Miguel Sebastian (ALN).- Desde 1957 hasta 1982, Francia mantuvo su peso relativo en la economía europea en torno a 18%. A partir de 1981 empieza el declive, hasta 1999, cuando esta pérdida de peso se frena. Sin embargo, con la Gran Recesión de 2008, la situación se vuelve a acentuar. Finalmente no hubo sorpresas y Emmanuel Macron se convertirá el próximo domingo 14 de mayo en el octavo Presidente de la V República Francesa (véase tabla adjunta) Se trata de una buena noticia para todos: para Francia, para la Unión Europea y para el mundo libre.
La semana pasada decíamos que el nuevo Presidente galo va a tener que hacer frente a dos reformas de calado en su propio país, además de liderar, o al menos contribuir, a las reformas que necesita Europa y el euro. Sus dos reformas domésticas son: (i) la del mercado de trabajo para reducir la tasa de paro estructural, en torno al 10%, y (ii) estabilizar la deuda pública, cuyo ratio se acerca al 100% del PIB, como consecuencia de tener Francia el segundo déficit público más elevado de la Unión Europea, sólo superado por España. Hablar, como dicen algunos, de “terminar con el austericidio” es absurdo, pues la actual política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) y la vigente política fiscal del Gobierno de Francia no pueden ser más expansivas.
Además de estas dos reformas, Macron, que ha frenado, al menos por ahora, el ascenso de una fuerza populista y antieuropea, debe hacer frente a un sentimiento nacionalista que recoge que “Francia ya no es lo que era”, que ha perdido parte de su tradicional “grandeur”, que habita en el imaginario colectivo francés desde la época de Napoleón.
¿Está justificado este sentimiento? En el Gráfico 1 presento, utilizando los datos recientes del Banco Mundial, la evolución del peso relativo de la economía francesa sobre el total de la Unión Europea, así como su tendencia.
Fuente: elaboración propia a partir de Banco Mundial.
Desde la creación de la Comunidad Europea en 1957, de la que acabamos de celebrar su 60º aniversario, y hasta 1982, Francia mantuvo su peso relativo en la economía europea en torno a un 18% del total. A partir de 1981, y coincidiendo con la llegada de François Mitterrand a la Presidencia de la República, empieza el declive, que continúa hasta la entrada en el euro en 1999, bajo la presidencia de Jacques Chirac, en la que esta pérdida de peso relativo se frena. Sin embargo, con la Gran Recesión de 2008 y, sobre todo, desde la crisis de deuda soberana de la zona euro, fundamentalmente de los países periféricos, la pérdida de peso relativo de Francia en Europa se vuelve a acentuar.
Francia tiene el segundo déficit público más elevado de la Unión Europea
Los motivos son claros. En la crisis de deuda soberana de 2010, Francia no sirvió de “refugio” para la inversión extranjera, como ocurrió con Alemania. Por el contrario, la economía gala se vio fuertemente golpeada por la crisis de sus vecinos del sur: Italia, España y Portugal, con los que mantiene una fuerte relación económica y comercial. Estos años de nuevo declive han coincidido con los últimos años de la presidencia de Nicolas Sarkozy, pero sobre todo con la presidencia de François Hollande, de quien el propio Macron fue asesor, primero, y posteriormente ministro de Economía. Puede no ser casual que el pésimo resultado del Partido Socialista Francés, que de ser la primera fuerza ha pasado a ser la quinta, guarde relación con la coincidencia de los mandatos de los dos presidentes socialistas (Mitterrand y Hollande) con este declive relativo de la economía francesa.
Evaluar el peso relativo de Francia dentro de la Unión Europea nos proporciona una visión parcial sobre esta pérdida de la grandeur de Francia. En el Gráfico 2 presento el peso relativo de la economía francesa en relación al total del PIB mundial.
Fuente: elaboración propia a partir de Banco Mundial.
