Cándido Pérez (ALN).- Cuando alguien escucha el nombre de Giuseppe Salusti, posiblemente lo asocie con Italia, pero se trata de un venezolano, para más señas, de Barquisimeto, una de las capitales más importantes del occidente de Venezuela. Desde niño, Giuseppe Salusti está vinculado al negocio de la hostelería y la restauración porque su familia operaba un hotel. Ahora Salusti está en Madrid. Y esto fue lo que le ocurrió con los clientes de Madrid.
Tiene 29 años. Es ingeniero de producción egresado de la Universidad Lisandro Alvarado de Barquisimeto. Arribó a España en 2015 con su esposa María Teresa González. Llegaban a hacer un máster y traían también un plan para montar un negocio que les funcionara como modo de vida y les ofreciera satisfacción en lo personal.
El plan incluía el apoyo familiar. Pues hicieron socios a sus padres Walter Salusti y Gioconda Acosta. De esa manera arrancaron con dos restaurantes. Una franquicia de comida tailandesa, Pure Cusine, en el centro comercial Plenilunio, en la zona norte de Madrid; y Dina Venezuelan Food & Grill, en la calle López de Hoyos número 9, en las cercanías del Paseo de La Castellana, entre las calles Serrano y María de Molina.
Conseguir un lugar con esta ubicación, una de las mejores de Madrid, por el nivel económico de sus residentes y las zonas empresariales aledañas, era todo un reto. La competencia saltaba a la vista. Por ello, contó Giuseppe Salusti al diario ALnavío: Ver el anuncio en la puerta y alquilarlo fue una sola cosa.
“Entre las personas que trabajan en despachos ejecutivos de esta zona hay muchos venezolanos, y aunque no nos iniciamos como un restaurante de comida venezolana, arrancamos con comida mediterránea, ya Dina es una referencia para el público local, tanto en días laborables, como los fines de semana, cuando nos visitan los vecinos del sector”, explicó Salusti.
A este venezolano desde niño le gustó la cocina y ahora con las cachapas hace un negocio redondo en Madrid
Agregó que “el cambio de la carta nos fue sugerido, aunque parezca extraño, por clientes españoles, que nos dijeron que sería muy interesante probar sabores distintos a los que frecuentemente encuentran en la zona, y que así, daríamos a conocer las bondades de la comida venezolana”.
El “guaro”, como cariñosamente se llama a los nacidos en el estado Lara de Venezuela, ya venía con un camino andado. Su abuelo italiano, fue el fundador del Hotel Príncipe en Barquisimeto en el que ayudó desde pequeño; además, ya había trabajado en la administración de un local de venta de cachapas (un manjar a base de maíz típico de Venezuela) en un centro comercial.
En mayo de 2018 se inauguró el restaurante Dina. El nombre es en honor a su abuela. La nonna que permanece en Venezuela por problemas de salud. En la franquicia, trabajan dos hermanos de Salusti, Walter e Isabella. Para la inversión inicial, la familia Salusti, empresa familiar, recurrió a la fórmula del renting con el Banco Sabadell. El renting es un mecanismo en el que la entidad bancaria o financiera se ocupa de todos los gastos de inversión y genera un contrato de alquiler a largo plazo con opción a compra, que cuando finaliza puede renovarse o ejecutarse. Esto genera gastos fijos y facilita los flujos de caja del negocio.
Norelys López, amiga de Giuseppe, es su mano derecha. Norelys se encarga del funcionamiento correcto, de la atención al cliente y la operación de la sala. Su esposa, María Teresa González, es quien le presta atención al marketing y a las redes sociales. La cuenta en Instagram (@elatelierdeDina).
“Aquí todos somos venezolanos, y nuestra forma de trabajar como equipo, ha sido fundamental para que los clientes vuelvan. Además, destacamos la calidad de nuestros platos, desde la entrada hasta el café.”
