Daniel Gómez (ALN).- Plácido Domingo conserva el récord del aplauso más largo de la historia. Fue en 1991, en Viena, cuando recibió una ovación de 80 minutos que, de paso, lo consolidó como uno de los grandes tenores de todos los tiempos. El domingo en Salzburgo le volvieron a vitorear. No fue tan largo, pero sí estuvo cargado de simbolismo.
Ni una mácula sobre la carrera de Plácido Domingo hasta que el 13 de agosto nueve mujeres en Estados Unidos le acusaron de acoso sexual. A partir de entonces, instituciones como la Ópera de San Francisco y la Orquesta de Philadelphia decidieron romper con el tenor español. Otras fueron más prudentes y decidieron esperarse a una sentencia judicial en firme.
Un caso llamativo fue el de la presidenta del Festival de Salzburgo, Helga Rabl-Stadler, que, en medio de las turbulencias, y siendo mujer, mostró su apoyo explícito al tenor, al tiempo que confirmó presencia en el festival.
“Conozco a Plácido Domingo desde hace más de 25 años. Desde el principio me ha impresionado, junto a su capacidad artística, sus modos respetuosos con todos los trabajadores y trabajadoras del Festival”, declaró Helga Rabl-Stadler.
Entonces Plácido Domingo viajó a Salzburgo. Era su primera actuación tras el escándalo. Todos los focos se posaron sobre él. Esta vez no sólo importaba su voz. Ni siquiera su actuación. Importaba el público. Su reacción ante los últimos acontecimientos. Y nada más hacer acto de presencia, la muchedumbre del escenario Festspielhaus se puso pie y entre vítores, bravos y aplausos le recibieron como el gran tenor que es. Para muchos, el mejor de todos los tiempos.
Quizá este haya sido el aplauso más importante de su carrera. Más incluso que aquel que le dedicaron en la Ópera Estatal de Viena en 1991. Una ovación que duró 80 minutos, que está registrada en el Libro Guinness de los Récords, y que más allá de eso, fue el gesto le confirmó como uno de los grandes de la historia. También marcó lo que luego se convertiría en una carrera de éxito como empresario cultural. Y es que después de aquel aplauso, Domingo fundó Operalia y se puso al frente de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica y de Europa Nostra.
Se podría decir que, si el aplauso de Viena le consolidó como uno de los grandes de la historia, este le ratificó. Al menos en lo que tiene que ver como tenor.