Desde 1960 y hasta 1980, no sólo no hubo estancamiento, sino que Francia ganó peso en la economía mundial, al pasar de un 4,5% a un 5,5% del total. Esta ganancia se produce pese a la pérdida de las últimas colonias francesas en África, sobre todo Argelia. Sin embargo, a partir de 1980 comienza el declive, que con altibajos dura hasta el estallido de la crisis financiera global de 2008, y abarca las presidencias de Mitterrand, Chirac y Sarkozy. A partir de la crisis de la deuda soberana en la zona euro, la pérdida de peso relativo de Francia en el mundo se acelera bruscamente, coincidiendo con la presidencia de Hollande, y Francia apenas pesa en la actualidad un 3% de la economía mundial.
El lector puede preguntarse si detrás de estos gráficos no hay otra cosa que el menor peso de la población de Francia sobre el total europeo y mundial. Sin duda, esta variable demográfica juega un papel relevante en la evolución del peso relativo de las economías. La otra variable explicativa es la renta per capita relativa.
En el Gráfico 3 presento la renta per capita relativa de Francia frente al mundo (escala izquierda) y frente a la Unión Europea (escala derecha). En ambos casos se ponen en relación a la renta per capita mundial (que toma el valor 100) o la europea (que también toma valor 100).
Fuente: elaboración propia a partir de Banco Mundial.
El resultado es bastante sorprendente. La renta per capita de Francia fue 1,5 veces la renta per capita europea desde 1960 hasta 1980, es decir, alcanzó un 150%-160% del promedio europeo (véase la escala derecha) en esos años. Sin embargo, desde 1980, la renta per capita francesa crece menos que la de la Unión Europea y la renta relativa cae, hasta llegar a un 110% en la actualidad. Es decir, que en 2015, la renta per capita francesa es apenas un 10% superior a la media de la Unión Europea. Esto es, en parte, un éxito del proyecto europeo, pues recoge que ha habido una convergencia en renta per capita, al menos para el conjunto de los países de la Unión. Pero, desde la óptica francesa, se trata de una pérdida de posición relativa. Ya no son uno de los “vecinos ricos de Europa”, sino un vecino más.
Cuando repetimos el ejercicio para la renta per capita relativa de Francia en relación con el mundo, el declive no es tan claro. De hecho, tal y como indica la escala izquierda del Gráfico 3, la renta per capita francesa, que era tres veces la renta per capita mundial (índice 300%) en 1960, subió hasta el 500% en 1980. Con la llegada de Mitterrand se produce, en sus primeros años de presidencia, un fuerte retroceso y la renta per capita relativa francesa vuelve a situarse en el 375% del total mundial.
Miguel Sebastian fue ministro de Industria, Turismo y Comercio. Es economista y Profesor de la Universidad Complutense de Madrid
Sin embargo, y al contrario de lo que ocurre con la renta relativa a la media europea, la renta per capita francesa en relación a la del mundo vuelve a crecer, y recupera el 500% en 1995, el último año de Mitterrand. Es con Chirac con quien vuelve el declive y la renta per capita relativa sufre un bache, hasta alcanzar el 400% del promedio mundial con la llegada del euro. Desde entonces, la renta per capita relativa francesa recuperó inicialmente posiciones, hasta volver al 485% en 2008, antes de la Gran Recesión. Desde ese año, la renta per capita francesa, en relación con el promedio mundial, ha caído bruscamente y se sitúa en la actualidad en el 359%, el porcentaje más bajo desde 1967. ¿Se trata de una nueva oscilación cíclica y se volverá a recuperar como en el pasado? ¿O seguirá la tendencia secular de la renta per capita relativa a la media europea? El éxito de las reformas de Macron, si consigue llevarlas a cabo, será revertir o, al menos, frenar este declive de la grandeur francesa. Y frenar así el crecimiento sentimiento nacionalista y antieuropeo. Le deseamos buena suerte.
Evolución del peso del PIB y de la renta per cápita en Francia