Arepas y pepitos
En la carta del Dina se puede encontrar lo más tradicional de la comida criolla de Venezuela, desde las arepas, con diversos rellenos, pasando por el pabellón, las empanadas, los tequeños, la parrilla criolla y los pepitos. En Navidad, sirven las tradicionales hallacas, pan de jamón, ensalada de gallina, pernil de cerdo.
Giuseppe Salusti contó que unos clientes españoles habían oído hablar de las arepas, pero no las conocían y querían saborearlas, por eso le pidieron que les ofreciera este que es el plato tradicional de los venezolanos. Las arepas son bollos de harina de maíz precocida. La marca más famosa es Harina PAN de Empresas Polar. Con las arepas se desayuna en Venezuela, pero también se cena y se come, y pueden ser tanto acompañante como plato principal. Las arepas eran una potencia gastronómica en Venezuela: se ofrecen rellenas o sin relleno. Y la variedad de rellenos era casi infinita. Areperas se llama en Venezuela a los locales que las venden. Los inmigrantes gallegos y portugueses se hicieron expertos montando las llamadas areperas. Hoy este negocio ha perdido fuerza.
En Dina, explica Salusti, “nosotros teníamos los ingredientes, aunque era para comer nosotros. Sin embargo, hablé con los muchachos de la cocina, y con muy buena disposición sacaron aquellas arepas, que resultaron un impacto, al punto que al siguiente día llegaron los mismos clientes con otros amigos, a comer arepas, y así nos enrumbamos por ese camino culinario”.
En la carta del Dina se puede encontrar lo más tradicional de la comida criolla de Venezuela, desde las arepas, con diversos rellenos, pasando por el pabellón, las empanadas, los tequeños, la parrilla criolla y los pepitos. En Navidad, sirven las tradicionales hallacas, pan de jamón, ensalada de gallina, pernil de cerdo.
Salusti punta que “nuestro plato más solicitado es el sándwich de pepito, al estilo de Barquisimeto, compuesto por un pan calentado en la plancha, relleno de ternera, con tocineta picada, pollo y queso parmesano, con su salsa”.
Los proveedores han sido fundamentales para el buen desarrollo del restaurante, puesto que se pueden conseguir quesos muy parecidos a los venezolanos y las carnes, españolas (rubia gallega), permiten obtener platos de muy alta calidad.
“Nuestros clientes son, más o menos, un 20% de venezolanos que trabajan en la zona. El resto son españoles que vienen por el menú del día. Por las noches, hemos sabido llamar a los ‘guaros’ con nuestros tradicionales pepitos de Barquisimeto porque ese sabor especial conecta con la casa, con Venezuela”, dijo Salusti.
El comensal del Dina paga, en promedio, 20 euros por persona, incluyendo el postre. El menú diario (entrante, segundo, postre o café) es de 11,90 euros para el horario de la comida.
En el local es posible organizar eventos y comidas empresariales que se negocian con descuento dependiendo de la cantidad de comensales y los platos a servir.
En Dina Venezuelan Food & Grill pueden atender a 32 comensales a la vez y la capacidad de clientes puede alcanzar los 60 servicios diarios, mientras que en la cena baja un poco la asistencia. En Dina, Salusti genera empleo para seis personas, y otro tanto en el restaurant de comida asiática que funciona en el centro comercial Plenilunio.
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“Nuestro horario es de 12 del mediodía a 12 de la noche, aunque suelo llegar más temprano, como a las 10 de la mañana, para preparar y supervisar todo lo que se hace en la cocina y la sala. Hasta ahora servíamos desayunos, pero vamos a eliminar este servicio, porque no ha tenido buena acogida entre el público local. Nuestra primera comida es muy diferente a la costumbre española y hay varios bares en la misma calle que sirven ofertas y capitalizan la combinación de café y tostadas”, explicó.
Salusti confiesa que nunca pensó salir de Venezuela por problemas políticos o sociales, y como muchos, le gustaría poder regresar a un país que ofrezca oportunidades. Buena parte de su familia todavía está allá.