Juan Carlos Zapata (ALN).- El general Manuel Quevedo pasará a la historia como el hombre que enterró a PDVSA. Y lo hizo en tiempo récord. Petróleos de Venezuela ya estaba en crisis cuando Quevedo asumió la presidencia. Pero de él contará la historia que asumió la presidencia de la compañía cuando la producción estaba en 1,5 millones de barriles diarios, ¿y a cuánto la llevó? ¿En qué se transformó PDVSA?
Lo primero que hizo el general Manuel Quevedo al tomar la presidencia de Petróleos de Venezuela, PDVSA, fue mentir. Declaró en enero de 2018, en el programa de televisión que conduce José Vicente Rangel, exvicepresidente Ejecutivo de Hugo Chávez, que ya estaba recuperando la producción petrolera, que la había encontrado en 1,5 millones y la había llevado a 1,8 millones de barriles diarios. Este general lo dijo sin que le temblara un músculo de la cara. Como si levantar 300.000 barriles diarios en cuestión de semanas fuera un acto de magia.
Manuel Quevedo se comportaba como se comportan los militares. Como si su sola presencia uniformada basta para que la maquinaria se ponga en movimiento.
Esa mañana del programa, Quevedo fue más allá. Dijo que el plan era recuperar la producción en un millón de barriles diarios. Un plan que solo estaba en su cabeza. Que solo estaba en los discursos de Nicolás Maduro que cada cierto tiempo, desde 2017 y 2018 e inclusive hasta 2019 y este mismo 2020, repetía y viene repitiendo, que ahora sí, era el momento de rescatar la producción.
La realidad desmintió a Quevedo. Desde 2018 la producción acusó un descenso continuo. Y los peores pronósticos se cumplieron. En Venezuela apenas se produce 660.000 barriles diarios, y de ese total, solo 105.000 barriles diarios corresponden al esfuerzo propio de PDVSA, mientras que el resto a los contratos de servicios con otras compañías, y 448.000 barriles diarios a las llamadas empresas mixtas, que son asociaciones en las que participa PDVSA con multinacionales como Chevron, Rosneft, Repsol, y otras.
Sin Rosneft y sin Chevron la producción petrolera de Venezuela queda en casi nada
Pero Chevron ya no podrá producir más petróleo porque así se lo ha prohibido el gobierno de Donald Trump y Rosneft anunció hace un mes que liquidaba las operaciones en Venezuela, para evitar que las sanciones de los Estados Unidos le impactaran su negocio global.
Como las empresas mixtas en las que participan Chevron y Rosneft representan 262.000 barriles diarios de los 4448.000 barriles, significa que hay un riesgo de que también estos barriles se dejen de producir, ya que PDVSA no puede hacerlo, la PDVSA que deja atrás el general Quevedo no tiene gerencia, no tiene plan, y la gente que queda al frente, tampoco conoce el negocio petrolero, como él tampoco lo conocía. La gente que queda al frente es la misma que ha estado durante estos años, solo que en otros cargos, o desde otras posiciones.
Con Quevedo, PDVSA terminó de ser desmantelada. Con Quevedo, PDVSA dejó de producir gasolina. Con Quevedo se confirmó que el populismo militar es destructivo. Porque hasta en eso, Quevedo copió el discurso de Maduro, y el discurso de la dirigencia chavista. Al llegar a la empresa dijo que había un “paro silencioso” de gerentes, de trabajadores, de operadores, y propuso una línea de acción que involucraba a la “muchachada petrolera”, en referencia a una tal gerencia joven con la que iba a poner en marcha la recuperación. Por supuesto, ese populismo laboral no le funcionó, y cada mes la producción se le derrumbaba entre 40.000 y 50.000 barriles diarios.
Con Quevedo, PDVSA terminó de ser desmantelada. Con Quevedo, PDVSA dejó de producir gasolina. Con Quevedo se confirmó que el populismo militar es destructivo. Porque hasta en eso, Quevedo copió el discurso de Maduro, y el discurso de la dirigencia chavista.
Al país le dijo un día -y avalado en cadena nacional por Maduro- que en el Occidente de Venezuela se tenían localizados 13.435 pozos con capacidad de producir alrededor de 650.000 barriles diarios de crudo liviano. Y dijo que en Oriente se han identificado otros 9.500 pozos para sumar casi 700.000 barriles diarios. Así que el supuesto plan total conformaba un número de más 23.000 pozos con un potencial de 1.426.000 barriles diarios. Nada de esto prosperó. Pero Quevedo se lo creía. Y se lo creía Maduro, que escuchaba del general Quevedo denunciar a las mafias que habían controlado PDVSA durante años, y eso le gustaba a Maduro, que parecía más interesado en atacar a la gente que había dejado en la empresa el exZar de PDVSA, Rafael Ramírez, que levantar la producción. Quevedo le siguió la corriente a Maduro, y por allí también se le escapó el tiempo.
Más tarde, junto al Ejecutivo de Maduro pasó a la entrega del control de las operaciones mixtas a las multinacionales para que estas se encargaran de todo el proceso, desde la producción y hasta la comercialización y cobro de facturas.
Al final, Maduro declaró este año la emergencia petrolera. Nombró en febrero una junta de reestructuración, la cuarta en lo que lleva de presidencia, lo cual indicaba que el general Quevedo tenía los días contados. O como dijo en su momento el exZar de PDVSA, Rafael Ramírez, Quevedo ya está fuera y el único que no se ha dado cuenta es él. Este lunes se consumó el cambio de Quevedo. Y lo que deja atrás es una triste gestión. Solo números en negativo. En rojo, como el color que identifica al chavismo.
De las últimas cosas que se decían del general Quevedo, las reflejamos el 18 de febrero. Las informó un empresario que estuvo de visita en Caracas: “Es tanto el desorden que 16 buques cargados de petróleo no fueron pagados en 2019, y le endilgan este fiasco al presidente de Petróleos de Venezuela, PDVSA, general Manuel Quevedo, por haberle entregado esa operación a unos boliburgueses de maletín, y que Quevedo se excusa en que había que vender petróleo a como diera lugar, dada la emergencia impuesta por las sanciones. Por estas cosas del general Quevedo es que corre el rumor de que puede ser sustituido en la presidencia de PDVSA”. Y fue sustituido.