hace del gobierno de Michel Temer?
– El gobierno de Temer logró aprobar puntos importantísimos para Brasil en el Congreso. Pero pecó al no actuar de manera más firme contra hechos y personas involucradas a la corrupción de su gobierno.