Daniel Gómez (ALN).- “Veo radicalizaciones. No polarizaciones”, dice el expresidente de Brasil Michel Temer al referirse a los estallidos en Chile, Bolivia, Hong Kong y Líbano. Lamenta que cuando surgen estos movimientos de protesta, nadie apuesta por el diálogo, sino que se quedan en posiciones extremas.
El expresidente de Brasil Michel Temer está sorprendido por la oleada de protestas que está agitando el mundo. Cita los casos de Chile, Bolivia y también los de Hong Kong y Líbano.
“Las protestas son algo mundial. Están los movimientos de Santiago de Chile, de Beirut, de La Paz… En Latinoamérica ocurre lo que se conoce como el rastrillo de pólvora. El descontento va pasando de un país a otro. En Chile vemos un gobierno excepcional como el de Sebastián Piñera, en el que con el aumento de unos céntimos del precio del metro surgió una rebelión extraordinaria”, explicó Temer este miércoles en un acto en la Casa de América de Madrid.
“Veo radicalizaciones. No polarizaciones”, agregó. “La radicalización se va arrastrando y generando problemas para los países. También en su relación internacional. Veo mucha gente gritando fuera imperialismo. Fuera socialismo. Pero nunca oigo a nadie decir vamos a dialogar”.
Añadió otro factor para entender estos movimientos: los desequilibrios sociales. “Hay mucha pobreza en América Latina. Pongo de ejemplo a mi país, Brasil, cuenta con un elevado número de pobres”.
Sobre Brasil también dijo que se ven síntomas de esa radicalización que ha afectado a Suramérica. Por un lado está el presidente, Jair Bolsonaro, representante de la derecha más radical. Y en el otro extremo aparece el exmandatario Lula da Silva, un hombre “con gran apoyo popular”, pero que salió de la cárcel con un discurso “poco dialogante” y “poco útil para el país”.
“Cuando yo asumí el gobierno tomé la apuesta del diálogo. Es casi un patrimonio mundial que lleva a la pacificación. Pudimos hacer una reforma del trabajo muy interesante”.
Luego expone su caso. El expresidente revindica que en su gobierno sí se dialogó. “El nuestro fue un gobierno semipresidencialista. Al Ejecutivo lo apoyó el Legislativo. Buscamos la pacificación a través del diálogo”.
Cabe recordar que Michel Temer llegó al poder tras el impeachment contra Dilma Rousseff, sucesora de Lula da Silva. Temer era vicepresidente de Rousseff, pero no del mismo partido.
“Cuando yo asumí el gobierno tomé la apuesta del diálogo. Es casi un patrimonio mundial que lleva a la pacificación. Pudimos hacer una reforma del trabajo muy interesante”.
El expresidente saca a relucir sus logros. Apunta que gracias al diálogo el país pudo salir de la crisis económica que padecía. “Cuando asumí el gobierno el PIB era negativo. Cuando dejé el gobierno era positivo y crecíamos sobre el 1%. Con la inflación pasó algo parecido. Era de más de dos dígitos. De más de 10%. Y la conseguimos reducir”.